120 filósofos: Sexto Empírico

Una apostasía terapéutica

c. 100-200

Frater Ignatius

Escéptico pirroniano y heredero de esa filosofía de la duda, casi no sabemos nada de este médico que era llamado Empírico, precisamente por la práctica hipocrática.

Junto con Enesidemo, es el padre de la escuela “moderna” llamada escéptica. A ellos se atribuye su difusión y su importancia como una especie de apostasía terapéutica.

Sexto es un caudal de datos para la escuela antes citada. Vivió en Atenas, Alejandría y Roma, principalmente. Se especula que probablemente nació en Alejandría, aunque este dato no está corroborado.

Los once volúmenes de Argumentos contra los dogmáticos y los matemáticos y los Delineamientos del escepticismo dan a conocer la doctrina de los escépticos pirrónicos. A esta obra se debe el conocimiento de los antiguos pensadores griegos ligados al filósofo Pirrón (360-260 a.C.).

Estos pensadores expusieron una contrafilosofía formidable para las escuelas de pensamiento contemporáneas, principalmente la aristotélica, la epicúrea y la estoica.

Pirrón, al igual que Sócrates y otros filósofos griegos, no escribieron nada sobre sí mismos ni se dedicaron, hasta donde se sabe, a elucidar su filosofía para otras personas. Lo que sabemos de cierto es que Sexto Empírico es la culminación de una filosofía que efectivamente es una terapia y un recurso contra el dogma de las religiones o el pensamiento ortodoxo.

La filosofía de los escépticos es a la vez simple y complicada de comprender. Obedece más a un espíritu de confrontación y de poner a pensar con todos los recursos que se posean de la lógica, la deducción o la inducción. Uno no puede afirmar proposición alguna con mejor justificación que afirmar su propia contradicción.

Se dice que la filosofía de Pirrón se resume en “no es más esto que eso”, queriendo decir que uno no tiene más justificación en afirmar una proposición X que aseverar su negación.

La forma de razonar escéptica tuvo un enorme peso en filósofos posteriores alejados de las corrientes dogmáticas como lo fueron Montaigne, Hume o Hegel.

 Aunque parezca extraño y contradictorio, esta manera de tratar los asuntos de la filosofía permite una riqueza de pensamiento crítico. Nos mete de lleno al trilema de Münchausen, pero por lo mismo nos ayuda a pensar con una mayor profundidad varios de los asuntos humanos.

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