Por Victoriano Martínez
Para proclamarse “altamente transparente” como lo hizo el alcalde Enrique Galindo Ceballos sin serlo o se sabe conscientemente cínico o de plano vive engañado por sus colaboradores.
“No tengo un solo contrato protegido por la ley de transparencia”, dijo Galindo Ceballos con la característica confusión de conceptos a la que recurre la demagogia política.
La Ley no protege los contratos. En todo caso, lo que establece es el procedimiento y los requisitos para que aquellos contratos con causales de reserva se declaren temporalmente inaccesibles públicamente.
Para presumir su alta transparencia en materia de contratos, Galindo Ceballos aseguró que en casos polémicos como el contrato de renta de patrullas, la información siempre estuvo disponible.
Peor ejemplo no pudo haber escogido.
Ese contrato se firmó el 16 de diciembre de 2021 y aunque tendría que estar publicado a más tardar el 10 de enero en la Plataforma Estatal de Transparencia, se publicó hasta el miércoles 2 de febrero de 2022.
En el ínter, Galindo Ceballos incurrió en la ostentación de datos falsos en torno a los términos del contrato. Aseguró que se determinó al proveedor de las patrullas a través de un concurso, que tendría que haber sido una licitación pública a por invitación restringida. No obstante, no hubo concurso, se asignó por adjudicación directa.
Sobre aquel contrato, Galindo Ceballos afirmó que “es una inversión global a tres años de 160-170 millones de pesos”, cuando de acuerdo con el documento el costo real del contrato es de 203 millones cinco mil 67 pesos.
No sólo retrasaron la publicación del contrato con el argumento de que se encuentra “en proceso de recabación de firmas y/o versión pública” (sic), sino que al ser requerido a través de una solicitud de información se recurrió a la prórroga para mantenerlo oculto.
Si la publicación de aquel contrato se dio más por la exhibición de las inconsistencias en el procedimiento, hay la presunta defensa de Galindo Ceballos sobre la publicación de convenios con medios de comunicación como un ejercicio legítimo, legal y necesario para dar a conocer las acciones del gobierno municipal, renueva su falsa ostentación.
La transparencia se practica, no se declara. Durante este año, en el apartado correspondiente a los contratos con medios, el Ayuntamiento capitalino cumple puntualmente con la publicación de los formatos correspondientes a los meses de enero, febrero, marzo, abril y mayo, pero en ninguno se reportan contratos con medios bajo el argumento “no se generó”.
No sólo con acuerdos de reserva Galindo Ceballos oculta información. Posiblemente habrá información que legalmente se justifique su reserva temporal, pero entre los acuerdos enlistados en el Índice de Información Reservada hay mucha información que no tendría por qué estar reservada.
Una situación que, además de exhibir la vocación de opacidad de Galindo Ceballos, da cuenta del nulo papel de la Comisión Estatal de Garantía de Acceso a la Información Publica (CEGAIP) para prevenir reservas indebidas y garantizarle a la población la posibilidad de conocer información pública.
Una proclamación de ser “altamente transparente” precedida por declaraciones que falsean información como en el caso del contrato de arrendamiento de patrullas y la afirmación de publicar los contratos con medios sin que sea cierto colocan a Galindo Ceballos en la circunstancia de hacer alarde de lo que sabe que no es real.
El resultado es que lo único “altamente transparente” es que Galindo Ceballos no resulta confiable… por amable que se presente.
