Caja Negra: Gallardo y García, unidos por el escándalo Panavi

Por Antonio González Vázquez

Ayer coincidieron en el Centro Cultural Bicentenario de la UASLP, el ex alcalde Mario García y el alcalde Ricardo Gallardo. Estuvieron muy cerca entre sí, pero no se voltearon a ver. Gallardo y García son actores principalísimos del sospechoso tema de Panavi y el alumbrado público.

García firmó el contrato hace dos años por mil 300 millones de pesos y Gallardo lo modifica para aumentar su monto a mil 520 millones de pesos. Si con García el caso olía a corrupción, ahora se puede decir que el hedor ya no se puede ocultar.

En la ceremonia del informe del rector de la UASLP, el rector Villar Rubio se desvivió en atenciones para el alcalde y de hecho a la conclusión del evento, lo acompañó a la salida como si fuese edecán, mientras que el trato a García fue el que se da aun ex rector más caído en desgracia.

De no ser por algunos funcionarios y priísta, García se la hubiera pasado solo, pocos se le acercaban mientras que Gallardo llegó y se marchó seguido de su extensa cohorte de oficiosos colaboradores.

Ambos hicieron esgrima ante la prensa y evadieron cuanto pudieron el tema Panavi tan salpicado de suspicacia respecto de probables actos de soborno para sacar adelante la modificación al contrato en el Congreso del Estado.

Cerca el uno del otro, no se atrevieron a decirse lo que realmente piensan el uno del otro, pero tal vez la única certeza es que García prácticamente está solo y sin nadie que lo arrope y Gallardo tiene todo para hacer de él trizas.

De hecho, se ha comentado extraoficialmente que en unos cuantos días la Contraloría Municipal presentará formal denuncia contra el ex alcalde García. Al respecto, Gallardo hizo gala en el difícil arte de no decir nada y con ello, decir mucho: yo no soy el que presenta las denuncias, eso le corresponde a la Contraloría, dijo.

Entre tanto, García no pudo ocultar su nerviosismo, parece cargar con una enorme presión porque sabe que pronto necesitará de los servicios de algún buen abogado. En su talante se le nota que no anda en sus mejores días y que seguramente construye escenarios trágicos por necesidad.

Por eso huye y no habla.

El tema de las lámparas se calienta cada vez más y los diputados continúan aplazando su resolución. No se animan a decirle que no a Gallardo, por algo ha de ser.

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