Por Antonio González Vázquez
Octubre fue el año más violento en todo el país y también en San Luis Potosí. El mes más violento en los últimos veinte años en la nación. Con 74, octubre fue es el mes con más ejecutados en San Luis Potosí durante la administración de Juan Manuel Carreras López.
El fracaso de la estrategia de combate contra la delincuencia en la nación es evidente. Los resultados han sido adversos y la sociedad es la que está pagando las consecuencias de la alta incompetencia de los aparatos de seguridad de los gobiernos federal, estatal y municipal.
En solo diez meses, en San Luis Potosí sumaron 615 homicidios, 115 más que en todo el año pasado.
No debería ser pretexto, pero a nivel nacional la masacre alcanzó dos mil 371 homicidios en octubre; durante el año van 20 mil 878 ejecutados.
Lo que ocurre en San Luis Potosí es lo mismo que pasa en toda la república: no hay ya un lugar donde vivir tranquilos.
En la actual administración de Carreras hay hasta octubre Un mil 225 víctimas de homicidio. Es el infierno. Las cosas van de mal en peor y la criminalidad y los homicidios se siguen concentrando mayoritariamente en San Luis Potosí y Soledad de Graciano Sánchez.
Eso, por supuesto, tiene sin cuidado a los ediles Ricardo Gallardo y Gilberto Hernández.
De hecho, resulta evidente que la sociedad está indefensa frente a una delincuencia cada vez más activa y robusta.
Los alcaldes de todo el estado son tan responsables como el gobernador. Es por ellos que los ciudadanos vivimos en la incertidumbre y el miedo.
No es posible saber hasta dónde alcanzará la dinámica de la violencia, pero lo cierto es que va al alza mientras que las autoridades yerran sin encontrar una solución. Su obligación es dar seguridad a los potosinos y nadie está cumpliendo.
