Antonio González Vázquez
La comunidad universitaria bajó al alcalde Enrique Francisco Galindo Ceballos de la nube en que andaba.
Las y los estudiantes le reclamaron su incumplimiento de garantizar la seguridad a la población estudiantil.
De paso, el rector Alejandro Javier Zermeño Guerra también le dio un raspón al confirmar que los operativos de seguridad comprometidos no se han cumplido.
La Universidad Autónoma de San Luis Potosí sufre la inseguridad en la Capital del Sí. En eso no hay pero que valga.
Las recientes protestas del jueves y viernes que derivaron en el cierre de calles y avenidas a raíz de la presunta desaparición de una alumna de la Facultad de Derecho, fue la gota que derramó el vaso.
La paciencia se terminó porque la seguridad no es “PoSíble”.
Con independencia de si la situación de la joven Yezenia es de “no localizada”, su desaparición provocó el resurgimiento de un ánimo de inconformidad y frustración entre los estudiantes por los niveles de inseguridad que viven en su entorno.
El gobierno municipal se había comprometido a implementar un operativo permanente al exterior de escuelas y facultades universitarias. El acuerdo, luego de que la comunidad universitaria expuso un panorama lamentable de inseguridad.
En realidad, no era gran cosa lo que tenía que hacer el municipio a través de su PoliSía: realizar recorridos frecuentes en calles aledañas a los planteles y poner en funcionamiento los botones de pánico.
En síntesis: hacer presencia policíaca para inhibir las actividades ilícitas y situaciones que pusieran en riesgo la integridad física de las y los estudiantes.
Además, el compromiso incluía mejorar el alumbrado público puesto que en calles por las que se toma camino a las escuelas, era tan deficiente que existían zonas de penumbra.
No se hizo, no cumplió.
Tarde o temprano llegaría una reacción estudiantil y ésta, se expresó airadamente. Se sintieron engañados.
Y de nuevo, Galindo Ceballos se volvió a comprometer a atender los reclamos que, de manera directa, le hicieron en una reunión a las puertas de la Facultad de Derecho.
Por supuesto, no existe certeza de que ahora sí vaya a cumplir lo que ya incumplió una vez. Sí hubo cierto grado de confianza, ya se ha diluido.
Las movilizaciones y reclamos de las y los universitarios representaron un duro golpe de realidad a un ayuntamiento de apariencia y simulación.
Proyectan una imagen de eficiencia y pretenden hacer creer que se han superado los problemas cuando no es así. El caso universitario es apenas uno de tantos temas que se atienden solamente a través del discurso y la propaganda.
Para el ayuntamiento resolver un problema es equivalente a hacer un compromiso o llegar a un acuerdo, no importa que se trate de una crisis como la inseguridad de la que son víctimas las y los estudiantes de la UASLP.
Se creen que, porque el alcalde fue y se reunió con los estudiantes, ya está todo resuelto, como si su sola presencia eliminase la problemática.
Negro panorama el de los potosinos con un gobierno municipal cuya prioridad es dar atole con el dedo.
Va siendo hora de que el alcalde Galindo deje la burbuja en la que vive. Presume que es un alcalde que va por la calle y que, por eso, entiende los problemas. Eso es incidental cuando los hechos le explotan en la cara.
Su proximidad con la ciudadanía es apariencia e imagen. Se le puede ver en todos lados, en cualquier escenario, pero como si no estuviera; no se atienden los conflictos solo con verlos.
El alcalde asumió el cargo hace poco más de un año y ya tenía un diagnóstico de la situación, por eso, ha reiterado que recibió una ciudad devastada, olvidada y desatendida. Luego entonces, sabía de la problemática universitaria en el tema de la inseguridad.
La ciudad y su población sufren un ayuntamiento conducido como quien administra con base en las relaciones públicas, la publicidad y los acuerdos políticos.
Una vez más, el municipio como escalafón para trayectorias políticas a futuro. No el porvenir de la gente, sino el personal.
Hablan de resultados cuando en los temas relevantes son imperceptibles.
No se puede gobernar una ciudad con mensajes motivacionales. El alcalde puede soñar con que la potosina sea la mejor policía y que la ciudad se la más segura del país; la gente quiere eso y lo quiere ahora.
La crisis reciente, demuestra que no hay capacidad para gobernar bien.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias NOTIMEX, La Jornada y Milenio.