Carlos Rubio
Ya desde hace tiempo que San Luis Potosí atraviesa una crisis de liderazgos políticos que tiene a la capital y al estado en la lona. Nadie en este momento y en su sano juicio, podría nombrar a una sola persona que crea capaz de encabezar la capital el próximo trienio o de gobernar el Estado.
Yo sé que los partidos están llenos de cuadros esperando por su turno para ocupar un cargo (seguramente de cuota), pero hay que diferenciar muy bien al baquetón de apellido rimbombante que espera para ser nombrado director de asuntos intrascendentes del Ayuntamiento, de un verdadero líder que venga a cambiar la forma en la que malamente se están haciendo las cosas.
Cualquiera puede ser gobernador, pero no cualquiera puede gobernar.
Entre las nueve definiciones que la Real Academia Española le otorga a la palabra gobernar, para mí destacan dos: “Guiar y dirigir” y “componer, arreglar”.
Usted, estimado lector, ¿consideraría que Ricardo Gallardo Cardona y Enrique Galindo Ceballos están guiando y arreglando el estado y la capital, respectivamente?
Ni una ni otra, pero entonces ¿qué están haciendo? No se sabe, sin embargo, esta no es la mala noticia, sino que no hay nadie a quién apostarle para que los suceda.
Ocurrencias todos tienen, pero plan de trabajo y objetivos, complicado.
Tampoco basta con ser un millonario prestanombres para saber gobernar. El dinero y la inteligencia son cuestiones que no están estrictamente relacionadas.
Ni en las dirigencias de partidos ni en el Congreso del Estado. San Luis está urgido de proyectos que busquen incidir de verdad en las políticas públicas y no solo en el erario.
En parte esto ha sido culpa del efecto Gallardo Cardona. La única vía que algunos individuos han encontrado para posicionarse en la vida pública ha sido a través de la crítica a la figura del gobernador.
Y no es que esté mal criticar al opositor, pero centrar todo el discurso en eso vuelve al líder vacío.
Debe haber equilibrio entre la crítica y las propuestas.
De nada sirve un gobernador que se dedique a atacar a todos y su gobierno carezca de un camino trazado. Algo así como lo que ocurre ahora mismo en el Estado.
Al día de hoy, sin ninguna figura que emerja, parece ser que las siguientes elecciones serán de quien tiene el control del Estado, por lo que, una vez más, no importará si se tiene o no un proyecto, será el dinero y el control lo que defina quién ocupará las próximas sillas que estarán disponibles.
¿Será acaso que los mismos potosinos somos quienes estamos abandonando a nuestro estado?
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente director editorial de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública. Formó parte de la tercera generación del MásterLab en edición de investigaciones organizado por Quinto Elemento Lab.