Amarraditos los dos

Óscar G. Chávez

No sólo son la Constitución del estado, leyes y reglamentos que norman la administración pública los que desobedece y hace desobedecer Ricardo Gallardo, ya también lo hizo y logró que lo hicieran con los estatutos de la Asociación Nacional de Charros, sin importar que éstos prohíban que sus convenciones se realicen de manera consecutiva en el mismo lugar consiguió que de nueva cuenta San Luis sea sede del evento. 

El fin justifica los medios, podrá decirse lo que sea y señalársele como corrupto y corruptor,  pero mientras haya quien se preste a abrirle la puerta y ponerse de tapete, la culpa no será de él, otros serán los responsables. Reflejo de la política estatal. 

Ya era justo que tras varios reveses al menos una le saliera bien; después de todo, tanto esfuerzo, mentiras, difamaciones, distracciones de recursos, declaraciones torpes de funcionarios poco capaces y golpeteo por parte de malquerientes con “mentalidad jodida”, debían tener su recompensa y repetir congreso para presumir (ahora sí su arena charra) fue una victoria que debe a sus amigos de pala y reata; a quienes, se dice, los tiene bien maiceados. 

Porque se podrá ser de mal gusto, pero nunca pichicato, menos cuando se tiene una caja grande, tan grande como el ingreso del estado de San Luis Potosí. ¿A poco sus detractores pensaban que se iba a dar tan fácil por vencido? Podrá no haber un buen sistema de medición de la calidad del aire, podrán quedarse sin cobrar su pensión los burócratas y profesores jubilados, podrán no entregarse las participaciones estatales a la Universidad, pero de eso a quedarse sin presumir la arena charra, pues no. 

A esto habrá de sumarle el gozo y la euforia del derroche navideño, que por cierto todavía no nos enteramos cuánto se gastó en posaditas de bailongo norteño el año pasado; no es para menos, en vísperas de año electoral hay que captar la mayor cantidad de votantes. De algo tendría que servir el volverse empresario musical y los compadrazgos con artistas de tambora y acordeón.

Pero con todo y esto, ese gozo se le puede ir al pozo, ¡que ha vuelto Xavier Nava! El uno para el otro; destinos comunes. 

A saber si es para bien o para mal, ni para quién es el uno y para quién el otro, pero su reaparición, en caso de que ocurra lo que espera, puede traer ciertos cambios en el panorama de la política potosina, ya que hasta hace algunos meses no se le veía participando en nada, como no fuera alguna declaración tras el membrete en el que se ha refugiado y que seguro comenzará a utilizar como bandera, el Frente Cívico Potosino o lo que de él queda.  

De conseguir Xavier que la Suprema Corte de Justicia falle a su favor, como supone que será, definitivamente se dará un replanteamiento en el diagrama que comenzaba a trazarse previo al proceso electoral; pero también es necesario preguntar, ya que la respuesta mucho determina los nuevos alcances de Nava, ¿por qué aparece hasta ahora? Su justificativa y  ridícula frase del silencio a nadie convence.

Tampoco estaría por demás saber cómo consiguió que la Corte atrajera su caso, el motu proprio es impensable y nada creíble, pero la respuesta puede darnos muchas otras sobre todo en el giro que pueden tomar los acontecimientos partiendo de los alcances de los actores. En este mismo sentido es casi seguro que de nuevo se le enmendará la plana al Congreso del estado, al que al parecer ya agarró de cliente; patéticos nuestros diputados.

Hay otra punta suelta que quizá convendría (y espero) tratar por separado, ¿qué ocurrirá con el nombramiento pendiente del magistrado que el PAN (o Xavier Azuara) quiere imponer?, recordemos que en parte su actuar en el caso de los ejidatarios de La Libertad contra Xavier Nava fue lo que posibilitó su nominación, y si bien en inicio con esto se logró incapacitarlo políticamente, parece ser que no será así.

Finalmente, ¿quién se animará a prestarle la estafeta?, porque recordemos que Nava enredado en un sarape de aparente decencia política, tampoco ha tenido la valentía de declararse simpatizante de algún partido político y ha tratado de beneficiarse de cuantos ha podido, y seguro de nueva cuenta acabará pidiéndosela al que se deje. ¿Volverán también los Montessori?    

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

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