Capital Política: Campañas de Belém

Por Octavio César Mendoza Gómez

La bizarría del mexicano es un vasto territorio que han explorado personajes como Alfonso Reyes, Octavio Paz, José Vasconcelos y Carlos Monsiváis, por citar sólo algunos, y otros tantos de origen diverso que siguen sin hallar fondo de la misma. En el país de la muerte, ésta se llora y se celebra con el mismo entusiasmo con el que se anuncia una boda o el nacimiento de un hijo. Aquí el tiempo no envejece, porque el tiempo es un espejo de la eternidad donde contemplamos nuestro rostro apenas por un instante.

México es el país que admite lo diferente para asimilarlo como propio y ramificarlo como parte de su naturaleza. Los multiculturalismos, como injertos de otras especies, clases y familias, producen los frutos y las floraciones de nuestra idiosincrasia. “El mexicano es un crisol donde se funden todas las culturas del mundo”, Aby San Rod dixit; y en su permanente transformación de materialismos históricos, el mexicano produce bienes  culturales únicos por la complejidad de su significado y la profundidad de su belleza.

Así como del mestizaje cultural del Sanctorum católico europeo y la adoración de los muertos prehispánica nace el Xantolo “moderno”, y así como de la mixturización del Alebrije y el Día de Muertos planteada por la lacrimógena pero bellísima película de Pixar “Coco” surgirá una nueva tradición mexicana, e incluso como en el modo en que las comidas del mundo se mexicanizan con los sazones y especias de este bizarro país, así la política se convierte en tradición y representación de la tragicomedia nacional.

Por ello no es raro que el día de la Virgen de Guadalupe se registre el candidato de MORENA a la Presidencia de la República, o que la alianza partidista Por México al Frente haya alineado sus precampañas con el inicio de las Posadas –aunque Ricardo Anaya sea el bateador designado para romper la piñata-, y que el Candedazo artificial se haya quedado más frío que una taza de ponche a la intemperie del tercer lugar en las encuestas. La política se mezcla con la devoción, y repican las Campañas de Belém.

Y en el ombligo de nuestro amado y a veces odiado San Luis Potosí, ya empezaron a tronar los cuetes. En mi anterior entrega mencioné algo que para la mayor parte de los opinólogos locales se antojaba improbable: que el PRD tendría Senadora por San Luis Potosí, al igual que el PRI –lo cual falta por confirmar-, y que el PAN tendría a un varón como Senador. En cualquier caso mencioné que, por primera vez, San Luis Potosí tendría tres representantes senatoriales de tres distintos signos partidistas. Factum est.

Las cartas se siguen barajando y al menos una de ellas se ha descartado del rejuego frentista local, pues no es posible que un As añil le haga campaña a una Reina ocre, aunque de amarillo se vista. Será por ello que la carta azul ha aclarado su divisa; y su oportunidad fue correctamente señalada en la anterior columnata de un servidor cuando en trance mencionaba se trataba de un joven cuya Hoja de Ruta ya tiene en manos y consiste en tres pasos, como dicta el canon de la démocratie de style Macron.

Y no se trata de hacerle al Nostradamus –en realidad ya todo está escrito y sólo hace falta descifrarlo-, sino de ponerse a ver cuáles son los intereses superiores de cada bando, de cada personaje y de cada grupo. Por ejemplo: he escuchado mencionar tres veces un nombre cuya visión ingenieril lo hace idóneo para coordinar los mandatos del titular del Poder Ejecutivo en el Congreso Local, pues las tres voces coinciden en el hecho de que es urgente recuperar la dignidad del Legislativo.

La mano que mece la cuna de la burocracia estatal es, también, la del hombre fuerte de su jefe, y nadie tiene duda de su capacidad, su experiencia y su integridad; así como nadie duda que, del lado del PAN, urge renovar cuadros y replantear candidaturas, ya que de tanto cuete cebado y cartucho quemado –a pesar de su juventud- están haciendo de la fiesta del 2018 un funeral, lo que no conviene al equipo de Ricardo Anaya si su deseo es alcanzar los 800 mil votos que Por México al Frente espera cosechar en tierras potosinas.

En el PAN se necesitan jóvenes, pero que sean decentes; decentes, pero con dignidad; dignos, pero no débiles; fuertes, pero no vengativos. Del PAN depende poner al niño del 2018 en la cuna, o quedarse como el diablito en la pastorela, quemado en su propio infierno de ambiciones personales (y eso que ya se acabaron sus ideólogos, dicen). En el PRI y el PRD, por el hecho de ser y ejercer el poder, la situación de selección de perfiles pasa más por la capacidad de ordenar las piezas, pues los reacios saben que la indisciplina paga.

De igual forma, los códigos éticos deben volver a ser parte de las propuestas partidistas, pues todo discurso emitido por personajes de dudosa honorabilidad propiciará la derrota electoral. Qué bueno que llegan, con el fin de año, el fin de las clases políticas tradicionales. Quiérase o no, el PAN necesita desintoxicarse de antagonismos históricos y el PRI deshacerse de candidaturas tóxicas de tanto repetirse. Falta ver si el PRD, al menos en San Luis Potosí, va por el relevo o se queda en el primitivismo faccioso.

Los ciudadanos, no los gobernantes, son los que están hasta la madre de las estructuras corporativistas de distinto signo ideológico enquistadas en el poder, y las cuales urge remover cuando se ratifique la voluntad popular de cambio a nivel nacional. Ojalá que la vocación y la convicción democráticas de los mexicanos, de los potosinos y de la nueva clase política en emergencia, constituyan los regalos de Navidad que le solicitará el respetable votante a Santa Claus para este 2018.

Con más de cuatro siglos de edad, y con tantos héroes nacionales y locales sacrificados, con tanta historia cultural, natural, estética, creativa, política, cívica, tras diez generaciones de progreso filosófico, artístico, científico e industrial, y después de miles de toneladas métricas de productividad e ingenio, los mexicanos y los potosinos ameritamos contar con gobiernos y gobernantes de alta estatura moral, intelectual, espiritual y humana; así que ¡Feliz Navidad y feliz 2018, potosinas y potosinos!

Y no me jodan con que no se puede.

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