Abelardo Medellín Pérez
La inocencia artificial con la que el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (Ceepac) intenta disimular el favor que le hicieron al gobernador Ricardo Gallardo Cardona y a su proyecto político resulta, no solo irrisoria, sino incluso insultante para una ciudadanía cuyo único temor es que se le entregue la gubernatura a un integrante de la familia verde.
Hace una semana, el Ceepac aprobó por unanimidad el enviar al Congreso el Estado una iniciativa de ley la cual establece que, en aras de asegurar la paridad, la siguiente contienda electoral por la gubernatura se integre únicamente por candidatas mujeres.
La señal fue clara: los consejeros le hicieron el trabajo sucio al legislativo, al gobernador y a la aspirante preferida del PVEM rumbo al 2027, Ruth González Silva; aun cuando a todas luces la iniciativa fue un obsceno regalo político para el proyecto gallardista, más sorpresiva ha sido la defensa que el organismo ha desplegado para sostener tan monumental agravio.
Este jueves 11 de diciembre, la consejera Graciela Díaz Vázquez se entrevistó con la periodista Erika Salgado y aprovechó el espacio para respaldar el trabajo que el organismo realizó al enviar la iniciativa.
De entre toda la plática resaltan dos ideas que la concejera utiliza para defender lo propuesto por el Ceepac: por un lado, que ellos no quieren imponer normas, sino únicamente ponen el tema de la paridad exclusiva a discusión; y por otro, sugiere que la propuesta debe pasar por el Legislativo para que, de haber matices, reservas o ajustes, sean los partidos políticos quienes los realicen a través de sus diputados.
“Ceepac no está imponiéndole ninguna obligación a ningún partido político, estamos colocando un tema sobre la mesa, que debió haberse discutido desde 2020, y que tiene discutirse ahora para que pase por el tamiz legislativo”, afirmó la concejera.
A partir de la analogía que utiliza Díaz Vázquez podemos advertir que, en su excusa, la consejera esgrime un exceso cuestionable de confianza en aquello que “deberían” hacer los diputados; en términos simples, la concejera cae en la falacia moralista: cree que el mundo es como debería ser.
No, los diputados (y mucho menos los de la actual legislatura) no son un tamizador, ni un filtro, eso implicaría que tienen un proceso recurrente, efectivo y razonado para estudiar, evaluar y proponer iniciativas que traigan beneficios para la ciudadanía; pero no es así, en la realidad, los legisladores locales solo tienen dos modalidades: o son facilitadores en demasía o son obstáculos con obstinación.
Si se trata de una iniciativa conveniente para el gobernador, llegan al extremo ridículo en el que escuchamos morenistas “comprometidos con el pueblo” que votan a favor barbaridades bajo el lema de “la correspondencia política” (le rascamos la espalda hoy, para ver si nos rascan mañana). Por el contrario, si se trata de un aumento presupuestal para la Universidad Autónoma (¡un aumento que el propio gobernador pidió!) los legisladores fingen tener criterio propio y presumen sin pudor su convicción de estorbar, cueste lo que cueste.
Con esto en mente, hay que admitir que otorgarle la categoría de “tamiz” al legislativo local es un poco ingenuo y demasiado inocente.
El legislativo potosino no es un tamizador ni un filtro, es más bien un embudo, que concentra y dirige.
Cuando las iniciativas y el proyecto gallardista o federal lo requieren, los diputados reciben, dictaminan y aprueban reformas en menos de tres días. El infame fast track. Concentra lo que debería ser un proceso de revisión y estudio, en una coreografía de aprobaciones mayoritarias; y dirige todos los esfuerzos para que aquello conveniente a la gallardía, salga tal y como fue ordenado desde palacio.
No cambian nada, no modifican para mejorar, no mueven comas, no discuten, no acuerdan en favor de la población. Reciben, dictaminan, votan. Si no se consultan entre fuerzas políticas, ¿qué le hizo creer al Ceepac que esto era “poner el tema en la mesa”, y que el Congreso lo iba a consultar o discutir?
No, lo que hizo el Concejo fue entregarle al gobernador una excusa perfecta en bandeja de plata.
En un año, cuando la senadora González Silva se postule formalmente y alguien quiera cuestionar a Gallardo Cardona o a su partido el porqué de la candidatura, el jefe del Ejecutivo dirá: “Pudo ser cualquiera, pero el Ceepac fue el que sugirió la exclusividad de género”.
No regulan un pendiente, le lavan las manos anticipadamente al gobernador y en el proceso se mancharon.
Y nada es mejor prueba de lo anterior que lo ocurrido este mismo jueves. Por la tarde, las comisiones de Puntos Constitucionales y de Régimen Interno y Asuntos Electorales aprobaron por mayoría la iniciativa mandada por el Ceepac y el presidente de la Junta de Coordinación Política, Héctor Serrano, confirmó que las mismas podrían aprobarse entre el domingo y el lunes.
No había pasado ni medio día y el “tamizador” en el que tanta fe puso el Ceepac, se les convirtió en embudo (de nuevo) y maquinó para sacar la iniciativa antes de irse de vacaciones.
Las buenas intenciones y la credulidad como pretexto no pueden ser las razones para justificar una iniciativa que, a los ojos de todos, le da visto bueno al proyecto transexenal de la Gallardía. Esto es igual a admitir que la candidez de los concejeros es más grande que su capacidad para leer el contexto que les rodea.
Así como un legislativo a modo, no es tamizador, sino embudo; un árbitro electoral que opera a favor de un grupo político y se excusa en la institucionalidad, no es un árbitro, sino una cuchara de servir y una con la que ya se ha servido el Ejecutivo.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.






