Por el pronto regreso de Alan, Jorge, Israel y Calep

Fotografías: Narrativas Dignas.
Fotografías: Narrativas Dignas.

Por Narrativas Dignas

Jorge Rodríguez Ortiz… Presente.

Cuando Jorge era niño, le gustaba usar un sombrero texano mientras jugaba en la sala de su casa. Es el hermano pequeño de los Rodríguez Ortiz, “el piloncito” como le dice su mamá. Sus hermanas cuentan que, si por él fuera, hubiera vivido en el campo y tendría un caballo, aunque no ha tenido oportunidad de montar uno.

A Jorge le encanta la cumbia y es un excelente bailarín; una de las actividades que más ama es llevar a su hijos a las fiestas de los barrios de la capital potosina. Una semana antes de ser desaparecido, festejó el cumpleaños de su niña mayor; sus dos hijos siguen esperando que su papá regrese del trabajo para jugar con él.

Calep Adonai Maldonado Moncivais… Presente.

Calep es un viajero, tiene planes de irse a vivir a Estados Unidos con sus tíos, quiere estudiar y trabajar allá. El último viaje familiar que hizo fue a Mazatlán, donde pudo volar en el parachute, el video lo muestra sonriente y disfrutando de la hermosa vista.

Calep ama las motocicletas desde que era niño y acompañaba a su papá de viaje con su club biker. Después de una larga labor de convencimiento, logró que su mamá le diera permiso de comprarse una propia, la manejó de la agencia a su casa, la moto de Calep lleva dos años en la cochera, esperando ser estrenada por su joven dueño.

Alan Michel Martínez Vargas… Presente.

Alan es muy hábil para arreglar y construir cualquier objeto. En la sala de su casa se encuentra una pequeña moto hecha por él: tuercas, tornillos y una palanca como asiento, que su madre muestra con orgullo.

Ella cuenta que desde niño se veía que Alan sería muy trabajador, desde que acompañaba a su abuelita a vender tamales antes de llevarlo al kinder. En la juventud se convirtió en montacarguista, le iba bien en el trabajo, pero la pandemia provocó que lo perdiera; consiguió un empleo donde no tenía contrato ni prestaciones de ley. Su familia recuerda que ese viaje de trabajo, en el que fue desaparecido, sería el último antes de renunciar.

Israel Andrade Hernández… Presente.

Si recorres las calles de la zona oriente de la capital potosina, aún te puedes topar con la rata que Israel utilizaba como firma. Israel es conocido como Nano o Soul La Rata entre el círculo de artistas urbanos de la zona.

Ante la ausencia que ha calado en su comunidad, su hermano mayor lanzó una firma de rapers y tatuajes con el apodo de Israel, Soul, para continuar con su legado hasta su regreso.

Jorge, Calep, Alan e Israel… Presentes.

Un memorial, instalado en la avenida Industrias el pasado 6 de agosto, muestra a Jorge, Calep, Alan e Israel como sus familias y amigos los recuerdan. El muro que mezcla las técnicas del grafiti y el paste up, simboliza un altar de búsqueda, donde se pide por su pronto regreso a casa, creado por el artista Juan Carlos Nsano.

Jorge, Calep, Alan e Israel fueron desaparecidos hace dos años, el 26 de julio de 2021, en Lagos de Moreno, Jalisco. Los jóvenes potosinos viajaban en una camioneta con otros tres compañeros de trabajo –que fueron detenidos– rumbo a Tonalá, donde se encontraban construyendo un motel, cuando fueron víctimas de una desaparición masiva por integrantes del crimen organizado en colusión con la policía municipal.

El memorial busca que las historias familiares ocupen el espacio público y sean colocadas al centro, para intentar revertir la narrativa revictimizante de la Fiscalía de Jalisco, que culpó a los jóvenes de su desaparición al acusarlos de haber asaltado una tienda de autoservicio, hecho que las familias señalan como un montaje. Una iniciativa impulsada por el proyecto Narrativas Dignas.

¿Dónde está mi carnal?

“Israel es un amigo desde la infancia, crecimos juntos. Los dos nos dedicamos a esto del grafiti y arte urbano. De qué otra manera puedo exponer este sentimiento que tengo si no es de la forma que nosotros hacemos las cosas”, relata Juan Carlos Nsano.

A días de no saber nada de su amigo de 19 años, el artista comenzó a pensar cómo podría apoyar en su búsqueda. Convocó a cuatro amigos en común que, como él, se sentían impotentes, frustrados y enojados por la ausencia de Israel.      

Por la tarde del domingo 5 de septiembre de 2021, los jóvenes recorrieron las calles del centro de la capital potosina con una cubeta de engrudo y una escoba en manos, en busca de muros prolijos donde pegar carteles con el rostro de su amigo desaparecido y la leyenda: “¿Dónde está, Israel Andrade Hernández, mi carnal?”.

Una semana después, el 12 de septiembre, las familias realizaron la primera marcha en la capital; solicitaban la colaboración del Gobierno del Estado en la investigación que realizaba, en aquel entonces, la Fiscalía de Jalisco. Las familias se encontraban desesperadas, unos días antes de la manifestación, se encontró una prenda de Calep en una bodega, cuya localización fue obtenida, al día siguiente de la desaparición, por una aplicación de geolocalización que compartían Jorge y su esposa, pero las autoridades desestimaron esta prueba.

Nsano y sus amigos pegaron carteles de los cuatro jóvenes en las rejas de la Fiscalía, en apoyo a las familias y sus exigencias a las autoridades potosinas. A finales de 2021, ante las constantes omisiones y revictimización señaladas por las familias, la Fiscalía General de la República atrajo el caso.

A dos años de la desaparición, cuatro policías de Lagos de Moreno se encuentran vinculados a proceso por colusión con el crimen organizado, pero las familias se siguen sintiendo insatisfechas con la investigación, que no les ha dado noticias sobre el paradero de Alan, Jorge, Calep e Israel.

Un altar para su pronto regreso a casa

Durante dos meses, Juan Carlos Nsano y la equipa de Narrativas Dignas trabajamos con la familia para la creación del memorial. Conocimos a Calep, Jorge y  Alan desde los recuerdos amorosos de sus familias y comprendimos cómo sus ausencias han roto sus vidas y hecho estragos en la salud de las personas que los aman.

“Todas [las familias] tenían pequeños altares con agua, flores, veladoras, la fotografía del familiar y algunos santos; encontramos qué era lo que las unía. En este caso, [el memorial] es un altar de búsqueda, de luz; un altar para pedir por el regreso de ellos, que dé esperanza a los familiares”, explica Nsano

Para la familia de Jorge, lo más valioso del memorial es que las personas que transitan por la zona podrán conocer a los jóvenes más allá de la desaparición que sufrieron, pero también podrán unirse a la oración constante de sus familias para pedir por su pronto regreso a casa.

“Lamentablemente, es muy recurrente que estemos viendo fichas de búsqueda a diario, pero no llegas a tener noción hasta que conoces a un familiar. Hasta que platiqué con las familias me di cuenta de cómo afecta esta crisis, que detiene el mundo de las familias. Esa ausencia es evidente”, comenta Juan Carlos.

Para la mamá de Calep, el altar para los muchachos ayudará a “tener el apoyo de la gente, que se sensibilicen y sean empáticos, y no piensen que esto nunca les va a pasar porque todos estamos expuestos”.

Se buscó que el muro estuviera cerca de la Zona Industrial, como una forma de señalar a la empresa Grupo MYSI, Mantenimiento y Soluciones Integrales, lugar donde los jóvenes trabajaban sin contrato ni prestaciones de ley, y que no han apoyado en la búsqueda, a pesar de que sus empleados desaparecieron durante un viaje de trabajo. Las familias narran que sus hijos estaban insatisfechos con las condiciones laborales y tenían planeado renunciar en fechas próximas.

Mientras Juan Carlos Nsano y la equipa de Narrativas Dignas comenzaban a trabajar en la instalación del memorial, el proyecto Luciérnagas de Medianoche –acompañantes a través del arte escénico– preparaban los distintos materiales que serían utilizados durante los rituales de instalación, junto a los familiares de Calep, Jorge y Alan.

Las más de siete horas que tardó la colocación del memorial, las familias estuvieron abrazadas por sus compañeras del colectivo Voz y Dignidad por los Nuestros y por personas que se solidarizaron con la causa, mientras Luciérnagas de Medianoche acompañó y reconfortó desde el bordado, la colocación de tatuajes de henna con los rostros de sus ausentes, los poemas y los performance; un ritual de esperanza y abrazo para las familias.

“No basta con ser buenas personas en lo individual, tenemos que ir juntas y construir un nosotros para ganarle la batalla a esta guerra de exterminio, pues hay muchos amores que, durante esta guerra absurda, se han vuelto cenizas bajo nuestros pies; ceniza de fosa que al descubrirla se vuelve el polen de la justicia. Justicia que continúa afilando su sonido al llamado de la memoria (…), notas de justicia que van en contrapulso, en contralto, en contracorriente, en contra y recontra de todo. Vayamos como ellas nos enseñan, cOmo las madres buscadoras, como enjambre de luciérnagas en media noche, surcando la oscuridad heredada de los gobiernos indolentes que siguen infringiendo dolor”, recitó Cristina López, coordinadora de Luciérnagas de Medianoche, durante la instalación.

Que este altar de búsqueda, sostenga el derecho a la memoria y a la verdad de las familias de Jorge, Alan, Calep e Israel; que recuerde que las historias de las familias deben de ser las primera en ser escuchadas.

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