La traición de los Gallardo a Ricardo Anaya

Alejandro Rubín de Celis

La cobardía, la falta de congruencia y de dignidad de los panistas potosinos ha quedado de manifiesto en meses recientes con la forma como la llamada Gallardía ha aplastado a los del partido blanquiazul  en las negociaciones para postular candidatos dentro de la coalición Por México al Frente y en la manera como dirigentes y líderes locales de Acción Nacional ─léase, Xavier Azuara, Sonia Mendoza, Maximino Jasso─ se hicieron de candidaturas a puestos de elección popular pasando por encima de la militancia panista. Una consecuencia de las pragmáticas decisiones que ha tomado la dirigencia estatal y de su vergonzosa y sumisa actitud frente al gallardismo es la renuncia al PAN de uno de sus  militantes más antiguos en el ámbito estatal, el ex alcalde de San Luis Potosí, Mario Leal Campos.

Los Gallardo, padre e hijo, y sus huestes tiene a los panistas potosinos sometidos a su voluntad y han desafiado no sólo a la dirigencia estatal y nacional del PAN, sino al mismísimo candidato presidencial Ricardo Anaya.

Primero les impusieron a Ricardo Gallardo Cardona como candidato a senador. Cuando las tensiones a nivel nacional obligaron a bajarlo de esa posición, el gallardismo lo dejó como candidato a diputado federal por el segundo distrito y logró colocarlo también como candidato propietario en la lista plurinominal de la cuarta circunscripción federal. La operación política surtió efecto dentro del Frente para que el ex alcalde de Soledad pueda llegar, por una u otra vía, a la Cámara de Diputados, aunque ya no será para obtener fuero, pues esa figura acaba de ser eliminada en ese mismo órgano legislativo para todos los cargos federales.

La soberbia y desprecio de los Gallardo hacia el Partido Acción Nacional ha llegado a tal grado que en un mitin celebrado en la comunidad de Estación Ventura perteneciente al municipio de Soledad, Ricardo Gallardo Cardona llegó a pedir a los presentes que voten “por los amarillos” ─del PRD─ “del Senado para abajo”, para luego señalar que “si a Presidente de la República quieren votar por otro, no nos importa”.

Planteaba a los electores presentes que no importaba si no votaban por Ricardo Anaya que es el candidato presidencial de la coalición Por México al Frente a la que pertenecen PAN, PRD y Movimiento Ciudadano. Sus asesores le quisieron enmendar la plana en un comunicado de prensa que refería que “El candidato ─a diputado federal─ de Por México al Frente ─Ricardo Gallardo Cardona─ convocó a los potosinos de los 58 municipios votar ‘por todos los candidatos de la coalición’…”, pero sin mencionar a Ricardo Anaya.

Lo sucedido en ese evento de campaña ¿será sólo la posición de Gallardo Cardona o también la de su padre Ricardo Gallardo Juárez ─que competirá contra el candidato del PAN en el municipio de San Luis Potosí─ y de todo el gallardismo? Imposible pensar que se trate de una posición unipersonal sabiendo cómo opera en sinergia ese grupo político local.

Lo dicho por Gallardo junior expresa claramente un acto de traición a Ricardo Anaya, no sólo porque es el candidato presidencial del Frente, al que el PRD está obligado a respaldar, sino porque en negociaciones cupulares los gallardistas se comprometieron a sumar cientos de miles de votos de electores potosinos a su candidatura.

¿Tendrá ese pronunciamiento alguna consecuencia para el candidato a diputado federal en particular o para la Gallardía como grupo político? ¿Permitirá un Ricardo Anaya ─quien logró deshacerse de poderosos grupos dentro del PAN nacional para alcanzar la candidatura presidencial─ que un personaje de la política potosina o un grupo de poder local le juegue sucio y hasta lo traicione? ¿Dará instrucciones para que el panismo local le haga el vacío a Gallardo Cardona en su campaña por la diputación federal, en venganza por la traición de que ha sido objeto? ¿O se quedará con los brazos cruzados?

A pesar de la afrenta, el PAN local mostró de nueva cuenta su debilidad y sumisión al gallardismo. El dirigente provisional de Acción Nacional en el estado, Alejandro Fernández se limitó a decir, sobre lo dicho por Gallardo Cardona en Estación Ventura: “Respetamos la postura del candidato, más no la compartimos”, mientras que el dirigente local de Movimiento Ciudadano, Eugenio Govea, lo más que llegó a decir al respecto fue que el susodicho “tiene mucho que aclarar”.

¿Por qué no le exigieron apoyar a Ricardo Anaya, con nombre y apellido, en sus actos de campaña? ¿Por qué no admitieron que lo dicho en Estación Ventura es un acto de traición, tal como se lo preguntaron  los reporteros? Porque, a final de cuentas, eso es, un acto de traición ¿O de qué otra manera se le puede llamar? Con su actitud lo único que confirmaron es el temor que le tienen a los Gallardo y a su clan, y la explicación está en que no quieren perder los privilegios y las candidaturas que ya negociaron al interior del Frente. Eugenio Govea, por ejemplo, va como candidato a diputado local plurinominal por esa coalición.    

Es la lucha de dos grupos de poder, uno local y otro nacional ¿Habrá consecuencias políticas y electorales en San Luis Potosí por estos hechos o las cosas se quedarán como están? Veremos.

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