25

Octavio César Mendoza

El año 2025 comienza a palpar el cenit de su periplo, y para nadie es ajeno que, en su navegar de días, hemos enfrentado una lluvia de sucesos memorables tanto de lo bueno como de lo malo. Así que agarraos para lo que sigue.

Con la elección del nuevo Poder Judicial (así como una vez hubo nuevos pesos) se vienen vientos huracanados, anticipan algunas aves agoreras del desastre; o clima soleado ideal para una carnita asada, dicen los que ya saben a cómo va estar el kilo de leyes. Una ola de calor de ánimos encendidos que durará de aquí a septiembre donde, ahora sí, se inaugurará un nuevo régimen. Tal será la condición general.

Hacia el norte del país, el éxodo de una bad family hacia los EUA y el retiro de visados a políticos de altísimo pedorraje advierten que, debajo de las placas tectónicas de la madre patria, hay mucha lava buscando su salida. Y retiembla en sus centros la tierra al sonoro rugir del patrón.

Más allá del muro fronterizo y su despliegue de milicias en evidente ejercicio de Dios guarde la hora, las amenazas constantes de nuevos aranceles, nuevas políticas anti migratorias y renovados bríos de imperialismo yankee, nos colocan en la eterna posición de costal de boxeo, pero más dignos que los rivales del Canelo. Ganamos becas, pero perdimos ejército. Somos un país pacífico no por estrategia diplomática sino por falta de dos bolas: ojos que no son visionarios…

En lo local y ya Monhividentes, anticipamos una granizada de reproches, insultos maternos y decepciones en masa para los funambulistas de la polaca: que si el señor de los aceites ya resbala cañón, que si la tía panista se quedará vestida y alborotada, que si el PoleSÍa quiere ser peliguinda, que si las hermanas Rodríguez le cederán el monoplaza a la señora González, que si todo bajo control dicen el pollo y don Lupe, o que si nada para nadie el acreedor del quebrado PEMEX.

Confiemos en las habilidades de León XIV, the american new Pope, para poner a salvo esta tierra tan agustina que ya bendijo con su pisada pastoral, pero que a falta de lluvias y por carencia de ¡aguas! se empieza a llenar de plagas.

Así se va la vida: en un humano suspiro que reconoce que todo es efímero, pero también urgente e implacable. Renacer es lo que importa.

Se fue Vargas Llosa, se fue Francisco, se fue Mujica, pero la cosecha de tragedias y comedias nunca se acaba. Así que a llorar y a reír, mis queridos y bipolares lectores ocasionales de esta también ocasional y cuasi accidental columna comentocrática.

Celebremos o lamentemos, entonces, porque es miércoles y hay dos por uno en el Mercado del Poder. Que nadie quede, por hoy, sin su pequeña parcela de Poesía.

Nos extrañamos hasta la siguiente semana, amigos, recuperado quien esto escribe de sustos e imprevistos tan imprevistos como esta columna del soleado mediodía potosino que nos recuerda que es hora de entonar el Angelus.

Oremos. Y si el cielo es el límite, entonces tendremos un Potosí sin límites.

A darle que es verbo y no sustantivo, diría el profeta Arjona.

Gracias.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es poeta, escritor, comentarista y consultor político. Actualmente ocupa la Dirección General de Estudios Estratégicos y Desarrollo Político de la Secretaría General de Gobierno del Estado. Ha llevado la Dirección de Publicaciones y Literatura de la Secult-SLP en dos ocasiones, y fue asesor de Marcelo de los Santos Fraga de 1999 a 2014, en el Ayuntamiento y Gobierno del Estado de SLP, y en Casa de Moneda de México. Ganador de los Premios Nacional de la Juventud en Artes (1995), Manuel José Othón de Poesía (1998) y 20 de Noviembre de Narrativa (2010). Ha publicado los libros de poesía “Loba para principiantes”, “El oscuro linaje del milagro”, “Áreas de esparcimiento”, “Colibrí reversa”, “Materiales de guerra” y “Tu nombre en la hojarasca”.

Skip to content