Por: Antonio González Vázquez.
El padre Darío Pedroza Martínez murió esta mañana en una habitación de la casona de Acción Católica donde convalecía tras una cirugía. Durante tres décadas fue el vocero de la Diócesis y después de la Arquidiócesis; y fue sobre todo, el religioso liberal, de pensamiento crítico y abierto.
El padre Darío atendía a los reporteros en las oficinas de la Arquidiócesis en la calle de Madero en el centro histórico de la ciudad y no le huía a ningún tema. Su personalidad atraía la atención de los reporteros a quienes les respondía siempre desde una posición crítica. De hecho, fue de los primeros religiosos que no se tentaban el corazón a la hora de evaluar a políticos, gobernantes, diputados o cualquier servidor público.
Todos los días se le veía desayunando en La Parroquia a donde llegaba luego de haber oficiado misa en su parroquia, la Sagrada Familia a un par de cuadras del mercado República.
En épocas convulsas de la política potosina, el padre Darío siempre tenía una voz mesurada pero al mismo tiempo fuerte y por o general se colocaba de lado de los más débiles, de los maltratados o perseguidos.
Estuvo de lado del movimiento navista y fue incluso el único religioso que en su momento denunció el fraude electoral del PRI en las elecciones de gobernador de 1991. Era amigo de Salvador Nava Martínez al igual que de cualquier potosino que no estuviera conforme con las injusticias que se cometían. Tenía 50 años de sacerdocio.
Fue consejero amigable de sus parroquianos, atendía a quien le pidiera apoyo y en momentos difíciles siempre tenía una palabra de aliento, incluso recurría a las bromas y la ironía para dar sus puntos de vista.
Este reportero lo conoció hace unos 25 años y con él me inicie con mis primeras notas, de lo cual, aun sigo agradecido.
