CAJA NEGRA

Ellos son muy malos y yo muy requete bueno

 

 

Nada cambia, la historia se repite, la misma deplorable y trillada historia. Los que dejaron los cargos eran unos abusivos y corruptos, mientras que los nuevos funcionarios son blancas palomas.

Sucede en San Luis Potosí y en cualquier estado de la república pasando por la más modesta y hasta la más rica de las presidencias municipales. El Bronco dijo desde el primer momento en que se convirtió en gobernador de Nuevo León que Rodrigo Medida dejo una deuda de cien mil millones de pesos y calificó a los priístas de ladrones.

En la ciudad de México, los jefes delegacionales electos por MORENA denunciaron saqueo de oficinas públicos y el robo de computadoras y hasta de sillas.

En la capital potosina, las nuevas autoridades municipales denunciaron el hallazgo de cientos de aviadores, una deuda de más de mil millones de pesos y adeudos con proveedores por 300 millones de pesos y un enorme listado de obras inconclusas.

Den todos los casos, locales o nacionales, se afirma que no habrá impunidad, que se hará justicia y que se actuará conforme a la ley con el famoso “caiga quien caiga”.

Nada para sorprenderse porque resulta que esa es la historia de siempre, pero siempre que hay cambio de partido en el gobierno. Cuando Gilberto Villafuerte tomó posesión del ayuntamiento de Soledad de Graciano Sánchez no denunció una sola irregularidad, puesto que él formó parte del gobierno y fue empleado del ex alcalde, hoy preso, Ricardo Gallardo.

Igual, Juan Manuel Carreras López no se atrevió a decir nada malo del gobierno saliente de Fernando Toranzo puesto que son del mismo PRI y Toranzo fue jefe de Carreras. En ambos casos, el de Soledad y el Estado, se recibió todo en orden, pulcramente en orden.

Es decir, las denuncias que ahora llenan espacios de noticias nacionales y locales sobre la deplorable condición en que los nuevos funcionarios reciben a las instituciones, no son otra cosa sino el inicio de la misma historia que se repetirá dentro de tres y de seis años respectivamente.

Estamos frente a un sistema de complicidades casi perfecto, puesto que se denuncia públicamente y luego ante instancias judiciales y nunca pasa nada, aunque en la mayor parte de los casos, todo se queda en declaraciones a la prensa con el ánimo de ganarse el favor de la opinión pública.

El ayuntamiento capitalino amenaza con despedir a 300 trabajadores y luego irá por mil, pero en el fondo no se trata de adelgazar la nómina sino de hacer cupo a los amigos, a los compadres, a los camaradas del partido.

Es idéntico a lo que hace el nuevo secretario de Seguridad, Arturo Gutiérrez que llegó acompañado de la horda extranjera y tenía que acomodarlos en puestos que a otros les quitó. Cuando el ayuntamiento capitalino haya liquidado a mil 300 trabajadores, religiosamente contratará uno a uno a otros mil 300 que llegaran con el sello de gallardistas.

Todo es un gran acto de simulación, un ejercicio de teatralidad descarado y parece que la ciudadanía y la propia prensa se lo creen a pie juntillas.

Recordemos: Mario García en su discurso de toma de posesión hace tres años, dijo que recibía un gobierno quebrado financieramente, con aviadores, con una nómina obesa y en caos. Eso fue lo que le dejo Victoria Labastida y es lo mismo que el ex rector le deja a Gallardo y será lo mismo que éste le deje a su sucesor, aunque con la salvedad de que si es del mismo partido, la historia más bien será de progreso y honestidad.

Hay ocasiones en que la política y la administración pública verdaderamente provocan asco.

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