De globos y vida

Xochiquetzal Rangel

Juan Cardona es vendedor ambulante, es un señor sonriente de aproximadamente 44 años de edad que, a pesar de estar en silla de ruedas, se despierta cada mañana con el ánimo de salir a vender sus globos en la Plaza del Carmen, ya que es su único sustento e ingreso económico actualmente. Desde hace 36 años comenzó a seguir los pasos de su padre, quien le inculcó el valor del trabajo y heredó su puesto ambulante.

“Yo nací entre los globos”, mencionó con gran orgullo.

Todos los días repite la rutina, a partir de las 11 de la mañana comienza su trabajo, le ayudan a instalar su carrito con aproximadamente 200 piezas de globos y burbujas que ofrece amablemente a los niños y familias que deambulan por el Centro Histórico de la capital potosina, hasta las 8 de la noche que se retira a su casa.

Desde los ocho años comenzó a vender globos en Plaza de Armas, debido a que le ayudaba a su papá a ofrecer la mercancía que variaba entre globos hechos artesanalmente, burbujas y pelotas de plástico; trabajo que continuó debido a que la venta tradicional de globos le ha dejado buenas ganancias, para poder vivir y darles estudios a sus cuatro hijos.

“Al día por lo regular son entre cuatrocientos y quinientos pesos de venta, entonces ya inviertes la mitad, más o menos para que el carrito te luzca bien de mercancía, y uno se lleva la ganancia a las mitades. Pero ya los sábados y domingos sube un poquito la venta, porque es cuando se vende un poco más, porque sale la gente a misa y a pasearse y pasan que por el globo y ya conoce aquí uno a mucha gente”, mencionó.

De los productos que ofrece lo que más se vende al día son las burbujas que oferta a diez pesos, y las pelotas de plástico que tienen un costo de 30 pesos, “porque es más económico, lo compra más la gente y distrae más a los niños, y andan a corre y corre aquí en la plaza”.

-¿Qué lo motiva a venir a trabajar?

Atender a la gente, a mí me hace sentir útil, o sea a mí primero y luego ya a servir a la gente para estar bien todo el día trabajando y aquí conoces gente, aquí se hacen clientes, has de cuenta que aquí llegan, los tratas bien y después vuelven otra vez.

“En segundos me cambió la vida”

Hace seis años, en una noche de 2012 fue víctima de un enfrentamiento armado: al terminar su horario laboral se dirigía a comprar la cena para llevarla a su casa y entre Reforma y Eje Vial cruzó la calle distraído por estar observando su celular, al levantar la vista observó cómo venían hacia él unas personas corriendo y disparando:

“Yo iba de frente, no me quedó más que hacerme a un lado, pero al hacerme a un lado me volteé y me pegaron a mí en la espalda, a mí me dieron dos balazos en la espalda y ahí caí, y te digo después de haberme ido de trabajar de aquí, nada más guardé el carrito, fui por cena y en ese ratito, en segundos me cambió la vida, pero pues afortunadamente no me pasó algo más, es duro porque pues son los pies, ya no corres, ya no caminas, te detiene de hacer muchas cosas, pero con el tiempo me acostumbré en la silla de ruedas para moverme de un lado y para otro, te cambia la vida muy feo, muy rápido”.

Después del incidente tardó ocho meses en recuperarse de la operación que le realizaron en la columna, y al año regresó a trabajar en su puesto ambulante globos. “Me tardé un año en recuperarme y ya me vine a trabajar  a lo que es agarrar otra vez mi trabajo, porque me gusta esto que hago, y porque pues, yo de ahí como, yo de ahí me visto, de ahí sale para la escuela de los muchachos, entonces por eso me gusta el trabajo (…) y la necesidad,  como yo uso sonda, uso gasas, uso guante de látex, uso bolsa para orina, o sea, necesito mucho material, entonces eso también me hizo regresar a trabajar”.

Para poder vender sus globos en la Plaza del Carmen, desde hace tres años tuvo que solicitar un permiso, que le otorgaron en la administración de Ricardo Gallardo Juárez, el cual tenía un costo de aproximadamente 370 pesos al mes, según lo que contó Juan, aunque a él el permiso se lo generaban de forma gratuita por su discapacidad.

“En los años anteriores no se necesitaba permiso, esto empezó hace tres años con la administración pasada de Ricardo Gallardo que nos empezaron a cobrar los permisos, ahorita el permiso es de 370 pesos al mes, nomás que yo por mi discapacidad no me cobran, de hecho ahorita como cambió la administración nueva voy a tener que ir a moverle, a ver si me siguen condonando el pago o me cobran, pero como cambian las administraciones se tiene que poner uno al modo de ellos”, expresó.

-¿Considera que ha aumentado el ambulantaje en el centro?

Por estas épocas navideñas sí se aumenta, entran los nuevos gobiernos y entonces entran con otra idea y ellos empiezan a dar más permisos y hay más ambulantes,  de hecho ahorita con Gallardo estaba bien porque mantenían las plazas libres.

El 6 y 7 de diciembre ya había puestos aquí abajo de puros toldos, donde ya dan permisos a toda la gente de fuera y comienzan a tapar las plazas con toldos, te digo el jueves y el viernes estuvo todo tapado.

-¿No hubo desalojo?

No, porque ellos ya vienen con el permiso de municipio. Como ellos son nuevos los que acaban de entrar sueltan permisos a cualquiera, entonces por eso se hace más el comercio y se empiezan a poner.

“Las plazas parecen placitas de rancho, están todas llenas de colgadero de hilos, de mecates, o sea, se ve hasta feo,  como viene mucha gente de fuera, luego se quieren tomar una foto y dicen es que se ve bien feo porque lo primero que se ve es el toldo,  entonces le quita la vista a la iglesia, le quitan la vista al Teatro de la Paz que la gente es algo que viene a conocer, pero hay temporadas  que está todo tapizado de puestos y hay gente que sí se molesta”, puntualizó.

Asimismo, indicó que cuando se ponen lo vendedores ambulantes de temporada, a ellos les afectan las ventas, ya que cierran el paso de la gente y los transeúntes prefieren rodear los puestos y las ventas bajan, “pues uno trata de buscar hacerse a donde no haya tanto puesto para poder vender, porque sí afecta tanto puesto”.

Sobre la presencia de más inspectores, por el operativo “Centro Ordenado” en el que se incrementaron el número de inspectores en los turnos matutino con 23 trabajadores y en el vespertino con 25 para regular el ambulantaje creciente durante las fechas decembrinas, dijo que él no ha tenido problema con ellos, debido a que a pesar de que hay nuevos elementos, conoce a los demás.

“A veces vienen y me dicen `muévete`, pero le digo, `sí, nada más que desgraciadamente yo no me puedo mover, ayúdame y yo me pongo`. O sea, yo soy de las personas que me gusta a no meterme en problemas, si me dicen `ponte por mientras allá`, bueno pues me voy a poner allá para no molestar, para no entrar en detalles. Pero está uno todo el año y quieren llegar a quitarte de la noche a la mañana, y digo no es justo, porque ellos van entrando, están tres años, luego se van. Algunos se quedan y yo tengo 36 años vendiendo globos y del diario”, contó.

Con una sonrisa en el rostro y sus ojos iluminados haciendo denotar el orgullo que le representa brindarle alegría a los niños a través de las figuras inflables y burbujas que ofrece, expresó que la venta de globos ha sido una tradición de varios años atrás, ya que dijo, el globo siempre se ha trabajado en las plazas, siendo Plaza de Armas la principal y con el crecimiento del comercio se extendió a Plaza de Fundadores y del Carmen.

“Esto viene de tradición y yo pienso que va a seguir, se va uno y siguen los hijos y luego los nietos, y esto tiene que seguir porque no creo que el globo se deje de vender, pues siempre van a existir niños, mientras haya niños yo pienso que aquí va a estar uno vendiendo los globos”, finalizó.

 

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