Funcionarios botarates

Por Victoriano Martínez

Lo primero que parecen perder quienes llegan a ocupar altos cargos públicos es el sentido del valor de las cosas.

Son tan desproporcionados los sueldos de la alta burocracia, que sus gastos personales se vuelven igual de desproporcionados… si se los pueden cargar al erario.

A veces tienen que ver con cosas tan nimias, como pepenar la botana sobrante en una sesión del Congreso del Estado como en las imágenes de José Belmares como diputado de la LXI Legislatura.

Otras no tan baratas como usar el transporte aéreo oficial para acudir a los 15 Años de Rubí para regalarle una laptop y asegurar que el gobernador Juan Manuel Carreras López fue a supervisar el operativo de seguridad de aquel evento masivo.

O aquellos viajes a Europa que hacía Marcelo de los Santos en los que se alojaba en los hoteles más caros que ofrecían camas celestiales, que se cuentan entre las razones por las que Eduardo Martínez Benavente, en la comparecencia del mandatario el 12 de octubre de 2005, calificó a ese gobierno como botarate.

Al perder de vista el esfuerzo de la ciudadanía para el pago de impuestos y simplemente verlos como el recurso disponible para gastar, transforma a la alta burocracia, y llega a contaminar a otros niveles, de actitudes derrochadoras y manirotas.

Los ejemplos cunden, y seguramente obran en documentos en cientos de archivos públicos, pero pocas veces se accede a ellos y se conocen públicamente como acaba de ocurrir con el consumo de la comisionada de la CEGAIP, Mariajosé González Zarzosa.

¿Qué comió y bebió que el consumo fue de mil 918.33 pesos? ¿Cómo fue el servicio que mereció que diera una propina de 679 pesos? Así consta en la factura que entregó para comprobar el gasto, es decir, para que eso se cargara al erario y no a su bolsillo.

Fue un gasto, en una sentada, de 2 mil 591.33 pesos. Apenas 59.47 pesos menos del ingreso mensual de un obrero con salario mínimo.

Si lo primero que parecen perder quienes llegan a ocupar altos cargos públicos es el sentido del valor de las cosas, lo segundo que pierden es el respeto para quienes con su esfuerzo aportan los recursos que se gastan de manera tan irresponsable.

Y lo que es peor… sin cumplir con las obligaciones para las que fueron nombrados.

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