Voces de la pandemia: la enfermera Mia

El desgaste anímico es más difícil de sobrellevar que los malestares físicos que provocan los equipos de protección

El peor de sus miedos como trabajadora de la salud se hizo realidad a pesar de ella no ser positiva al virus

Abelardo Medellín

“Hay pacientes que llevan muchos días ahí y se desesperan, eso es lo más difícil, que se quiera ir, que esté desesperado, que no sabe cómo mejorar, aunque no es su culpa que no mejore, es algo patológico, pero hay varios pacientes que llegas y están inquietos, porque al final de cuentas es un lugar donde están solos”, dijo Mia, enfermera del turno de la tarde en la Unidad Centinela del municipio de Matehuala, quien habló con Astrolabio Diario Digital sobre cómo es trabajar en la primera línea de defensa contra la crisis sanitaria del Coronavirus y los riesgos que implica este trabajo.

Relató que presentó su solicitud de trabajo a los Servicios de Salud el año pasado para poder trabajar en algún centro de salud del Altiplano, sin embargo el inicio de la pandemia obligó a que “todos los recursos humanos y personal de centros de salud se quedaran concentrados en Matehuala para darle atención y prioridad a la pandemia”.

En este sentido, señaló que hay trabajadores de la salud y enfermeros que fueron canalizados a tareas de combate a la pandemia desde marzo del año pasad: “yo empiezo en octubre, me postulo, pensé que me iría al centro de salud, pero me dejan aquí por la situación”, añadió.

Mia comentó que en la unidad Centinela de Matehuala se ha procurado que nunca se deje de atender a los pacientes que llegan sin importar el día o la hora, trabajo que sólo ha sido posible lograr con cinco turnos que se rotan entre “cuatro enfermeras por turno y un médico para la Unidad Centinela, dependiendo de los pacientes que hay, es cómo nos dividimos, y en la unidad monitora es una enfermera y un médico; también contamos con trabajo social, un psicólogo, cada uno por turno […] estamos en la mañana, luego en la tarde, luego en la noche, y otro turno matutino y nocturno del fin de semana, es todo el día y todo el tiempo”.

La enfermera del Altiplano relató que la atención a pacientes en Matehuala no es un trabajo de protocolo como algunos creerían, ya que la atención de cada persona depende de “cómo llegue el paciente”, aunque abundó que “la mayoría de los pacientes que tenemos son adultos mayores y son personas que tienen toda la disposición, ayudan y cooperan”.

Destacó que los familiares de pacientes son otro grupo que coopera de buena manera con los doctores y enfermeras, sobre todo porque, al ser una Unidad Centinela y no un hospital, no se cuenta con servicio de comedor y los familiares de personas ahí atendidas suelen llevarles el almuerzo, comida y cena: “cumplen con todo lo que les ponemos, horarios, requerimiento de productos de higiene personal, incluso hay familiares que se quedan haciendo guardias las 24 horas afuera de la Unidad, muy a pesar de que nosotros contamos con sus datos de contacto”.

Para Mia atender a los pacientes no es una actividad desgastante, sin embargo las guardias largas, el equipo de protección y el estado anímico de quienes padecen problemas respiratorios, sí son motivo de desgaste: “en lo físico te duele la cara, por el equipo, pero a eso te acostumbras, sabes a lo que vas, pero anímicamente es más difícil, porque ves a los pacientes que no se recuperan tan rápido como tu creías o ves que no les está yendo tan bien, y son personas que quieren salir, pero sólo les podemos ayudar a cómo avancen en su estado de salud”.

Explicó que las unidades centinela se encargan específicamente de dar oxígenoterapia de primera mano y, por dicho motivo, quienes laboran ahí no pueden ofrecer atenciones especializadas si ocurrieran complicaciones a pacientes: “no está pensado para eso, para eso tendría que trasladarse a un segundo nivel, como clínica Catorce o ISSSTE, para lo que hacemos es más lenta la recuperación, hay pacientes que se llevan su tiempo y pues eso te pega a veces”.

La enfermera añadió que la jornada es tan rutinaria como cualquier otro trabajo, pero tan laboriosa como lo amerita un espacio de tanto riesgo de contagio, porque “llegamos, recibimos turno con las compañeras del turno anterior, nos comentan los pendientes o actividad en específico que hay que cumplir, si hay que estar al pendiente de algún paciente, nos cambiamos la ropa civil por pijamas quirúrgicas, nos vestimos con equipo de protección, entro a la Unidad, y pues las actividades de cajón son revisar signos a todos los pacientes, revisar los medicamentos, si quieren ir al baño, si quieren cambiarse; hacemos papelería y notas del día y ese es todo el trabajo”.

Los equipos de protección no se pueden usar más de cuatro horas, según explicó, por lo que al terminar este tiempo el equipo se considera contaminado y ya no se tiene el mismo nivel de protección: “si contamos con más personal que cubra las cuatro horas que siguen, pues entran, si no, entramos nosotros mismos, sólo nos cambiamos y volvemos a entrar, pero por lo regular tratamos de dividir los horarios”.

Así como se toman medidas para llegar a la Unidad Centinela, se toman precauciones cuando se sale de ella, y tan solo para desvestirse, indicó, primero se tienen que lavar las manos con guantes y luego volverse a lavar las manos luego de retirarse los guantes; luego, deben quitarse prenda por prenda y entre cada una se vuelven a lavar las manos, “luego de eso nos cambiamos de ropa, el uniforme lo pones en una bolsa, yo cuando llego a mi casa le pongo mucha atención de mis zapatos, porque uso los mismos zapatos con los que llego a la Unidad y ahí no usamos botas ni nada, entonces los desinfecto, lavo mis manos, me baño, aunque el horario no sea adecuado, pero la mayoría lo hacemos”.

Asimismo, aseguró que el peor miedo que se tiene como enfermera que atiende a pacientes sospechosos de Covid-19 es la posibilidad de contagiar a las personas con quienes vive: “yo estuve asilada por síntomas de COVID y posterior a esto toda mi familia se contagió”.

Según explicó la enfermara del Altiplano, tras haber presentado un cuadro sintomático se le aplicó una prueba para PCR que resultó negativa, pero tuvo los síntomas de una fiebre y todos los que vivían en su casa dieron positivos a coronavirus: “muy probablemente mi prueba era positiva, pero sabemos que hay porcentaje de error en las pruebas”, señaló.

De acuerdo con Mia, su trabajo como enfermera es el último lugar donde ella podría pensar que alguien se contagie de COVId-19, a pesar de la cercanía con posibles pacientes portadores de Coronavirus, ya que “en el trabajo contamos con todo para tener la seguridad de que ahí no fue, si yo experimenté síntomas de COVID-19, lo que pienso es que fue porque fui a la tienda, fui a Wallmart, pero lo último que pienso es que fue en el trabajo”.

Mia expresó que si bien el temor por el contagio no ha desaparecido, le trae cierta calma saber sus padres y hermanos ya pasaron por la enfermedad sin complicaciones.

Aunado a ya haber pasado por esa experiencia, narró que, como trabajadores de la primera línea, ella y sus compañeros en Matehuala ya fueron vacunados: “ya nos dieron la primera dosis, la segunda está planeada para el próximo mes, dependiendo de cuándo te la aplicaron, 21 días después te tocaría la segunda”.

De igual manera, comentó que ya se han vacunado personal de intendencia, personal de oficinas, todo, bajo el entendido de que la vacuna contra el COVID-19, aún para los trabajadores de la salud, es totalmente voluntaria.

¿QUÉ NECESITAN LOS TRABAJADORES
DE LA SALUD EN MATEHUALA?

Al momento de la entrevista, indicó que los recursos materiales y humanos con los que cuenta la unidad centinela de Matehuala son suficientes y la escasez de estos no ha representado un problema, aunque tienen otras peticiones en mente para la autoridad:

“A nivel estado solicitan que cierren ciertos lugares o que disminuyan el cupo, entonces lo que sí podría pedir a la autoridad municipal es que respete los lineamientos estatales, porque yo sé que, si a nivel estado se anuncia algo, en la experiencia que he tenido, en lo municipal no siguen los lineamientos, no pediría nada para la Unidad, pero sí pediría que la autoridad cumpla con lo que dicen a nivel estatal”.

A estas alturas de la crisis sanitaria por COVID-19, Mia dijo entender que no pueden pedir a la gente que se quede encerrada en casa, sin embargo solicitó que los potosinos sean más juiciosos sobre las actividades que realizan: “pediría que pongan en una balanza todo, porque es una enfermedad sin tratamiento, hay personas que la pasan peor que otras, tengo conocidos que salen a fiestas, antros, es respetable, pero días después batallan porque sus tíos, abuelitos o papás tienen problemas, no digo que por actividades de primera necesidad no salgan, pero ojalá si lo hacen sigan las medidas de sanidad, guarden distancia, que usen bien el cubrebocas, que cuando lleguen lo desechen bien y que si tienes síntomas te vayas a checar […] no estamos para pensar que todo es una gripa, al primer síntoma, hay que irnos a valorar”, remarcó.

La Unidad Centinela de Matehuala es un espacio donde se recibe a pacientes sospechosos de COVID-19 que presenten deficiencias respiratorias o que no capten el suficiente oxígeno; inició actividades conjuntas con la Unidad Monitora desde el 16 de diciembre del 2020 y ambas se ubican en el auditorio municipal matehualense.

A pesar de que es coordinada por la Jurisdicción Sanitaria No. 2 y la Secretaría de Salud de Gobierno del Estado, el apoyo para operarla comprende a los tres órdenes de gobierno.

Desde que inició su operación en el auditorio municipal, la Unidad Centinela ha recibido 46 pacientes, la máxima ocupación que se ha tenido hasta ahora ha sido 12 pacientes en un día; en lo referente al personal a cargo de áreas de atención, los Servicios de Salud informaron a este medio que, hasta ahora, se ha comisionado a un total de 44 personas entre médicos, enfermeras, trabajadoras sociales y nutriólogas.

Cuando intentamos corroborar los datos ofrecidos por los Servicios de Salud en comparación con lo que, en su experiencia, ha visto Mia en su trabajo como enfermera, esta última reveló que se les ha dicho que no pueden hablar del número de pacientes que recibe esta Unidad, motivo por el que decidió guardar su identidad como reservada a cambio de dar su testimonio para esta entrevista.

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