La ira y las redes sociales

Martín Faz Mora

Dos fantasmas recorren las redes sociales: la ira y la polarización.

Los temas varían: el  cambio de gobierno, los migrantes, las consultas convocadas por AMLO, Aleks Syntek, Trump, chairos y fifís, el Brexit, Bolsonaro, un artículo periodístico …y así al infinito.

Trivialidades o asuntos serios son ocasión de enconadas discusiones, abiertos insultos y pleitos digitales.La ira y la polarización no son resultado de las redes sociales, al parecer, son su condición: el oxígeno que éstas requieren para capturar nuestra atención.

Tiempo hace que los publicistas saben que la ira junto con la excitación, son algunas de las emociones que más nos incitan a la acción. De ahí que tanto el enojo como el sexo se utilicen en gran medida en la publicidad como recursos para incitar a la venta. El enojo engancha, es por ello que muchos medios utilizan las redes sociales como carnada creando titulares o noticias que nos generan emociones negativas para motivarnos a entrar a su página web buscando que se comparta tal información obteniendo así una mayor audiencia. Es lo que los especialistas en el tema llaman el “clickbait”. Este mecanismo, castellanizado como “ciberanzuelo”, es uno de los más recurrentes en las redes sociales para atraer una mayor proporción de clics de usuarios fomentando, a su vez, el envío de dicho material a través de las redes sociales. Los titulares clickbait buscan explotar la llamada “brecha de curiosidad”, proporcionando información suficiente para generar curiosidad al usuario, pero sin proporcionarle la información para obligarle a entrar, mediante el clic, al contenido enlazado. Se trata de hacerlos tan atractivos que se hagan irresistibles para los usuarios.

El actual auge de las “fake news” y la posverdad se explican en buena medida por este mecanismo que forma parte del modelo predominante de consumo de contenido en Internet.

Las redes sociales requieren para sobrevivir como modelo de negocio la mayor cantidad de atención posible y el mayor número de usuarios atraídos, pero como la competencia digital es enorme buena parte de las plataformas digitales y los medios que las utilizan han optado por el sensacionalismo, cuando no por las abiertas “fake news”. Los políticos y sus promotores, no han tardado en llegar también.

La reciente campaña electoral brasileña y el triunfo del derechista con tendencias fascistas Jair Bolsonaro es una clara muestra del efecto político de las redes sociales. Ello sin mencionar el fenómeno de Donald Trump.

De acuerdo a un artículo en el diario argentino “La Nación” el 61% de los votantes de Bolsonaro se informó a través de WhatsApp, el 57% por Facebook y 10% vía Twitter, de acuerdo a un informe de Datafolha un instituto de investigaciones brasileño especializado en el tema. El artículo también señala que: “Según The New York Times, un análisis de 100.000 imágenes de WhatsApp que se viralizaron durante la campaña electoral brasileña reveló que más de la mitad contenía información engañosa o directamente falsa”

La reciente campaña electoral mexicana también se vio impactada por este fenómeno. El resultado más visible fue el clima de polarización que ocurrió en las redes sociales entre simpatizantes de López Obrador y sus opositores. Algunos analistas señalan que tal polarización ocurrió solo al interior de la burbuja de las redes sociales y no es reflejo de lo que ocurre en general, pues los resultados mismos con tan amplio consenso a favor de López Obrador apuntan en un sentido contrario.

Como sea, ocurrió un fenómeno de polarización en las redes sociales durante el proceso electoral el cual no parece menguar luego de los resultados, y todo indica que continuará durante la próxima administración. Así: fake news, magnificación de los errores, memes y todo tipo de contenidos que mediante el sesgo confirmatorio llevará a cada cual a sobreestimar el valor de la información que encaja con sus propias creencias, dando desproporcionadamente menos consideración o hasta ignorar llanamente a las otras opiniones que no coinciden con lo que pensamos o creemos, y que ofrecen un distinta perspectiva alternativa, parece ser el horizonte próximo.

Ejercicios promisorios como #Verificado2018, un proyecto colaborativo de diversos medios, organizaciones civiles y universidades del país, para la verificación del discurso electoral y contra noticias falsas que se puso en marcha durante el reciente proceso electoral, pueden ofrecer una alternativa interesante aunque limitada.

Twitter: @MartinFazMora
http://martinfazmora.wixsite.com/misitio

 

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