Caja Negra: Diputados se pasarán a los ciudadanos por el arco de metal

Por Antonio González Vázquez

Los diputados se deben sentir tan odiados y despreciados por la comunidad, que no descartan un atentado en su contra. Puede ser que los diputados hayan llegado a sentir ya tal desprecio de la gente, que han de pensar que de un momento a otro alguien intentará hacerles daño.

Como es natural los diputados no pueden vivir así, no pueden vivir con el Jesús en la boca. Y deben tener razón porque sus vidas han de valer su peso en oro, lo que obliga a hacer lo que sea indispensable para garantizar su labor legislativa.

Por esa razón, los diputados han decidido (sabiamente) tomar muy en serio el hecho de que su imagen está por los suelos y que por tanto, cualquiera se atrevería a lanzarles un tomate (mejor no porque están muy caros), una piedra o como dirían los clásicos de la nota roja, un objeto contundente o uno punzo cortante.

No está de más ser precavidos, debieron pensar (de nuevo, sabia y concienzudamente) los diputados y por tanto, en asamblea plenaria de la Junta de Coordinación Política se acordó (de nuevo, sabia e inteligentemente) la adquisición de arcos detectores de metales para ser instalados en las entrada de las oficinas legislativas de Jardín Hidalgo y Vallejo.

Los diputados, sin duda alguna, al sentir el repudio de la gente, el desprecio social y el hastío ciudadano, no han dudado en pensar que no faltaría alguien que intente un acto de tintes terroristas, como puede ser la colocación de una bomba o que alguien ingrese con una AKA 47 y dispare en alguna sesión del pleno.

En razón de ello, hace unas semanas, para ser más precisos el día 29 de mayo, los diputados dieron un pago a manera de anticipo por la cantidad de 129 mil 456 pesos y 40 centavos para “la adquisición de 2 arcos detectores de metal y 2 detectores de metales portátil para área de acceso de entrada principal del edificio de Vallejo y el de Jardín Hidalgo”.

El paso se hizo a la empresa SEGMAN S. A, de C. V.

Los diputados deben sentir pavor ante la repulsa social y hasta se la han de pesar en ascuas ante la posibilidad de que un comando irrumpa en el Congreso y los acribille. Por eso, (con justa razón) en breve, cualquiera que ingrese a los aposentos legislativos será revisado cual presunto delincuente; no vaya a ser que lleven armas y amenacen contra la valiosísima y apreciada vida de alguno de los 27 diputados.

Ni dios lo quiera y que los guarde muy sanos y saludables, que también se reelijan y nos duren  muchos, muchos, pero muchos años.

 

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