Ahora, enfocarse a resultados

Por Victoriano Martínez

La vida sigue y, desafortunadamente en el territorio potosino, los abrazos, felicitaciones y palabras de aliento intercambiados en las ceremonias de renovación de autoridades en los 58 municipios del estado no alcanzan para modificar la sensación de inseguridad.

Así como la seguridad pública no se consigue por decreto, tampoco la renovación de autoridades es una solución mágica para los problemas que la situación generalizada representa.

El cambio de autoridades abre esperanzas, ese ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea, pero no deja de ser algo que solo potencialmente podría ocurrir.

Tal vez por eso la terca realidad se hace presente como recordatorio de que la euforia de los cambios no es más que un esperanza renovada sobre lo que lo más pronto posible se tiene que comenzar a trabajar.

Las señales caen con formas de estadística, pero también con expresiones de desesperación.

Este martes 2 de octubre, padres de familia de un jardín de niños de la colonia San Antonio de Soledad de Graciano Sánchez bloquearon la avenida Valentín Amador por la inseguridad.

Tres robos al plantel en los últimos cinco días son más que suficientes como indicadores de una alerta, por el riesgo que la impunidad de tales actos pronto se convierta en un peligro para los 217 menores que acuden a ese plantel.

La protesta va más allá de la frecuencia tan corta entre un robo y otro, sino que los delincuentes provocan destrozos y la autoridad reacciona de forma negligente y sin tomar medidas para evitar nuevos atracos.

La semilla de la impunidad que abre paso a un incremento en la criminalidad.

Una semilla que también puede ser la explicación de que, según las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los feminicidios en el país se hayan incrementado de 26 en julio de 2015 a 79 en julio de 2018.

Hoy se mata a tres veces más mujeres por su condición de género que hace tres años.

El estado de San Luis Potosí aporta una cuota alta: ocupa el décimo lugar de feminicidios con 19 en lo que va de 2018, con cuatro municipios entre los primeros 100 en los que se registran este tipo de delitos.

La ciudad de San Luis Potosí aparece en el lugar 12, Ríoverde en el 43, Soledad de Graciano Sánchez en el 44 y Matlapa en el 85.

Desde el 21 de junio de 2017, se declaró la alerta de género en los municipios de San Luis Potosí, Matehuala, Ciudad Valles, Soledad de Graciano Sánchez, Tamuín y Tamazunchale.

Y la violencia contra las mujeres no cede… se incrementa. En ocho meses 42 mujeres han sido asesinadas en el Estado y, de éstas, 19 han muerto sólo porque eran mujeres.

Estadísticas que, unidas a la desesperación de padres de familia que ven el plantel educativo transformarse en un riesgo para sus hijos, son sólo uno de tantos recordatorios para quienes acaban de asumir cargos que no sólo deben encontrar contribuir a las soluciones de la inseguridad.

Servicios municipales, infraestructura urbana y demás obligaciones que las autoridades más cercanas a la comunidad deben atender tienen en las inquietudes ciudadanas por la inseguridad el más destacado recordatorio de que la euforia del cambio debe quedar atrás rápidamente… para enfocarse en los resultados que tanta falta hacen.

 

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