María Ruiz
El Centro Integral para el Bienestar Animal del Ayuntamiento de San Luis Potosí llegó a su límite: más de 120 perros y gatos viven actualmente resguardados en el albergue municipal, todos ellos víctimas de maltrato, abandono o lesiones graves, reveló la regidora Maritza Jenith Vázquez, promotora del bienestar animal en el Cabildo capitalino.
“Estamos a cupo lleno. Son 120 animalitos que padecieron maltrato o fueron abandonados a su suerte. Muchos llegaron heridos, desnutridos o traumatizados por la violencia que sufrieron”, advirtió la funcionaria, quien opinó que el panorama es altamente.
De acuerdo con la regidora, las zonas periféricas de la ciudad —La Pila, colonia Terremoto, en comunidades del norte— concentran los mayores casos de abandono; ahí es común que familias o particulares dejen a sus mascotas en caminos rurales o baldíos, sin esterilizar y sin posibilidad de sobrevivir por sí solas.
“Es una práctica recurrente. Abandonan a los animales sin esterilizarlos y eso multiplica el problema. La periferia está saturada de jaurías”, explicó Vázquez.
El abandono no solo genera escenas de crueldad, sino también un problema sanitario y de seguridad pública, pues las jaurías buscan alimento en la basura o atacan a transeúntes, especialmente en zonas marginadas.
El Centro Integral para el Bienestar Animal fue diseñado como un refugio temporal, pero las condiciones actuales lo han convertido en un hospital permanente para sobrevivientes del abandono y la crueldad.
Los casos se acumulan cada semana, mientras el espacio, los recursos y el personal resultan insuficientes.
“El centro fue creado con el espíritu de albergar animalitos maltratados o lesionados, pero la demanda crece cada día. Nos enfrentamos a una realidad triste: ya no hay lugar para más”, reconoció Vázquez.
La regidora adelantó que se trabaja en nuevas estrategias para impulsar la esterilización masiva y endurecer las sanciones por abandono y maltrato, así como en campañas de adopción responsable.
“San Luis Potosí necesita una ciudadanía más empática. No podemos seguir normalizando el abandono. Estos animales no son desechos, son seres que sienten”, enfatizó.