10 consejos para salir de una crisis política

Por Oswaldo Ríos Medrano

Si es usted un político desesperado porque una crisis lo alcanzó y no sabe qué hacer para superar el desastre que pone en riesgo su proyecto político, ¡pare de sufrir y ya no se preocupe!

Como un servicio social de su columna de cabecera ASTROLABIO, estos son los 10 consejos que debe seguir para superar el entuerto y darle felizmente vuelta a la página.

  1. Recuerde que las crisis de medios siempre son el síntoma y no la causa de una crisis política. Negar la realidad solo va a provocar que se hunda como en arenas movedizas. Ilustremos lo anterior con un sencillo ejemplo: supongamos que a usted le sacan un reportaje de unos 12 minutos en el canal de televisión más visto en todo el país, en el horario de mayor audiencia y en el que lo acusan de intransigente, opaco, represivo, deshonesto, demagogo, populista, y un largo etcétera. Recuerde, antes de ocuparse de la respuesta mediática, piense en las acciones políticas. ¿Qué va a hacer para atender los señalamientos? El problema no es que la publiquen, el problema es la realidad.
  2. No conteste visceralmente, ni personalice las críticas. Piense que los cuestionamientos sobre su actuación pública son inherentes a la responsabilidad que ejerce y una condición derivada del sueldo que le paga la ciudadanía. Nadie lo critica por razones personales, si no fuera político y estuviera encerrado en su casa, nadie se ocuparía de usted.
  3. Evite descalificar a los medios y a los periodistas que lo cuestionan, lo hacen ver como intolerante y tanta hipersensibilidad implica una aceptación de las imputaciones que le hacen.
  4. Huya de los autoelogios y las frases melodramáticas para defenderse, recuerde que documento mata verbo. Si tiene las pruebas de que usted usa el erario con transparencia, de que en su gobierno disminuyó la violencia, de que no pide credenciales de elector para dar dádivas sociales o de que usted vive en la medianía juarista, exhíbalas sin demora, ni compasión. Sus críticos quedarán como mentirosos y usted como un prócer injustamente atacado.
  5. Si de lo que lo acusan es de intolerante, haga gala de serenidad y convicción democrática y no incurra en un comportamiento violento o en expresiones agresivas. Decir, por ejemplo, “me tienen hasta la madre”, ni pensarlo, ni pensarlo.
  6. Elija los mejores voceros. Si le va a pedir a otros actores que argumenten públicamente en pro de su persona, decídase por los de mayor prestigio moral, intelectual, político y social. Jamás acceda a que personajes con peor imagen que la suya hablen por usted y menos de manera oficiosa. Estos personeros generalmente lo que buscan es alimentar su propio protagonismo y demostrar que sin ellos, usted no es nadie.
  7. Seleccione los medios más prestigiados para responder. No utilice espacios desprestigiados para contestar, porque de esa manera subraya la percepción de derrota mediática. Es decir, si usted sostiene que los medios que lo acusan no tienen credibilidad, responda en aquellos a los que esa cualidad les sobre. Si no tiene a la mano esa posibilidad, al menos procure responder en los que cuenten con la misma capacidad de audiencia y penetración que los medios que lo increparon. Si eso es imposible, regrese al consejo número uno.
  8. Si va a contestar con un comunicado, recuerde las fórmulas convencionales: que no reitere en boca propia los señalamientos que se le hacen; que sea argumentativo y no adjetivado; que sea asertivo y no autovictimizado; que sea breve; que sea claro; y que sea elocuente. Si no reúne esas características, todo lo que ahí diga tendrá el efecto contrario del que pretenda.
  9. Evite la guerra de lodo desde un supuesto anonimato. La crisis lo ha colocado en una vitrina de cristal que hace obvia la autoría de los ataques y ratifica que lo que se dice de usted es cierto.
  10. Su aliado más valioso es el tiempo porque más tarde o más temprano, todas las crisis pasan. Con una excepción: las que tienen como origen la soberbia, esas aniquilan. En política, la soberbia es el peor defecto porque no genera anticuerpos para prevenir nuevas y más devastadoras crisis. Así que, si su crisis no tiene ese signo, ¡para qué se preocupa! Y si sí lo tiene, ¡para qué se preocupa!  

Posdata. Si estos consejos llegaron tarde y ya había hecho todo lo contrario de lo que aquí se recomendó. ¡Tampoco se preocupe! Cierre esta página de inmediato y haga de cuenta que usted nunca me leyó.

LAPSUS

  • (Pero, ¿jugaron golf?). Sí, sí, después de haber trabajado, jugamos un rato, reitero, y después volvimos a trabajar. Creo que el presidente tiene derecho a tener ratos donde pueda hacer lo que a él le gusta”.

 

 

Golfista con cargo al erario y senador priísta (también con cargo al erario) Emilio Gamboa Patrón admitiendo que utilizó un helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana para acudir con el esposo de la Gaviota a jugar el aristocrático deporte al que son tan afectos los políticos mexicanos más mamertos. Más allá de las exquisitas aficiones del par de golfos, lo increíble es que Gamboa justificó el mal uso de los bienes del Estado porque debía ser informado de la “renuncia del procurador Raúl Cervantes”, como si no hubiera WhatsApp, Twitter, Facebook, llamada, mensaje de texto, mail, o en última instancia el software espía Pegasus, al que es tan afecto el gobierno federal, todo sea por sangrar al pueblo (otro deporte predilecto de la clase política mexicana). También es menester aclarar que cuando el senador dice que él y “el señor presidente”, “trabajaron y luego volvieron a trabajar”, se refiere a la intensa labor de arrellanar el culo (o posaderas como le gusta llamarlo a los golfistas), en un asiento de piel finamente curtida, fumar un puro y degustar un whisky on the rocks, mientras viéndose a los ojos dicen cosas tan políticas como: “presidente, ¿me deja cargarle el palo?”. “Mi hoyo es su hoyo, licenciado”. “¿Le detengo las pelotas, señor?”. Y así, hasta que se aprueba el presupuesto o se elige el dedo que va a elegir al candidato del PRI.

  • “Primero a cualquier cosa que ocurra hoy en día, es por la corrupción. Si, casi, casi, si hay un choque aquí en la esquina. ¡Ah, fue la corrupción! Algo pasó en el semáforo. ¿Quién compró el semáforo que no funcionaba? Eeehhh, hemos tenido los ejemplos de los socavones, pues a ver, pasan en todas partes del mundo”.

Premio Nobel en Corruptología y presidente de la República Enrique Peña Nieto disertando doctamente sobre la obsesión mexicana de culpar injustamente a los políticos de cualquier vicisitud, accidente, fenómeno meteorológico o evento fortuito que les acontece. ¡Gracias por clarificar conceptos señor presidente! Hacía falta que alguien pusiera a los mal pensados en su lugar. Que uno camine y de repente se encuentre algo en el piso, por ejemplo, una casa blanca, ¡es perfectamente normal! Simple buena suerte. ¿Cómo un funcionario termina poseyendo aviones privados, Ferraris o Rolex de a millón? Sencillo, con el honesto sudor de sus posaderas (como dirían los golfistas) y vendiendo hot dogs por las noches. ¿Por qué se hacen socavones en obras a tres meses de su inauguración? Por la maldita epidemia de socavonitis que azota al planeta y nunca por las transas entre constructores y políticos pide-moches. ¡Ah, chingao! Entonces, si no es la corrupción, ¿por qué cada tres años los puestos políticos más importantes se disputan como si se tratara de una guerra? Ah, pues es que este es el país de los milagros y tenemos la fortuna de que nos sobran patriotas y nos faltan pendejos. ¡La corrupción está en la mente!   

  • “También es cierto, que, a lo mejor, sin querer, una mala decisión del presidente, sí puede llevar a México, perdón que lo diga, a que se joda”.

Enrique Peña Nieto primer jodón del país, teniendo un lúcido momento de introspección y dando sincera respuesta a esa pregunta que quita el sueño a periodistas, intelectuales, ciudadanos y golfistas a lo largo y ancho de todo el territorio nacional: ¿Cómo le hizo este cabrón para joder a México de esta manera? Pues de la única manera que lo podría hacer un sujeto que como presidente es un estupendo humorista: ¡Fue sin querer queriendo!

Twitter: @OSWALDORIOSM

Mail: oswaldo_rios@yahoo.com

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