Robo de bomba causa sequía en el jardín de San Miguelito

Texto y fotografías de María Ruiz

El jardín del Barrio de San Miguelito, un rincón donde los habitantes solían encontrar cercanía con la naturaleza, enfrenta una crisis desgarradora. Poco a poco, este oasis verde se desvanece; sus árboles y arbustos languidecen bajo el ardiente sol.

A pesar de los esfuerzos de mantenimiento, el jardín del Barrio de San Miguelito se encuentra en sequía, según los habitantes, por el robo de la bomba de agua que solía hidratar su suelo, una situación que actualmente no ha sido atendida por el área de Parques y Jardines de la Dirección de Servicios Municipales del Ayuntamiento de la capital.

En lugar de la vitalidad que solía caracterizarlo, este pequeño pulmón de la ciudad muestra signos de angustia, pues incluso los aspersores de agua ya no funcionan y se han convertido en insuficientes para compensar la pérdida de la vegetación.

Debido a esto, los habitantes del barrio exigieron atención. Sus voces piden soluciones, pues reconocen que la crisis de agua tiene hasta ahora una solución que es incierta.

Un grito por la naturaleza

Las y los afectados que suelen pasar sus días en este jardín, remarcaron que más que un espacio físico, es un símbolo de la naturaleza que sobrevive en medio del asfalto y el concreto.

Las hojas marchitas que yacen en el suelo son una imagen que a los vecinos les recuerda que a las autoridades poco les importa la naturaleza, pues el pasado día 21 de marzo, un árbol fue derribado en una calle cercana al jardín.

Ese árbol estaba ubicado en la vialidad de 5 de mayo y contaba con más de 20 años de historia comunitaria, además de que se había convertido en un símbolo de vida y resistencia.

Debido a este hecho, los vecinos optaron por trasplantarlo al jardín de San Miguelito, un lugar que consideraban un oasis de verdor y fragancia, pero el cual poco a poco ha perdido su vitalidad. Aunque en su momento el árbol pudo salvarse, ahora también muere por la falta de riego.

“El árbol trasplantado aquí fue un último intento por prolongar su existencia. La crisis hídrica nos ha rebasado; este jardín solía ser un refugio y ahora se desvanece por la sequía. Necesitamos que las autoridades den seguimiento a las necesidades de este jardín y por supuesto que se instale la bomba de agua”.

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