Por Victoriano Martínez
Hace nueve días, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública hizo público su reporte de incidencia delictiva con corte al 30 de abril.
De acuerdo con esos datos, el de Juan Manuel Carreras López se perfila como el sexenio en el que no sólo la criminalidad ha sentado sus reales, sino que también se trata del sexenio más violento de los últimos cuatro si se toma en cuenta el número de homicidios.
Los registros del SNSP reportan en el sexenio de Fernando Silva Nieto un total de 2 mil 964 homicidios, un promedio mensual de 41.17; en el de Marcelo de los Santos, 2 mil 419 homicidios, 33.6 al mes, y en el de Fernando Toranzo Fernández 3 mil 97 homicidios, un promedio mensual de 43.01.
El promedio mensual de homicidios ha crecido en lo que va del sexenio un 57.95 por ciento si se compara con el de Silva Nieto, un 93.53 por ciento contra el de Marcelo de los Santos y un 51.16 por ciento contra el de Toranzo Fernández.
Hace ocho días, el fiscal Federico Garza Herrera compareció ante el Congreso del Estado y, tras reprochar lo ofensivo que le resultó que le hayan dicho que hay una nula procuración de justicia, lanzó que si las policías preventivas hicieran su trabajo no estarían saturados de trabajo.
Una comparecencia de malabares con actores que lanzaron culpas a otros y evadieron responsabilidades propias.
Dos días de la semana pasada que, en el panorama informativo del Estado, dejaron constancia de lo que es cada vez más obvio: la delincuencia se abre paso porque la ecuación prevención-combate no funciona, y abre un círculo que incentiva la inseguridad.
Los responsables de prevenir los delitos no lo hacen, se cometen muchos delitos y los responsables de castigarlos no los castigan, al no haber castigo los delincuentes reconocen la facilidad para cometer más delitos… y así sigue la espiral de crecimiento de la inseguridad.
Como datos adicionales que muestran la deficiencia en la ecuación prevención-combate, en los últimos meses han saltado algunos otros datos:
El 15 por ciento de los policías del estado no han pasado las pruebas de control y confianza, más de 30 municipios no contaban con Licencia Colectiva para uso de Armas de Fuego, reconoció en noviembre entonces Jaime Pineda, secretario de Seguridad Pública. Por citar dos ejemplos.
Hoy parece estar en puerta un ejemplo más de tales omisiones que hasta parecen armadas para alentar a los delincuentes: si Soledad de Graciano Sánchez formaba parte de los 30 municipios con policías sin licencia colectiva para uso de armas de fuego, todo indica que a José Luis Urban Ocampo, director General de Seguridad Publica de este municipio, se le pasó hacer el trámite.
Si bien el funcionario podría perder el cargo esta misma semana, los potosinos y específicamente los habitantes de Soledad ya perdieron un poco más de la escasa seguridad que podrían sentir, cuando los delincuentes saben de la debilidad de quienes les podrían impedir sus fechorías.
Falla la prevención, falla la sanción, no es sorpresa que el de Juan Manuel Carreras López sea el sexenio más violento… y con mucho.
