Nostalgia de Galeano

Oswaldo Ríos Medrano

Eduardo Galeano fue un escritor uruguayo cuyo más grande blasón fue escribir la Biblia de la izquierda latinoamericana: Las venas abiertas de América Latina. Desaparecido físicamente en abril de 2015, fue uno de los autores más reconocidos por hacer de la crítica social un arte; por poner en relieve las profundas desigualdades económicas del continente; y por desnudar las aberraciones de un modelo económico transnacional que se apuntala en el vergonzoso enriquecimiento de una minoría, a costa del empobrecimiento de cientos de millones de seres humanos.

Pero además de todas sus virtudes políticas, Galeano se definía como un mendigo del buen fútbol, que recorre los estadios limosneando una linda jugadita, por el amor de Dios. Fruto de esa devoción pagana, escribió un pequeño tratado literario sobre el deporte más hermoso del mundo. Además de ser escrito con elocuencia, inteligencia y gracia, es al mismo tiempo, una relatoría de los sucesos políticos y sociales más importantes del mundo, pero visto desde la óptica que solo puede tener quien como él, o como yo, o quizás usted, solemos dividir los sucesos más importantes de la historia contemporánea en cachitos de 4 años cada uno, es decir, en mundiales.

El futbol a sol y sombra fue escrito en 1995 (Editorial Siglo XXI), un año después del alzamiento zapatista, la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio para América del Norte y un año después del mundial de Estados Unidos 94. En el texto, Galeano comienza preguntándole al lector: ¿En qué se parece el fútbol a Dios? Y contesta: En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales. Divide las opiniones de autores tan respetados como Albert Camus quien dijo: “lo que sé, acerca de la moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol”; mientras que Borges como ariete letal, dictó una conferencia sobre la inmortalidad a la misma hora y día, en que la selección argentina disputaba su primer partido en el mundial que fueron anfitriones en 1978.

En fin, en “El futbol a sol y sombra” van apareciendo datos que aunque aparentes ficciones, son acontecimientos que acaban marcando, a veces dramáticamente, los sucesos más importantes del fútbol, como la ejecución del defensa colombiano Andrés Escobar por marcar un gol en propia puerta; el patético caso de la exclusión de México en un mundial por falsificar actas de nacimiento de jugadores juveniles; la genealogía del odio entre Boca y River, que bien explica la existencia de dos cosmogonías bonaerenses; la letanía del racismo, impresa en el alma de los seguidores del Milán en contra de los napolitanos hijos del Vesubio; el origen socialista de algunos clubes de futbol; la bonanza fascista de tantos otros; la casi invisible frontera que separa al hincha del fanático; los gerenciales criterios de un deporte gobernado por hombres que jamás en su vida han pateado un balón; y la violación de todos los derechos laborales al amparo de una congregación internacional tan poderosa (FIFA) que no se somete casi nunca a legislación de ninguna índole.

En fin que estas líneas no persiguen otro propósito que invitar a su lectura, máxime si usted es un adorador de ese Dios redondo al que Juan Villoro ha dedicado libros que más bien parecen epifanías. El minuto 90 se aproxima y para rematar de volea este artículo, permítame citar la reivindicación que a manera de barrilete cósmico, hace Galeano del más grande futbolista de todos los tiempos:

Diego Armando Maradona nunca había usado estimulantes en vísperas de los partidos para multiplicarse el cuerpo. Es verdad que había estado metido en la cocaína, pero se dopaba en las fiestas tristes, para olvidar o ser olvidado, cuando ya estaba acorralado por la gloria y no podía vivir sin la fama que no lo dejaba vivir. Necesito que me necesiten», confesó, cuando ya llevaba muchos años con el halo sobre la cabeza, sometido a la tiranía del rendimiento sobrehumano, empachado de cortisona y analgésicos y ovaciones, acosado por las exigencias de sus devotos y por el odio de sus ofendidos. El placer de derribar ídolos es directamente proporcional a la necesidad de tenerlos.

¡Qué gambeta! ¿No? Pitazo final. Usted regresa a esa realidad que lo rodea mientras me lee, y yo, al terminar de escribir, igual que Galeano, “me quedo con esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al fin del partido”.

Lapsus

  • “Nuestro deber es permanente, no lucha de un día si no (sic), brega de eternidad”.

 

Muro de honor

Epígrafe inscrita en letras doradas en el Congreso del Estado para rendir discutible homenaje a Manuel Gómez Morín, fundador del PAN. Como es natural, del horror harto gráfico (“si no” en lugar de “sino”), ningún legislador se percató. Hay quienes se indignaron con el gazapo, pero yo celebré que el error fuera en esa parte de la oración y no en otra. Si no, ¡vale brega la vida!

 

  • “Aquí están tus boletitos por tu productividad”.

 

Tekmol

Legislador local priísta y principal promotor de PANAVI José Luis Romero Calzada explicando cómo otros destacadísimos diputados (Alejandro Segovia y Jorge Luis Díaz) le hicieron saber que era prioritario realizar un viaje de turismo legislativo a las lejanas tierras de Canadá y Alaska para exportar sus demenciales ideas y ver qué se pueden pepenar de aquellos lares. ¡Comercio ilegal de alces, pingüinos y osos polares en Salinas en 3, 2, 1…!

  • “Alfredo, tú con ese chaleco rojo, barato, no puedes hacer que la gente te quiera (…) A ti Juan, te pasa al revés, tú eres del pueblo, pero finges no serlo (…) Josefina, bueno, tú no querías venir al Estado de México y hoy estás haciendo campaña (…) Pero de quien estoy sorprendida es de Delfina, yo quisiera saber en dónde estudió, yo quisiera saber que maestrías tiene, ¿por qué? No sabe hablar, confunde las palabras y bueno, me queda mucho en duda (sic) ¿Quién es Delfina? Delfina es ella, para que no quepa duda, es un personaje”.

 

Candidata “independiente” Teresa Castell haciendo un “Ysabel Gómez Galán” (el trabajo sucio al candidato del PRI), durante el segundo debate de candidatos a la gubernatura del Edomex. ¡Lo que hay que hacer por una delegación del INAPAM!

 

  • “Para que haiga empleo pero bien pagados (…) Médicos y sin medecinas (sic) (…) Los que tienen maistrías (sic) a los hombres que tienen dotorados (sic) y sus estudios (…) La polecía pa´empezar (sic) debe ser polecía (sic) (…) Toñito con su papá toda la vida mamando (…) Él, de puesto en puesto, de chichi en chichi, este otro señor de teta en teta (…) Como aquí el jefe Cota, ¡puras pinches men… puras mentiras!   

 

Segmentos de participación de Hilario Ramírez Villanueva alias Layín aspirante independiente a la gubernatura de Nayarit durante el debate de candidatos. Layín el que roba poquito pero mucho a la vez, lo hizo de nuevo: ¡Se robó el debate y nuestra capacidad de asombro!

 

  • El lobo me mordió. (¡No!) ¿Qué pasó? (Te pegó el Canelo)”.

 

Julia pequeña hija de Julio César Chávez Jr., exhibiendo con inocencia angelical que su papá como boxeador es un fracaso, pero como padre solo enseña honestidad. ¡No podía ser de otra manera! Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.

Twitter: @OSWALDORIOSM

Mail: oswaldo_rios@yahoo.com

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