Frater Ignatius
Schopenhauer es un caso único en la filosofía occidental. Dueño de una cultura exquisita y con recursos económicos suficientes para dedicarse solamente a pensar, lega una obra interesante y llena de sutilezas. Es una rara combinación de Kant con los Vedas y los Upanishads hindúes. Un verdadero sincretismo filosófico, una gema llena de ideas y de reflexiones que causan admiración tanto en filósofos como en literatos y artistas de toda laya.
Apoyado en una rica prosa, con un estilo elegante y al mismo tiempo divertido, creo una obra maestra, El mundo como voluntad y representación y una especie de apostillas a esa obra pero de forma más didáctica y para todo público. Caso emblemático es Parerga y paralipómena, un florilegio de anécdotas, consejos, aforismos, apotegmas, sentencias diversas, los cuales son un caudal de sabiduría perenne.
Este pensador fascinante pudo traer el pensamiento oriental a occidente y lo adaptó a su propia filosofía. Se puede afirmar que su sistema, por así decirlo, es totalmente coherente y procura explicar el mundo de una manera sucinta y fina.
El filósofo alemán nos explica que el mundo se presenta ante nosotros de dos maneras distintas: como voluntad y como representación. La representación se refiere a la forma en que percibimos el mundo a través de nuestros sentidos y cómo construimos nuestra representación de él. Esta representación esta sujeta a las categorías de tiempo, espacio y causalidad, mediada por nuestro aparato cognitivo.
Por otro lado, Schopenhauer plantea que detrás de esta representación hay una fuerza fundamental llamada voluntad. Tal voluntad es la esencia primordial que impulsa toda la existencia y es responsable de nuestros deseos, impulsos y motivaciones. Considera que la voluntad es irracional, ciega e insaciable y que es la fuente de nuestro sufrimiento y deseo constante.
El objetivo de la vida humana es liberarse de la influencia de la voluntad y trascender el mundo de las representaciones. La negación es posible a través del arte, de la contemplación estética y la renuncia a los deseos egoístas. Propone a la música como una llave para poder salir del sufrimiento y detener de alguna manera esa voluntad. Sin duda una filosofía atrayente y provocativa que influyó a Nietzsche, Freud, Thomas Mann y tantos otros.