Alejandro Rubín de Celis
Ricardo Gallardo Cardona pisoteó la dignidad de la mayoría de los médicos jubilados del Hospital Central… y ellos lo permitieron.
Los médicos jubilados que protestaron por falta de pago desde febrero pasado; sí, ellos, que entregaron su vida profesional a la atención de personas de escasos recursos en el Hospital Central “Dr. Ignacio Morones Prieto”, y que dejaron de darle tiempo de convivencia a sus familias, entre otros sacrificios, fueron presionados y manipulados por un gobernador sin escrúpulos que se aprovechó de su estado de vulnerabilidad, no sólo para obligarlos a aceptar sus condiciones, sino para hacerse promoción personal y orillarlos a afiliarse al Partido Verde y a echarle porras. Sólo un grupo minoritario no se prestó a la deshonrosa maniobra.
El personaje que se da aires de magnánimo les asestó a los galenos en retiro un duro golpe a sus ingresos, al reducirlos aproximadamente en un 50 por ciento y quedar en un monto de 25 mil pesos mensuales. A cambio, los médicos optaron por atender dócilmente las exigencias del gobierno gallardista y no ejercer una presión mayor para hacer valer un derecho adquirido durante décadas. Las expresiones de los médicos que aceptaron esas desventajosas condiciones se resumen en dos enunciados derrotistas que ellos mismos manifestaron a las primeras de cambio: “de lo perdido, lo que aparezca” y “de eso a nada…”.
El 13 de febrero pasado, los médicos jubilados hicieron una manifestación frente al Hospital Central en demanda del pago de sus ingresos correspondiente al mes de enero de este año, que para entonces no habían recibido. Posteriormente, el doctor Mario Alberto Espinoza del Río, dirigente de la Asociación Profesional Gremial de Médicos del Hospital Central “Dr. Ignacio Morones Prieto”, encabezó gestiones con autoridades del gobierno estatal y el 26 de febrero les pagaron los adeudos por salarios al 100 por ciento hasta la primera quincena de febrero, pero no les liquidaron la segunda parte del aguinaldo que les debían.
Gallardo Cardona justificó la falta de pagos a que, con la federalización de los servicios de salud, ya no le correspondía al Gobierno del Estado pagarles a los médicos jubilados, pero que vería la posibilidad de hacerlo a través de la Dirección de Pensiones del Estado. ¿De veras?, pero si su gobierno le debía hasta mayo del año pasado, 3 mil 646 millones de pesos, de los 4 mil 843 millones que para entonces arrastraba el Ejecutivo estatal ante esa entidad, y de ese adeudo y su acumulado hasta ahora ya nadie sabe nada. La misma presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se encargó de dejarle bien claro al padrino que el pago de las pensiones a los jubilados del Hospital Central corresponde al gobierno estatal.
En distintos momentos, el gobernador argumentó que no había presupuesto para pagarle a los galenos pero, en su infinita magnanimidad decidió imponer un acuerdo que reduce aproximadamente a la mitad el sueldo de los doctores para quedar en 25 mil pesos mensuales, con lo que violenta el principio jurídico de progresividad que también es válido cuando hay derechos adquiridos a través del tiempo aunque no medie contrato alguno, como es el caso. ¿En serio no hay recursos para pagarles la totalidad de su sueldo (que recibieron sólo hasta la primera quincena de febrero) a 68 médicos jubilados? ¿Y los cientos de millones de pesos que se gasta el gobernador en caprichos personales como la Arena Potosí, que tuvo un costo de 658 millones de pesos; o en espectáculos de toda índole, buena parte de los cuales son de su gusto personal? ¿No hay para pagarles apenas lo justo a los médicos pero sí para construir puentes atirantados que no requieren de cables de acero para soportar su estructura?
Antes de firmar el “convenio” impuesto, el 9 de febrero, el gobernador puso condiciones que hizo saber a los médicos a través de sus personeros y que se pudieron comprobar a través del intercambio de mensajes en el chat de WhatsApp de la organización gremial: afiliarse al Partido Verde, dar “Like” a las publicaciones relacionadas con el convenio, escribir comentarios favorables sobre éste, agradecer al gobernador públicamente su benevolencia, no emitir quejas sobre el arreglo al que llegaron, y eliminar todas aquellas que tengan que ver con las carencias y deficiencias del Hospital Central.
En un desplegado publicado 13 de mayo, la mayoría de los médicos atendió aquello de agradecerle públicamente al gobernador su bondadosa acción: “La Asociación Profesional Gremial de Médicos del Hospital Central ‘Dr. Ignacio Morones Prieto’ por este medio manifiesta su agradecimiento al Sr. Gobernador LIC.RICARDO GALLARDO CARDONA y a sus colaboradores, por haber favorecido la firma del Convenio de Regularización del Pago a los Médicos Jubilados del Hospital Central ‘Dr. I. Morones Prieto’, que en tiempos pasados, dedicaron su vida al bienestar de la salud de los más desprotegidos (…) Reconocemos al Gobierno como un aliado del grupo médico, con el que seguiremos trabajando en pro del bienestar de todos los médicos activos que cumplieron con el compromiso asistencial de los más desamparados”.
Para reafirmar su noble acción en favor de los médicos jubilados, Gallardo les anunció, en el acto de firma del convenio, que habrá de crear el Día de la Médica y el Médico Potosinos.
En un mensaje de Facebook, en el que su imagen aparece en la mayoría de las fotos, se lee lo siguiente: “Llevamos a cabo la firma del convenio para formalizar los pagos de médicos eméritos del Hospital Central, resolviendo una problemática añeja que, en décadas no había podido solucionarse”. Los médicos presentes en el evento le daban las gracias a un gobernador que en ese mismo momento les estaba dando una profunda estocada.
¿Dónde quedó la dignidad de la mayoría de los médicos que aceptaron semejantes condiciones? ¿No pudieron resistir y hacer algo más, como buscar otras alternativas que presionaran al gobernador para que no dañara sus ingresos y de paso los utilizara con fines políticos?
Porque la firma del contrato le sirvió a Gallardo para difundir fotografías del evento, en la mayoría de las cuales aparece él y, como de costumbre, usando frases de su “gran gestión” como mandatario.
Penosamente, los médicos que aceptaron esas vergonzosas condiciones ahora se suman a tantos grupos e instituciones que Ricardo Gallardo Cardona mantiene bajo su control.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente. Periodista desde hace 38 años. Fue coordinador de Noticias de Canal 7 de televisión en SLP y director de la revista Transición en sus versiones impresa y electrónica. Docente universitario durante 31 años. Ha impartido materias de periodismo, ética de la comunicación y opinión pública.