Blakely Morales
Lavando trastes me pregunté: ¿El gobernador de San Luis Potosí lavará los trastes en su casa?
No por curiosidad doméstica, sino por coherencia política.
No lo daré por hecho, si alguien lo tiene a la mano, pregúntele por favor. O usted mismo, gobernador, hágamelo saber y de paso al público. Con todo respeto, claro.
En el fondo mi pregunta es otra.
Mi primera opinión sobre la “Ley Gobernadora” fue: esto tiene de progresista lo que yo de físico matemático.
Más tarde leí a una feminista potosina que respeto por su teoría y práctica, que propuso complejizar el debate.
Partiendo del hecho de que seguramente habrá gobernadora en San Luis Potosí en 2027, corregí: la “Ley Gobernadora” es progresista. Debe gobernar una mujer porque es lo justo. Lo que está en discusión es quién decidirá su nombre, cómo y con qué fines se instrumentaliza al feminismo para hacerlo.
Lo que no cuadra es el momento político y el vínculo directo de la senadora Ruth González. Así hay que decirlo. Si la reforma es inconstitucional, eso no nos toca decidirlo.
Si asumimos que la iniciativa propuesta por el CEEPAC, pasó por los escritorios de una o varias oficinas de Palacio de Gobierno o de Vallejo 200, cabe preguntar, ¿por qué la prisa?
Sí, sí; los tiempos electorales se vienen encima y el camino jurídico de la reforma requiere tiempo para llegar a tribunales. Pero, ¿por qué desde hace más de un año el Ejecutivo parece más concentrado en administrar la sucesión que en gobernar el presente?
Sin eximir al Organismo Público Electoral Local de su papel en validar decisiones que no nacen precisamente de su autonomía, también me parece prudente preguntar: ¿Fue esta una provocación del gobernador, de su grupo o del Verde en su conjunto? ¿Buscaron colocar en un predicamento a la presidenta de México?
No sería la primera vez que un poder intenta forzar a la Presidencia a elegir entre principios políticos y lealtades partidistas. Convicciones feministas en este caso.
Con su opinión en la mañanera cuestionando la legalidad de la reforma y enfatizando su rechazo al nepotismo, Sheinbaum parece dejarlo claro: no cederá un ápice. No por lo pronto.
Los artífices de la “Ley Gobernadora” buscaban eso, polarizar, enfrentar; de las opiniones moderadas que defiendan el derecho de los hombres a votar y ser votados, a los comentarios extremos abiertamente machistas y misóginos, todo servirá al relato y confirmará que no solo es justo, sino necesario que haya por primera vez una mujer gobernadora.
Puede que sí, puede que no. Precisamente por eso la pregunta. Si el gobernador resulta feminista y no cualquiera, sino uno radical, no admitirá simulaciones y aceptará que cualquier mujer llegue al poder en el 2027, sea de su partido, de su grupo, de su familia, o no.
Porque el feminismo no se demuestra con reformas hechas a modo, sino con la renuncia a usar a las mujeres como coartada del poder. “Es tiempo de mujeres” es una frase hecha que cualquiera con convicción o sin ella puede decir.
¿Es usted feminista, gobernador Ricardo Gallardo? Si lo es, tendrá que demostrarlo cuando ya no controle el resultado.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
