Como sabemos que nuestro cuerpo alberga cosas interesantísimas, decidimos traerte más información acerca de la boca, ¡Que ni te imaginabas!
1. La boca es un conjunto de músculos.
Fíjate en un esqueleto: el cráneo y la mandíbula inferior proporcionan el soporte estructural para los músculos que conforman el contorno de la cara. Es difícil pensar que sólo un grupo de músculos den forma a nuestra cavidad bucal, pues es de una complejidad increíble.
Todos estos músculos hacen posibles los movimientos de la boca, sean la formación de palabras, silbar, sonreír, hacer pucheros o mostrar los dientes en gestos amenazadores.
2. Muchas, muchas papilas gustativas.
Para que tengas más datos sobre la boca, has de saber que tu lengua está recubierta por completo de, literalmente, miles de papilas gustativas (en un adulto promedio habrá aproximadamente 10.000).
Las papilas gustativas son lo que hacen posible reconocer los sabores, junto con la saliva, y son pequeñísimas protuberancias en la superficie de la lengua; bajo un microscopio, las verás como setas con terminaciones nerviosas. Con el tiempo, estas terminaciones nerviosas van muriendo, y con ellas nuestra capacidad para saborear.
3. La saliva es ¿sangre filtrada?
Más o menos. Obviamente la sangre, que es nuestro principal fluido corporal, es la fuente de la saliva. Sucede que a medida que la sangre fluye y pasa por las numerosas glándulas situadas en diversas partes de la cara, el plasma se filtra y eventualmente se convierte en la saliva.
Ésa es la labor de las glándulas salivales, responsables de la reabsorción de ciertos elementos del plasma, y que permiten a otros elementos transformarse en el producto final.
4. La boca es prácticamente una unidad con nariz y ojos.
Nuestra boca está interconectada con la nariz y los ojos, aunque no es posible pasar un hilo de un orificio al otro.
Es más preciso decir que comparten una complicada serie de glándulas, aberturas y tubos, que conducen finalmente a dos de nuestros sistemas principales: el digestivo, que termina en el estómago, y el respiratorio, que conduce a la tráquea y a los pulmones.
Por eso, cuando te congestionas con una gripe, es muy común que se te tape la nariz y te lloren los ojos.
5. Los dientes, hechos de la sustancia más dura.
¿Sabías que después del diamante, el esmalte dental es la sustancia más dura de la Tierra? Se le llama también tejido adamantinado, y es una cubierta compuesta por hidroxiapatita –el mineral más duro del cuerpo humano que está presente en los huesos, aunque en menor densidad–.
El esmalte recubre la corona de los dientes y los convierte en prácticamente indestructibles, de allí que sea necesario para los odontólogos utilizar taladros en miniatura para tratarlos. Por eso es que te pueden sacar los dientes de un golpe, pero no siempre te los parten.
Mantener el esmalte sano es, entonces, una de las cosas más importantes si queremos conservar la salud de nuestra boca.
6. ¿La lengua es una sola?
Parece que sí, ¿verdad? Pero en realidad es una combinación de cuatro músculos distintos, responsables cada uno de diferentes funciones; así es posible que puedas mover la lengua en todas direcciones, y que puedas realizar otros movimientos de gran complejidad, necesarios para hablar, comer y tragar.
Y como se trata de músculo, es susceptible de entrenarse; por eso es posible aprender otros idiomas, pues con la lengua practicas la fonética y la repetición de sonidos.
7. Boca y nariz para saborear.
En artículos previos te hemos hablado de la relación entre el olfato y la capacidad de saborear. Basta con ponerte el ejemplo de comer algo cuando estás con gripe: las cosas no saben igual, o no saben.
Es así porque la mayor parte de nuestra percepción de los sabores involucra nuestro olfato: a medida que vamos comiendo, se genera una fina y leve “niebla”, los olores de la comida ascienden a la nariz, estimulando los receptores olfativos, que se mezclan con la percepción de las papilas gustativas.
8. La boca es una de las partes más sucias de todo nuestro cuerpo.
Y no precisamente por decir groserías. No importa cuánto te la laves o te cepilles los dientes, la boca es el hábitat de cientos de diferentes bacterias.
Pero esto no es malo necesariamente. Como en los intestinos o en otros lugares del cuerpo, estas bacterias combaten microbios y otras bacterias recién llegadas, manteniendo así nuestra salud.
Claro que si migran de la boca hacia otros sitios donde comúnmente no viven, te enfermarás. Es lo que sucede si alguien te muerde: la piel se infecta.
9. La saliva, un poderosísimo “solvente”.
La saliva es necesaria para el proceso digestivo, así como para proteger los órganos dentro de la boca.
La digestión es posible gracias a una enzima, llamada amilasa, que ayuda a descomponer los carbohidratos que ingerimos. La amilasa se utiliza para fabricar panes, por ejemplo, y romper los azúcares complejos como el almidón (la levadura contiene amilasa).
De hecho, algunas amilasas bacterianas se usan como detergentes para disolver almidones (en algunos procesos industriales). Siendo exagerados, podríamos decir que la saliva sería capaz de digerir cualquier cosa.