Caja Negra: Quietos perros, tengo novio

Por Antonio González Vázquez

Una joven se sumó a una protesta pública porque la inseguridad abruma a todos en San Luis Potosí. En su cachucha en colores blanco y rosa había una frase tan contundente como ilustrativa de éstos días de miedo: “Quietos perros, tengo novio”.

Ayer, un grupo de ciudadanos marcharon en exigencia de que mejoren las condiciones de seguridad pública. La gente quiere vivir en paz y tranquilidad, pero eso parece no ser posible.

Actualmente se viven los momentos más violentos en una década. En el estado nunca había habido tantos muertos como ahora. En la capital y Soledad tampoco había habido tanta muerte como la hay ahora.

Entre quienes marcharon ayer hacia la casa de gobernadores, se exhibieron cartulinas y pancartas con frases que en realidad reflejan el pensamiento de buena parte de la sociedad.

Ya no hay donde poner más homicidios, feminicidios, secuestros, extorsiones, y robos.

Algunas frases decían esto:

Es tiempo de que todos los potosinos caminemos tranquilos.

No más impunidad, no más víctimas.

Queremos Seguridad en San Luis, queremos seguridad en Soledad de Graciano Sánchez.

Ni una más en los panteones, ni una menos en nuestras casas.

Quietos perros, tengo novio.

Policía, cuida a los ciudadanos como cuidas a tu familia.

Fiscalía para las víctimas, no para los delincuentes.

Basta de corrupción.

No a la militarización del país.

La ciudadanía exige. Podrán ser pocos o muchos, pero su exigencia es natural y comprensible ante la sordera e indiferencia de sus autoridades.

El alcalde de la ciudad, Ricardo Gallardo Juárez solo piensa en su futuro político y económico; la inseguridad no está en su pensamiento, no le preocupa. Lo que le ocupa es la reelección.

El gobernador Juan Manuel Carreras López hace como que hace algo aunque está a la vista que en realidad no hace nada.

Mientras, que los ciudadanos sientan miedo, que sientan terror porque las atrocidades van en aumento. Los criminales no tienen medida en su maldad, si no ahí está el caso del hombre descuartizado y luego compactado en bloques de concreto.

No se trata de un hecho propio de la prensa morbosa y amarillista, es verdad, es la realidad de nuestros días.

Estaba por llegar la medianoche del día 16 de febrero, unos paisanos se encontraron en un lote baldío de la calle Flamenco y Tucán de la colonia Piquito de Oro en Soledad de Graciano Sánchez, los tres bloques de concreto que al observarlos, vieron que escurrían sangre, lo cual les pareció increíble así que llamaron a la policía. Los de la Ministerial se llevaron los bloques y en el Servicio Médico legal comprobaron que se trataba de los restos de un hombre.

Ante sucesos tan bestiales, se esperaría que hubiese muchas marchas y protestas, pero desafortunadamente la indiferencia del gobierno ya contagió también a la sociedad.

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