Cuba, eternidad rebelde

Oswaldo Ríos Medrano

Habana, “Año de la Agricultura”. Fidel:
Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos.
/ Habana, año de la unción del primer presidente que no se apellida Castro. Ya no está Fidel. Realizo este viaje 20 años tarde, debí hacerlo a los 20, pero no importa, en Cuba el tiempo está detenido. La isla sigue flotando en un mar de eternidad.

Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria. / Soy por primera vez, extranjero. Esta vez fuera de México. La llegada al aeropuerto es literalmente un viaje al pasado. La penumbra de los salones y la apariencia de sus policías le da a toda la escena un tono macilento y anacrónico. Arribo del eterno retorno, aquí la llegada es la nostalgia del futuro.

Hoy todo tiene un tono menos dramático, porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución Cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo que ya es mío. / “Fidel siempre vivirá en nosotros”, dice la primera consigna pintada en las paredes. Es necesario decir, que la cubana, es una revolución institucionalizada, por eso el grafiti es propaganda gubernamental.

Hago formal renuncia de mis cargos en la dirección del partido, de mi puesto de ministro, de mi grado de comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, solo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos. / Es verdad. Los lazos que puede construir quien viene a Cuba no se pueden romper porque son inolvidables. Pero la teoría del hombre nuevo ya no es un canon de ortodoxia sino un canto de renovación. Aquí el hombre nuevo es el que no se resigna. La revolución se sostiene, pero le arrebata al pueblo la alegría.

Haciendo un recuento de mi vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario. Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente claridad tus cualidades de conductor y de revolucionario. / Se reconoce el inventario de virtudes morales de los revolucionarios y la santísima trinidad (Fidel-Ernesto-Camilo) sigue teniendo devotos, pero la nueva ética de la revolución es un estado de necesidad. La gran pregunta que siempre flota en el ambiente es: ¿Para qué? El gobierno es un poder omnipresente, aquí la autoridad preside, pero no reside. La eficacia y los excesos de una autoridad que no se ve y solo se siente.

He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la crisis del Caribe. Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios. / Dominio extranjero, turismo sexual, inversión extranjera en sectores estratégicos y paupérrimo poder adquisitivo del pueblo cubano, esas eran (¿eran?) las condiciones de vida del pueblo cubano, cuando dominaba solaz el dictador Batista. Ahora las expectativas de cambio armado no existen, el comercio ilegal de armas es imposible, tampoco hay delincuencia. En cualquier caso, la carrera de ladrón (fuera del gobierno), tendría muy poco futuro aquí, las familias tienen muy poco que les pueda ser arrebatado. Cuando la música se apaga y la gente deja la bachata insaciable con que olvida sus penas aparece ese rostro que vi tantas veces. Trabajar duro y terminar con la mirada perdida mirando la nada y preguntando en silencio, otra vez: ¿Para qué?

Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos. Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y de dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos… y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. / Reconozcámoslo, muy pocos de los que vienen, rastrean la pista de un movimiento armado, casi místico que, con un puñado de hombres edificó un Estado. La inmensa mayoría solo viene con una agenda hedonista en la maleta. La simpatía de la mayoría de los extranjeros tiene una venia turística y está emparentada con la conmiseración que es hija bastarda de la caridad. ¡Qué lindo es Cuba dicen, qué buena es su gente exclaman! Y sí, es verdad, más las palabras se dicen desde fuera. Cuba es un sueño de 7 días y una pesadilla para toda la vida.

En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes: luchar contra el imperialismo donde quiera que esté, esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura.

Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. / No hay prensa. No hay debate. No hay oposición. No hay derecho de decir que no. Los que vienen encuentran remanso en la unanimidad de la rumba, pero no hay bullanga que dure para siempre. Los mexicanos borrachos hablan de mal de amores, en la isla solo se habla de libertad en estado de ebriedad. En términos propios, emborracha más el mar que los mojitos. El embeleso de sus olas hace pensar en Cuba más en términos literarios que políticos. Como si de aguas bautismales se tratara, me mojo, soy otro. Ola de mar he sido, huella fugaz que se alimenta del aire que es suspiro. Dejo la playa para volver pensando cuánto habrán cambiado todo, hasta que de pronto te das cuenta que lo que cambió fuiste tú.

Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. / La Habana nunca duerme, pero hay muy pocos dispuestos a permanecer en vilo para comprobarlo. Los fanáticos de la duermevela no caminan sin negocio de por medio. Hablan, pero no son los temas de todos los que animan la alharaca. Caminar y tratar de entablar conversación sobre política con un andante, es como preguntarle a un cadáver la hora de su muerte.

Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré. / La tecnología está muy poco desarrollada, excepto en tareas de vigilancia. ¡Qué modernas son las videocámaras que en número superan al de las palmeras! Panóptico tropical, nada escapa la acuciosa mirada del, ¡vaya paradoja! Estado gendarme.  

Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse. / La educación cubana está en crisis, ya no solo por las dificultades de colocación en el, llamémosle así, mercado laboral. Ahora la insatisfacción proviene del propio modelo educativo. Las familias reciben lo necesario, pero no lo suficiente. La única vastedad es de colores, efluvios y sonidos. Para mis adentros, la enseñanza es mucha y la añoranza más. El mar tiene todos los tonos de azul, tritón turquesa que borra los pájaros pero no las dolencias.

Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas. / Postales memorables, que no morirán jamás. Adentro el Museo de la Revolución. Afuera, la revolución es un museo. Las cartas del Che amplificadas y colocadas como carteles en las paredes, su boina mítica, su periplo libertador, su sonrisa cantinflesca y en todos los rincones la amistosa presencia de México en la historia de Cuba. Y al final de este viaje quedarán los ojos saciados de mar, la sangre colmada de promesas, la vida insuflada de esperanzas, y el corazón lleno de Cuba.

Hasta la victoria siempre. ¡Patria o Muerte! / Las consignas están petrificadas en las paredes y ya muy poco forman parte de la narrativa social. Algunos me dicen, no vayas a Santa Clara, no tiene caso. El Che es ya solo una historia de la primaria. En el viaje la música que sirve de soundtrack en casi todas las escenas es el reggaetón. Las excepciones son siempre oasis de música mexicana o latinoamericana del pasado Juan Gabriel, Agustín Lara, José Luis Feliciano. Cuba el tiempo de otras tierras reclama mi presencia y me tengo que ir. Esto no es un adiós, es acaso un hasta la victoria siempre, lo que sea eso signifique en estos tiempos convulsos en que eres excepción en el mundo. Celebro la rebeldía de tu ejemplo indómito y lamento las promesas rotas que no se cumplieron.

Te abraza con todo fervor revolucionario / Me voy y volveré con los ojos llenos de mar. Otros corazones del mundo reclaman el concurso de mis modestos momentos. Tu cielo me enseñó que se suelta para abrazar lo que se ama y también se suelta para el mismo fin. Cuba detenida en el tiempo. Detenida en mi mente. Detenida en mi memoria. Detenida en un sueño. Pero en mi corazón se mueve.

Che / Honrar, honra dice José Martí. Che nada te debo. Che, nada me debes. Estamos en paz.

Twitter: @OSWALDORIOSM

Mail: oswaldo_rios@yahoo.com

Redes Sociales

Noticias por WhatsApp

Recibe nuestras notas directo en tu WhatsApp

Notas Relacionadas

Más Vistas

Skip to content