Un amor para siempre

Oswaldo Ríos Medrano

Soy un hombre con muchas dudas y unas cuantas certezas.

No sé cuándo decidí escribir esto, pero siempre supe que la pluma terminaría por transmigrar un poco de mi historia en la tinta.

No sé de hecho si lo decidí.

No sé el momento en que empecé a hacerlo y sé que a muchos no les importará conocer este pequeño cubículo de mi ser, pero con todo respeto, no me importa. Primero, no lo hago con esa pretensión; y segundo, por responsabilidad cívica, ya bastante he escrito sobre cosas que les importan más a otros que a mí mismo.

Tómeseme este ejercicio como una libertad que me permito, no sé si merecidamente, pero sé que sí la merece a quien se lo escribo.

Espero que sea suficiente.

No sé por qué, y en que habrá de terminar este arrojarse, pero:

Quizá fue cuando la lluvia detrás de esa ventana dejó de ser chubasco ensangrentado que arde.

Quizá fue cuando ese surco de inocencia en la mejilla, aró el camino de estas mis manos.

Quizá fue cuando la mariposa dejó de ser gusano en tu sabio relato y tus cosquillas.

Quizá fue cuando miraste las estrellas y resolviste vivir en una de ellas.

Quizá cuando mi amargura mesozoica se volvió felicidad meteórica, por obra y gracia de un “pedacito de dinosaurio”.

Quizá fue cuando nada sabías, naciendo en medio de estallidos anunciantes.

Quizá fue cuando no existía ni siquiera el quizá, quizás, quizá.

Quizá fue cuando inventamos las palabras que nos inventaron a nosotros.

Quizá fue cuando entendí con todas las certezas de la ciencia el balbuceo primero de tu fundante lenguaje.

Quizá no hubo un momento y no lo sabes y lo que es peor, yo no lo ignoro.

Quizá cuando dijiste tu primera palabra y yo supe que es la última que recordaré cuando me abandone la vida.

Quizá cuando en el Cielo se tomó la decisión de que vendrías para alguien.

Quizá cuando estremecí al saber que yo sería.

Quizá cuando se creó un mundo que se me venía encima y tú eras mi mundo y yo solo era mis brazos.

Quizá fue cuando yo ni siquiera te pensaba y tú ya habías elegido hasta tu nombre.

Quizá fue cuando creí esa estupidez de que los hombres públicos no deben echar al aire sus vivencias privadas.

Quizá fue cuando adquirí esa amable sensatez de hombre privado que ha decidido ser feliz incluso al vivir su vida pública.

Quizá cuando tomaste mi mano la primera vez y supe que ya jamás te soltaría.

Quizá fue que las vueltas del sol completaron 18 razones para amarte.

Quizá, pero más bien seguramente, fue ayer, y hoy y mañana y todos los tiempos conjugables, y fuiste tú y la genuina coincidencia, y fue la magia, el milagro, el sortilegio, y la correspondencia perfecta de esta alma y este cuerpo.

Fue cuando solo fuimos instrumentos de esta conspiración universal que fraguó en tu causa, echar por la borda todos mis alardes.

Fue cuando lloraste la primera vez y yo me quería volver una lágrima gigante.

Sí, fue ahí.

Fue cuando naciste, amor para siempre.

En ese momento yo nací contigo, te amo hija.

Twitter: @OSWALDORIOSM

Mail: oswaldo_rios@yahoo.com

 

Redes Sociales

Noticias por WhatsApp

Recibe nuestras notas directo en tu WhatsApp

Notas Relacionadas

Más Vistas

Skip to content