Estela Ambriz Delgado
Ante el paso de la mariposa monarca por la Sierra de San Miguelito en su periodo migratorio, la dirección del Área de Protección de Flora y Fauna (APFF) de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) alerta sobre el daño que la planta de algodoncillo tropical puede causar al ciclo de la especie.
La dirección del APFF informó que, aunque no lo parezca, esta planta que se creía era buena para las monarca ha creado mariposas débiles, promoviendo parásitos y obligándolas a quedarse, interrumpiendo el fenómeno natural de su migración, que está en peligro.
Por ello hacen un llamado a la población a que se corrija la situación para salvar a la “Generación Matusalén” y asegurar que lleguen a los santuarios de hibernación en la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca, en Michoacán y Estado de México.
Señalan que muchas personas plantan algodoncillo tropical (Asclepias curassavica) con la idea de ayudar a la especie, ya que esta les sirve de alimento, sin embargo esta planta puede alterar la migración natural y favorecer enfermedades que la debiliten.
En este sentido se detalla que la curassavica es originaria de regiones más cálidas y húmedas; aunque puede crecer en la Huasteca Potosina, afecta tenerla en las regiones Altiplano, Centro y Media, ya que no muere ni se seca en invierno, por lo que permanece verde y con flores fuera de temporada.
Su supervivencia la convierte en un riesgo ecológico, al interferir con la migración de la mariposa monarca, ya que al tener alimento disponible todo el año, las adultas se ven tentadas a reproducirse localmente, en lugar de entra en diapausa o reposo, y completar la migración de miles de kilómetros hacia los santuarios de hibernación.
Además, se advierte que su presencia continua fomenta la acumulación y transmisión del parásito protozoario Ophryocystis elektroscirrha, que daña a las orugas y provoca mariposas más débiles, más pequeñas o con alas deformes, lo que afecta su supervivencia y capacidad de vuelo.
Por ello, la dirección del APFF recomienda que si ya se tiene la planta, cortarla a ras de suelo, sobre todo a finales de verano y principios de otoño para imitar el ciclo natural y reducir la acumulación de esporas del parásito.
También se puede usar flores nativas de néctar como lantana, zinnia, salvia, tithonia o polocote, y dalia, que alimentan y da energía a la mariposa adulta. Estas plantas son esenciales para la monarca migratoria, que necesita energía para el viaje, pero que no la incita a quedarse.
Con este cambio se puede contribuir a la conservación del viaje migratorio de la mariposa, proteger su salud y evitar propagación de parásitos, fomentar la siembra de plantas nativas de la Sierra de San Miguelito, y dotar de un espacio amigable con la naturaleza y otros polinizadores residentes.





