Abelardo Medellín
Entre tantos sueños, desvaríos, lapsus, promesas vacías, ocurrencias sensacionalistas y desfiguros impunes, es difícil seguirle el paso al gobernador y sus odas diarias al absurdo.
En tan solo un par de meses, hemos visto a un mandatario que cree ver fantasmas en los balcones de Palacio, hace burla de la orientación sexual de sus colaboradores y llega al ridículo de negar irregularidades que sus propias dependencias admiten.
Dentro de esta maraña de imaginativas mentiras y propuestas irrisorias, el jefe del ejecutivo no perdió la oportunidad de darnos una de cada una esta semana: por un lado, afirmó que la Feria Nacional Potosina (FENAPO) reunió más de 350 mil personas en un solo concierto, y por otro lado obligó a ciudadanos de la delegación de La Pila a apoyar la municipalización del territorio que habitan.
Podríamos hacer aquí un extenso análisis de por qué dicha afirmación y la propuesta son absurdas, inviables y han puesto en evidencia al ejecutivo del estado como un mitómano con cargo, pero en lugar de ello, vamos a atender lo dicho por el gobernador en su propia dimensión. Porque si el gobernador y sus colaboradores decidieron mudar su poco criterio y razón al país de las maravillas, vamos a acompañarlos a la tierra de las fantasías y juguemos con la pregunta: ¿y si la Fenapo fuera un municipio?
Si la Fenapo fuera un municipio, su alcalde interino (el presidente del Patronato) Fernando Rojo Ocejo, sería un consentido gallardista. ¿Cómo no serlo?, Rojo Ocejo fue funcionario público en Soledad de Graciano Sánchez y no solo eso; cuando Ricardo Gallardo Juárez era alcalde en Soledad el hoy presidente de la Fenapo era apoderado legal de la empresa Construcciones y Desarrollo Barfe, a la que el municipio soledense benefició con 19 contratos por un monto de 27 millones 983 mil 507.93 pesos. Consentir a Rojo Ocejo con “una Feria”, parece ser una constante de la Gallardía.
Si la Fenapo fuera un municipio, sería la segunda demarcación más poblada del estado. Reuniendo 358 mil personas en una sola noche, la Feria tendría 7.8 por ciento más habitantes que Soledad, casi el doble de habitantes que Ciudad Valles y 2.5 veces más ciudadanos que Matehuala. Sin embargo, aún sería menor que San Luis Potosí, con 558 mil habitantes menos.
Con esa cantidad de personas en la Fenapo, se lograría superar con creces el mínimo de 20 mil habitantes que contempla la Ley Orgánica del Municipio Libre del Estado para la creación de un nuevo municipio y que, dicho sea de paso, La Pila no cumple.
Si la Fenapo fuera un municipio, sería el territorio más pequeño del estado, con apenas 0.28 kilómetros cuadrados, muy por debajo de los 71.5 kilómetros cuadrados del actual municipio más chico: Villa de la Paz. Sin embargo, esa cifra se compensaría en densidad poblacional, pues con una población de 358 mil habitantes, la Fenapo sería tan densamente poblada, que por cada metro cuadrado habría 1.3 habitantes.
Si la Fenapo fuera un municipio sería el segundo ayuntamiento con más ingresos. Según los dichos del gobierno, tan solo el primer fin de semana reunió 2 mil 500 millones de pesos, lo cual es más que el ingreso de 58 ayuntamientos para 2025, con excepción de San Luis Potosí, cuya Ley de Ingresos contempla para este año la entrada de 3 mil 826 millones 105 mil 444. Pero no cantes victoria, Enrique Galindo, porque si a la edición 2025 de la feria, le va en la realidad como le fue en boletines el año pasado, posiblemente logren los 5 mil millones de pesos de derrama económica.
¿Qué tan sorprendente es eso?, 2 mil 500 millones de pesos en un fin de semana es una cifra que nadie que trabaje para el gobernador se imagina. Hablamos de 833 millones de pesos al día, 34 millones de pesos cada hora, 578 mil pesos cada minuto. Y todo, gracias a un concierto y el rampante sobre costo de servicios y productos.
Si la Fenapo fuera un municipio, recibiría una atención privilegiada en materia de Seguridad. Con mil 700 elementos designados a cuidar la Feria este año, hablamos de un promedio de 4.7 policías por cada mil asistentes la noche que Don Omar se presentó, es decir, una cifra que supera por mucho la recomendación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que sugiere alrededor de 2.8 a 3 policías por cada mil habitantes para un sistema de seguridad óptimo, proporción que, vale decirlo, casi ningún otro municipio potosino cumple. Quién lo diría, el gobernador que cada semana se queja de la falta de elementos policiacos en los municipios, destina cada elemento que puede a resguardar una Feria, ojalá algún día tengan la misma suerte aquellas demarcaciones que critica por tener cinco policías.
Si la Fenapo fuera un municipio tendría atención prioritaria por parte de las instancias de gobierno. En la Feria la gente se puede registrar en horario nocturno a programas sociales y la Secretaría de Finanzas regala descuento para pago de multas, es decir, que los funcionarios trabajan horas extras para atender a la gente y la Sefin ofrece estímulos por el simple de hecho de asistir, sin mencionar las decenas de regalos pagados con dinero público que intentan contentar a una población que, de forma ordinaria, no siempre es atendida.
Si la Fenapo fuera un municipio tendría un sistema de transporte y una movilidad únicas. Camiones gratuitos que llegan desde la capital y Soledad, bahías de taxis aisladas, cruces peatonales gigantes y elementos de seguridad que ayudan a cruzar a los asistentes. Ya quisiera la gente que intenta cruzar la Salvador Nava a la altura de Lomas tener la atención de un tránsito y ahorrarse el puente anti peatonal con elevador.
Si la Fenapo fuera un municipio recibiría una promoción turística oficial que ni la Feria de la Enchilada ha tenido. El gobernador anuncia la Fenapo desde febrero, comienza a revelar artistas desde mayo, recién llega junio y la administración ya manda boletines diarios sobe todos los esfuerzos que se despliegan para realizar la Feria. Gallardo Cardona dice que no destina ni un peso a la celebración de la Fenapo (porque es autosuficiente), pero claro que destina recursos a su promoción: atención, esfuerzos, materiales, personal y tiempo. Todos valiosos para un gobierno, a menos que no tengas interés en hacer algo mejor.
Si la Fenapo fuera un municipio, hay que decirlo, el gobernador sería feliz. Los bares obligados a vender Ron y Tequila Potosí, todos los espacios son verdes, los pasillos tienen fotografías tamaño real del mandatario para que la gente se retrate, los trabajadores de las dependencias se desviven por promocionar la imagen oficial (lo único que a él le interesa que hagan), los negocios pagan hasta 45 mil pesos para instalarse, puede regalar a los niños la experiencia de formarse por dos horas para subirse a un juego y a los adultos el lujo de ver las siglas “RG” formadas con drones en el cielo… y lo mejor, a tan solo unos metros está la Arena Potosí, a donde los habitantes del municipio de la Fenapo podrían asistir cada que el gobernador necesite llenar de acarreados los futuros Campeonatos Nacionales Charros.
Esta es la gran fantasía onírica del jefe del ejecutivo. Tener más razones para presumir su feria y quizá, al mismo tiempo, lograr esa vieja promesa de alcanzar los 60 municipios antes que termine su mandato. Diríamos que es una tontería descabellada, pero que algo lo sea nunca ha detenido al gobernador.
El jefe del ejecutivo sueña con hacer de La Pila un municipio, y con ello cercenar más el territorio administrado por el ayuntamiento capitalino; sueña con que la Fenapo alcanza cifras estratosféricas, para así tener algo que presumir; sueña que con una feria y un municipio basta para que su nombre aparezca con algo más que infamias en los libros de historia… pues, como diría el Subcomandante Insurgente Galeano (antes Marcos) en su breve cuento “Un relato del Viejo Antonio”:
“En este país todos sueñan. Ya llega la hora de despertar…”
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.