María Ruiz
En los últimos meses, el Ayuntamiento de San Luis Potosí instaló varios monitores de calidad del aire en la capital con la intención de vigilar los niveles de contaminación ambiental. Sin embargo, el director de Ecología Municipal, Jaime Mendieta, confirmó que estos dispositivos no funcionarán como medidores oficiales en tiempo real, sino que se utilizarán únicamente para realizar estudios especializados.
La razón principal es que los sensores, cuando se colocan de manera itinerante en distintas zonas, pierden precisión y eficacia.
“En alguna otra ocasión tuvimos monitores móviles, pero al moverlos de un lado a otro se perdió la eficiencia y calidad de los datos que generaban”, explicó Mendieta.
Actualmente, todos los monitores están ubicados de forma fija en la Unidad Administrativa Municipal, con el fin de mantener condiciones estables que permitan obtener datos confiables para análisis posteriores.
Esto implica que, aunque puedan captar información sobre la calidad del aire, no emitirán reportes ni alertas en tiempo real para informar a la ciudadanía sobre niveles de contaminación.
Esta diferencia resulta fundamental, ya que un monitoreo oficial y normado requiere equipos de alta tecnología que cuestan aproximadamente seis millones de pesos, mientras que los sensores usados aquí son modelos de bajo costo —unos 12 mil pesos— que permiten abarcar un mayor número de puntos, pero con menor exactitud.
“El objetivo de estos sensores es emitir estudios y análisis especializados sobre las condiciones contaminantes detectadas, no sustituir a los sistemas normados de monitoreo oficial, que son competencia estatal”, afirmó Mendieta.
Esto genera dudas sobre la utilidad práctica de los dispositivos para la población, que esperaría recibir información directa y puntual sobre la calidad del aire para tomar precauciones en caso de contaminación elevada.
Por ahora, el proyecto está en fase de prueba tras seis meses de operación en la Unidad Administrativa, donde los datos se resguardan y analizan para valorar la viabilidad del sistema en la capital.
Sin embargo, la falta de un monitoreo en tiempo real y la limitación del equipo itinerante plantean un un escenario donde la información sobre la contaminación podría llegar con retraso o de manera menos precisa.