Sheinbaum visita la Huasteca potosina en medio de reclamos

Desiree Madrid

La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo recorrió este miércoles las comunidades de la Huasteca potosina que se vieron afectadas por las lluvias torrenciales ocurridas la semana pasada y que dejaron graves daños en viviendas, caminos y servicios básicos.

Durante la visita, la presidenta anunció que la entrega de apoyos federales se realizará en dos etapas, aunque habitantes de varios municipios señalaron que la ayuda aún no ha llegado a muchas localidades.

En el primer contacto con la población, la mandataria se limitó a un breve intercambio desde su camioneta oficial, sin descender del vehículo y resguardada por personal militar y de seguridad. En ese momento, el gobernador Ricardo Gallardo Cardona tampoco descendió.

Sheinbaum Pardo afirmó que los trabajos de limpieza “ya han avanzado significativamente” gracias a la participación de fuerzas federales y estatales, lo que permitirá acelerar la realización de censos y la entrega de recursos.

Explicó que la primera etapa de apoyos consistirá en recursos para la rehabilitación básica de viviendas, con entregas previstas “a inicios de la próxima semana”, mientras que una segunda fase canalizará apoyos adicionales según la magnitud de los daños, a través de censos casa por casa realizados por personal de la Secretaría de Bienestar.

Pese a estos anuncios, habitantes de zonas como Ébano y San Vicente Tancuayalab aseguraron que la ayuda no ha llegado a sus comunidades, ante lo que la presidenta respondió:

“Se ha llegado a todos lados y a todos lados vamos a llegar”, y “no va a hacer falta el recurso”.

Según datos oficiales, 12 municipios resultaron afectados, y cuatro comunidades permanecen incomunicadas por deslaves, inundaciones y caminos colapsados. Hasta el momento se han movilizado 1 mil 400 elementos de distintas corporaciones para distribuir más de 7 mil 600 despensas y 6 mil litros de agua, además de la apertura de seis albergues temporales.

Aun así varios ejidos permanecen aislados, entre ellos El Caracol, en Tamuín, y Antigua Reforma, en Ébano.

Durante las visitas a viviendas dañadas, se restringió el acceso a los pobladores que se encontraban alrededor, limitando el contacto directo con la mandataria. Aunque el recorrido por Tamazunchale no fue extenso, Sheinbaum y su equipo se trasladaron en automóvil, por lo que se impidió un acercamiento más amplio con la población que esperaba a pie.

La visita de la presidenta a Tamazunchale ocurrió en medio de un panorama devastador, especialmente en el Barrio del Carmen, la primera zona en recibir el embate del río Moctezuma.

Decenas de familias en la calle 16 de septiembre y zonas aledañas esperaban la oportunidad de hablar con la presidenta para expresar su situación, que califican como “indescriptible”.

Residentes como Elsa Rubio López pidieron directamente a la mandataria y al gobernador “de todo corazón que no nos abandone”, mientras agradecieron al presidente municipal Adelaido Cabañas el apoyo recibido hasta ahora.

Muchos, incluyendo madres solteras, relataron la tristeza de ser sorprendidos por las crecientes durante la noche y que se llevaron pertenencias como refrigeradores y lavadoras.

Los daños materiales son extensos. Vicente Trejo Atero, quien vivía cerca del río, contó que el agua “se llevó todo a mi casa”, incluyendo láminas y documentos importantes. Actualmente permanece en un albergue ofrecido por vecinos, mientras otras familias, como la de la señora Juanita, lograron salvar solo algunos enseres subiéndolos a la azotea.

Varios hogares, incluyendo uno con siete integrantes, permanecen inhabitables y requieren limpieza profunda para que puedan regresar.

Entre las preocupaciones de los vecinos está la distribución desigual de la ayuda y el aprovechamiento de la situación. Algunos señalan que “se han enfocado del otro lado, y a nosotros no nos han podido ayudar a sacar nuestro lodo de la casa”, lo que pone en riesgo a adultos mayores, niños y niñas.

Además, denuncian que personas de zonas menos afectadas reciben apoyos económicos, mientras quienes sí sufrieron daños continúan desprotegidos.

A pesar de que el río sorprendió nuevamente a la región —la última crecida similar ocurrió hace doce años—, los habitantes afirman que no se les ha ofrecido reubicación, aunque muchos estarían dispuestos a mudarse a un lugar más seguro si se les proporcionara.