Fortaleza moral

Octavio César Mendoza

En política, todo ataque ad hominem versus cualquier adversario debe ser medido por las posibles consecuencias tanto negativas como positivas que deriven de éste. Golpear sin fundamento al adversario suele ser un acto de desesperación que termina en el fortalecimiento moral del atacado, y constituye uno de los errores de cálculo político más costoso conforme de acercan los tiempos electorales.

La carencia de fundamentos del atacante también puede convertirse en una contra estrategia del atacado, y eso supone un excelente conocimiento del juego por parte de quien se convierte en el objetivo del chisme, la calumnia y el oprobio, si sabe utilizar la psicología inversa.

En San Luis Potosí, recientemente, se han visto afectados varios personajes que causan nerviosismo en otros más, sea por acumulación de poder o por posibilidad futura de ejercerlo. Nadie cuyo perfil no represente un peligro valorable, es digno de ser objeto de golpeteo. En política, quien no tiene adversarios, quien no levanta dudas o no genera incomodidad, no simboliza ningún tipo de poder.

Previo “disclaimer“, es importante recordar que toda animadversión proviene de las bajas pasiones como lo son la envidia, el resentimiento o la franca mala fe proveniente de entrañas percudidas por el desgaste emocional de sus portadores. Los atacantes suelen usar sus corazones como alforjas cargadas de vino amargo, o convertirlos en un carcaj de flechas de punta venenosa. Pero en política pura, que la hay, las motivaciones de todo ataque deben ser de orden intelectual, estar bien argumentadas, y ser dirigidas desde una superior posición moral o de poder.

Como sea, y para extenderme levemente en esta materia de forma gratuita y por amor al arte, hago mención de dos ataques ad hominem que han terminado por fortalecer a su objetivos: J. Guadalupe Torres Sánchez y J. Ricardo Gallardo Cardona -el orden se deriva de la línea histórica de los sucesos en comento, obvio, y la J. de su literaria plasticidad ideográfica.

Desde la seria óptica del estudio político y su contraparte, el jocoso divertimento del análisis coyuntural, estos casos de ataque directo son muy interesantes, tanto por las características de los mismos y sus repercusiones políticas, como por los resultados finales y malogrados, por cierto, de sus emisores.

Hace unas semanas, el secretario general de Gobierno fue acusado, a sangre fría, de ser parte de un aparato de espionaje de dimensiones dantescas, y de poseer una red de medios de presión de orden maquiavélico. La narrativa invirtió, incluso, en adherir el supuesto conocimiento de todo tipo de autoridad federal para ahondar en la gravedad de un caso de naturaleza meramente doméstica.

En el cruce de ataques y acusaciones avivadas por vivales de diversos medios de comunicación cuyas líneas editoriales fueron enderezadas como misiles balísticos en contra de dicho personaje público, este terminó por fortalecerse aún más.

Mostrando una técnica de defensa silenciosa pero eficiente, J. Guadalupe Torres Sánchez no hizo otra cosa que mantenerse impávido, a la espera de la muy previsible y rápida caída del castillo de naipes marcados por sus adversarios, y sus bonos en el mercado político crecieron. Si ya era objeto de estudios de empoderamiento que lo ubican como un proyecto viable en cualquier puesto de elección popular al que lo designe su líder y amigo, el gobernador del estado (a quien “Lupe” ha defendido y defiende a capa y espada, mostrando sus mayores cualidades: lealtad, inteligencia y prudencia) hoy la antedicha razón se hizo mayor de edad por dos motivos: uno, que si hay alguien que siempre ha cuidado las espaldas del hoy internacionalmente famoso “pollo”, ese es su secretario general de Gobierno, y dos, que todo el escándalo no hizo mella en su ánimo.

Para explicar el espacial transcurso de esta parábola debo citar, nuevamente, esa incómoda o exagerada palabra: “internacional”, en virtud de que el titular del Poder Ejecutivo del Estado del Potosí sin límites generó una ola de menciones en Internet al convertirse en epicentro de la polémica derivada de la aparición de uno de los últimos iconos de la cultura del rock mundial en la Fenapo 2025: Marylin Manson.

En este caso, el gobernador recibió toda la andanada de golpes mediáticos que la ultra derecha del PRIAN pudo asestar, y se mantuvo indemne, se ganó a la banda, y reiteró su postura como demócrata de izquierda moderada. Todo un triunfo que generó, incluso, la envidia de los chilangos. La crítica previa fue aplastada por los saltos de más de 200 mil eufóricos asistentes al concierto del autor de “The beautiful people” , procedentes de diversos sitios de México y el mundo.

Y aquí me disculpará el cultérrimo lector por la súbita traslación lingüística, pero debo presumir que incluso un servidor, ferviente rockero de antaño y asaz defensor de la grandeza de la música clásica, sintió un profundo orgullo por la también súbita internacionalización de mi Sanwicho, gracias a la visión del Gober. Mis respetos, padrino.

A modo de colofón de esta su atemporal columna, no puedo omitir el sabio consejo del viejo demonio de la virtud política (os dejo de tarea su santo nombre) que sugiere a los aliados de un adversario temer, antes que la represalia, la burla de ser todo, menos el fin y la razón de las cosas. Así de pequeños somos.

Perder la credibilidad es un clásico bíblico ejemplificado por don Judas, el de las 30 monedas de plata, quien como actor secundario de la acusación hacia nuestro eterno salvador Jesús perdió de vista que era parte de un plan divino, y no el director del mismo. La ambición puede hacer perder el prestigio de un día para otro, por más monedas de plata que se haya embolsado el muy flamígero.

En la antípoda de este paralelismo, no omito informar que quienes financiaron a los medios de comunicación que atacaron a los dos hombres más poderosos del Estado comparten, hoy, pegaditos junto a ellos, el pan, la sal, los abrazos y los planes políticos a futuro. Nadie sabe para quien trabaja si no es patrón.

En estos casos de ataques con balas de salva, quienes quedaron al descubierto fueron los dichos voceros de la estruendosa inquina; o animadversión, para no perder el sutil encanto intelectual pero populachero de estas historias paralelas.

Aunque pronto volverán a la carga, lo sé. Y será muy divertido seguir estudiando sus estratagemas oníricas. Ya estoy ansioso por enterarme del siguiente chisme en torno a nuestros gobernantes.

Saquen las banqueteras.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es poeta, escritor, comentarista y consultor político. Actualmente ocupa la Dirección General de Estudios Estratégicos y Desarrollo Político de la Secretaría General de Gobierno del Estado. Ha llevado la Dirección de Publicaciones y Literatura de la Secult-SLP en dos ocasiones, y fue asesor de Marcelo de los Santos Fraga de 1999 a 2014, en el Ayuntamiento y Gobierno del Estado de SLP, y en Casa de Moneda de México. Ganador de los Premios Nacional de la Juventud en Artes (1995), Manuel José Othón de Poesía (1998) y 20 de Noviembre de Narrativa (2010). Ha publicado los libros de poesía “Loba para principiantes”, “El oscuro linaje del milagro”, “Áreas de esparcimiento”, “Colibrí reversa”, “Materiales de guerra” y “Tu nombre en la hojarasca”.