Antonio González Vázquez
Miércoles 14 de septiembre, el periódico El Financiero publicó en su primera plana los resultados del Ranking de Gobernadores del país. El tabloide especializado en economía, finanzas, negocios y política tituló su nota: “Ricardo Gallardo saca estrellita: es el gobernador mejor evaluado”.
La noticia causó sorpresa por su origen: una encuesta realizada por Alejandro Moreno, coordinador del área de estudios de opinión de ese medio informativo de notable influencia en la élite económica de México.
Sus encuestas gozan de prestigio no solamente por el rigor metodológico que les acompaña, sino también porque su patrocinio corre a cargo del diario que, junto con la multinacional de medios, Bloomberg, forman el corporativo mediático más importante del país.
“La estrellita” al mandatario potosino tiene entonces un valor importante. Eso no se puede regatear.
La información provocó asombro, azoro e incredulidad en una entidad donde los gobernantes se han caracterizado por su bajo nivel.
En ese mismo Ranking y en otros, el priista Juan Manuel Carreras López concluyó su sexenio con una aprobación del 33 por ciento.
En contraste, Gallardo Cardona llega a septiembre, a unos días de su primer informe de gobierno, con una aprobación de 63 por ciento.
No solamente fue aprobado su trabajo, sino que también superó la evaluación en materia de seguridad pública.
¿Usted aprueba o desaprueba el trabajo que está haciendo el gobernador en materia de seguridad pública?
44 por ciento la aprobó y 39 por ciento la desaprobó, con ello, se ubicó en la séptima posición entre las y los 32 gobernadores.
Además, en ese rubro, San Luis Potosí se colocó por encima de la media nacional, cuya tasa de aprobación fue de 35 por ciento y una desaprobación de 52.
Las encuestas reflejan un instante dentro de una coyuntura temporal determinada, muestran la realidad de un momento y sus resultados, no son para siempre.
En el caso del Ranking de Gobernadores, se trata de septiembre de 2022; Gallardo Cardona fue el mejor evaluado, pero es imposible saber cómo saldrá la encuesta de octubre próximo o las que se vayan realizando durante el sexenio.
Gallardo tomó los resultados y la noticia como un triunfo y puede ser que lo sea, sin embargo, su gran desafío será sostenerse.
Sería absurdo suponer que mes a mes le den una estrellita, eso es materialmente imposible, así que su gozo se tendría que circunscribir al momento actual. Nadie sabe qué ocurrirá después.
De eso se trata con las encuestas: ilustrar el presente con estadísticas, la percepción social y la opinión de las personas, traducidas en números y porcentajes.
Pese a eso, a ningún gobernante le agradaría salir en el último lugar de la tabla. Todas y todos aspiran a ubicarse al menos en el top tres, cinco o diez, después de eso, está la medianía y la desaprobación mayoritaria.
Gallardo Cardona es sobresaliente en septiembre, nada más. Es factible que más adelante pierda posiciones o incluso, que se desplome dramáticamente pues todo depende del curso que siga su administración.
Por ahora todo parece marchar sobre rieles.
La administración pública es compleja y los problemas surgen súbitamente. Pueden ser escándalos de corrupción, excesos desde el poder e incluso tragedias derivadas de omisiones o negligencia de las autoridades; cualquier cosa puede ocurrir y con ello, la opinión pública tiende a modificarse.
¿Cómo le hizo el gobernador?
Simplemente viene haciendo lo mismo de siempre: vincularse lo más posible con la gente. Tiene conexión con un sector mayoritario de la sociedad, especialmente, con los más vulnerables. Su estilo y discurso conectan con una cauda de simpatizantes cada vez mayor.
Su estrategia de ayudas sociales es el motor que impulsa la imagen del mandatario: es quien da.
Sus programas asistenciales son un éxito para él y su gobierno, por ello, tienden a multiplicarse con montos millonarios para dar a quienes antes no recibían.
La gente conecta con “El pollo” y pronto lo empezarán a querer.
Es un político sagaz, astuto y pragmático.
Se le podrá tachar de ignorante, frívolo, ocurrente e inculto, pero incluso a sus debilidades les saca provecho para convertirlas en fortalezas.
Presume que trabaja 17 horas diarias y eso mismo exige a sus colaboradores pues de lo que se propone quiere resultados. Movido por la ambición o por el interés general, Gallardo Cardona está en todos lados.
Lo controla todo, lo cual para quien gobierna, es esencial.
El aparato publicitario que le rodea no tiene parangón en San Luis Potosí: aprovecha cada instante en las redes sociales y le saca mucho jugo a la inagotable sed de presupuesto de la mayor parte de medios de comunicación, donde, quienes antes aplaudían a otros mandatarios, ahora lo tienen a él en un pedestal.
Con ello, acapara la agenda informativa y la política; lo absorbe todo y avasalla a todos, de modo tal que, desde la oposición no se rebate prácticamente nada.
Sus opositores, sean diputados o alcaldes, lo acompañan, lo abrazan y lo apoyan; algunos hasta reparten junto con él las dádivas y lo hacen plenos de alegría y satisfacción.
Además, los organismos empresariales están plegados al mandatario. A los pobres su despensa y a los potentados, un asiento en el Consejo Consultivo Potosí.
Partidos acríticos, la iglesia encantada con Gallardo y los organismos intermedios de la sociedad civil, ausentes salvo algunas organizaciones sociales combativas que reclaman por las y los desaparecidos o los feminicidios.
La percepción que prevalece entonces es la del consenso y la aprobación.
San Luis Potosí tiene a un gobernador en plena etapa de crecimiento y madurez. Si el cambio en los hechos no se nota, lo que sí se nota es que está aprendiendo a manejar con habilidad los hilos del poder.
Los problemas fundamentales siguen, aunque en el ánimo de la población el gobernador está haciendo bien su trabajo.
Sorteó su leyenda negra vinculada a presuntos negocios ilícitos de la familia, fue a prisión y luego recuperó la libertad para hacerse diputado federal y después saltar a la gubernatura. Superó situaciones críticas y ahora resultó ser el gobernador mejor evaluado.
Paradójicamente, le fue de beneficio político haber caído en prisión sujeto a un proceso del cual fue absuelto gracias a un amparo. En 2015 estaba en la ruina política y hoy gobierna el estado.
Es aliado de la cuarta transformación que es la fuerza política encarrilada a salir avante en las elecciones presidenciales de 2024.
Mientras en el PAN y el PRI siguen en la duermevela, el futuro de Gallardo luce promisorio, eso no agrada a algunos, pero probablemente sí a muchos.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias NOTIMEX, La Jornada y Milenio.