Déficit de transparencia

Por Victoriano Martínez

Cuando un cargo público se obtiene con un muy amplio margen en la votación, se dice que el ganador cuenta con un importante bono democrático.

Cuando una administración cierra con descrédito y, además, se somete a la posibilidad de refrendar su triunfo electoral, como ocurrió en esta ciudad en el pasado proceso electoral, y el resultado le es ampliamente adverso, entonces podría decirse que el perdedor se fue con un pagaré democrático.

Entre el bono de unos y el pagaré de los otros surge entonces una interacción a distancia en la que los primeros aprovechan y buscan dar más valor a su bono, en tanto que los otros adoptan una actitud defensiva para eliminar la cuenta pendiente a costa del crédito que tienen los primeros.

Prácticamente cualquier señalamiento que hoy haga la administración de Xavier Nava Palacios a la que encabezó Ricardo Gallardo Juárez resultará creíble.

De ese tamaño fue el descrédito de la Gallardía.

Un descrédito que, en el otro extremo, provoca que prácticamente cualquier argumento de defensa resulta inverosímil o poco creíble.

Muy pocos pondrán en duda que existan mil 843 observaciones a la administración de Gallardo Juárez, incluidos algunos gallardistas que en su fuero interno estarán preocupados por haber sido descubiertos.

El jueves, en sesión de Cabildo, Nava Palacios reveló adeudos dejados por Gallardo Juárez, y por Gilberto Hernández Villafuerte en Soledad de Graciano Sánchez, con el Interapas por alrededor de 40 millones de pesos.

Ernesto Barajas Ábrego, ex secretario del Ayuntamiento y hoy dirigente municipal del PRD, afirma que “le corresponde al señor alcalde demostrar eso, sí hizo la mención que se debe 40 millones de pesos, eso es lo que les debe de demostrar a ustedes”.

Si bien Nava Palacios lleva la ventaja de su bono, Barajas Ábrego debe remontar la desventaja de su pagaré.

Tanto la versión de unos como de otros, sin demostraciones documentales de sus afirmaciones, no no pueden ser más que posturas para las que, según su nivel de credibilidad, cualquier espectador tendrá en mayor o menor consideración.

El principal espectador de esos dimes y diretes entre acreditados y desacreditados electoralmente son precisamente los ciudadanos que, en tal caso, merecen más respeto de ambas partes.

Si tan seguros están los gallardistas de la falsedad de la afirmación de Nava Palacios, recuperarían un poco de credibilidad si exhibieran las bases documentales de su afirmación.

Del lado de la administración actual, no estaría de más que la credibilidad que les da el bono la respaldaran documentalmente y evitar cualquier pizca de duda que pudiera sembrar el desplante gallardista.

La nueva administración tiene la ventaja con la demostración del adeudo con Interapas, no sólo por el bono, sino porque tendrá que actuar en consecuencia, pagar el adeudo y el organismo de agua potable cobrarlo al ayuntamiento de Soledad de Graciano Sánchez. El tiempo tendría que correr a su favor.

Al margen de bonos y pagarés, tanto unos como otros le deben a la ciudadanía más respeto, hacer a un lado declaraciones efectistas y, sobre todo, exhibir las pruebas documentales de sus dichos… que es una exigencia mínima de transparencia.

 

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