¿Ciclovías para paseantes?

Por Victoriano Martínez

La de la ciclovía no es un proyecto nuevo ni una aspiración reciente de quienes tienen como medio de transporte la bicicleta, tanto por necesidad como por convicción ecológica, así sea para acudir a trabajar o simplemente como actividad recreativa.

Hace más de 10 años, desde el ayuntamiento se habló de ciclovías aunque con un sentido recreativo: se comenzó a cerrar la avenida Carranza cada domingo para que la gente pudiera acudir a recorrerla principalmente en bicicleta, aunque también se aprovechó para correr o caminar acompañados de sus mascotas.

Para marzo de 2011, la aceptación del proyecto Ciclovía Carranza (así lo denominaron) dio paso al anuncio de uno más, el de la Ciclovía Río Espáñita que arrancó hasta el 8 de mayo, con una inversión de 104 mil pesos en bicicletas que se prestaban a quienes acudían a recorrer el tramo comprendido entre las calles Zafiro y Estrella.

Por esos años, el gobierno estatal invirtió más de 13 millones de pesos en un estudio para desarrollar un Plan de Movilidad, del que surgieron distintas propuestas como la hasta hoy mal lograda red de metrobús por toda la ciudad, pero también el desarrollo de ciclovías más allá del fin recreativo.

En junio de 2013, se puso en marcha una ciclovía que se denominó “Silos-Carretera 57”, como parte del Plan de Movilidad Urbana que se presumió como acciones que respondían a “una tendencia mundial para beneficio de miles de personas”. Para 2014 el Ayuntamiento anunció el inicio una ciclovía de 12 kilómetros “Santa Rita – Carretera 57”.

Fueron los únicos dos proyectos de los que se habló y se presumieron a través de medios de comunicación. De la red integral de ciclopistas no se dijo más, hasta que reapareció como parte de un recuento como parte de los trabajos para la actualización de Plan del Centro de Población Estratégico San Luis Potosí – Soledad de Graciano Sánchez, en 2017.

Ahora se vuelve a hablar de las ciclovías, aunque sin que se haya presentado públicamente el proyecto integral que muestre los alcances de la medida.

Sólo se han establecido –con indicios de improvización– la ciclovía sobre la avenida Himno Nacional, otra sobre la avenida Fray Diego de la Magdalena, se habló de una sobre la Calzada de Guadalupe y ya se comienza a trabajar sobre una más en la avenida Carranza.

Difícilmente se puede hablar de una red, pues ninguna de las tres está conectada y las que más se acercan son las de Himno Nacional y Carranza, si esta última no la cortan en el cruce de avenida Terrazas. De realizarse la de avenida Juárez, conectaría con la de Himno Nacional.

Ante tres ciclovías tan distantes entre sí, resulta pertinente rescatar algunos datos de la red que –según el recuento de hace tres años– se planteaban que constituyeran una verdadera red de movilidad ciclista con una longitud total de 267.24 kilómetros.

De entrada, se detectaron entonces tres ciclopistas en funcionamiento: de la Carretera 57 a Santa Rita con 5.4 kilómetros; del municipio de Mexquitic a la Calle San Ángel de 13 kilómetros; en avenida Seminario de la calle Adoratrices a la Carretera 57 con un kilómetro, y 900 metros sobre Urbano Villalón, de la calle Guadalupe Vázquez Castillo a Nevado de Colima.

Además de rehabilitar esas cuatro ciclopistas ya existentes, se planteó la construcción y adecuación de 51 más, de las cuales 33 se adaptarían en la zona urbana de la capital con una longitud de 161 kilómetros, y 18 rutas en la zona metropolitana San Luis – Soledad, con 91.6 kilómetros.

El proyecto rescataba una propuesta para establecer 149 ciclo-estacionamientos, y 19 ciclo-puertos, además de la construcción de 19 puentes para conectar las ciclopistas, como una vía para promover el uso de la bicicleta como medio de transporte.

Lo que se desarrolló entre 2011 y 2017 en el tema de una red de ciclopistas muestra una clara intención de lograr conectar distintos puntos de la ciudad mediante la bicicleta como medio de transporte. Un desarrollo que tendría que darse a partir de las cuatro ciclopistas existentes para extender la red y conectar cada vez más puntos de la mancha urbana.

Que de pronto se dé una ciclovía en Himno Nacional, luego otra en Fray Diego de la Magdalena muy alejada de la primera, para anunciar una tercera sobre la avenida Carranza en el tramo de Uresti a Terrazas, no sólo no atiende a necesidades de conexión, sino que muestra que antes que utilidad se busca dar una imagen de actos ecologistas para la foto.

Se ha llegado a decir que la ciclovía en Carranza, con la remodelación y embellecimiento de Uresti a Terrazas, permitirá crear un paseo urbano. Es como si se volviera al comienzo, con las Ciclovías Carranza y Río Españita, cuando dominicalmente se cerraron a los automóviles para permitir paseantes en bicicleta… sin ningún plan real de movilidad urbana.

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