Argentinos deciden en las urnas el rumbo del País

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BUENOS AIRES (22 de Noviembre de 2015).- Argentina vive hoy la segunda vuelta de las presidenciales en la que se elegirá entre Mauricio Macri, de la alianza opositora Cambiemos, y el oficialista Daniel Scioli, del Frente para la Victoria. La elección pondrá fin a la llamada “era K” tras 12 años de kirchnerismo en el poder.

Favorito en las encuestas, Macri se presenta como el candidato del “desarrollismo del siglo XXI” con el aval de su gestión de ocho años al frente de la alcaldía de la ciudad de Buenos Aires y el reciente triunfo de su candidata, María Eugenia Vidal, en la provincia de Buenos Aires, principal distrito electoral del país, gobernado durante cerca de 30 años por el peronismo.

Scioli, del gobernante Frente para la Victoria, acumula una larga carrera política forjada con gestiones peronistas de las más distintas tendencias y con una experiencia de dos mandatos en el gobierno de la provincia de Buenos Aires.

Ambos tienen mucho en común, como su origen acomodado y su paso por el mundo del deporte antes de saltar a la política, aunque han desarrollado estrategias muy diferentes en su camino a la Casa Rosada, con la vista puesta en captar el voto de los indecisos, entre cuatro y 11 por ciento, según distintas consultoras.

Macri, que en la primera vuelta electoral, el pasado 25 de octubre, obtuvo 34% de los votos, apenas tres puntos por debajo de Scioli, ha logrado en el último mes revertir la tendencia y colocarse a la cabeza de todos los sondeos con una innovadora campaña basada en el mensaje del cambio, en el contacto personal y en las redes sociales.

La llamada “revolución de la alegría” de Macri ha contrastado con la “campaña del miedo” de Scioli, centrada en denunciar presuntos planes de ajuste del líder de Cambiemos y en apelar al voto para conservar los logros del “modelo kirchnerista”, en especial la millonaria partida en subsidios y ayudas sociales.

Enredado entre las promesas de continuidad y el cambio que demanda buena parte de la sociedad argentina, Scioli ha tenido que enfrentar además el “fuego amigo” del kirchnerismo y de un peronismo dividido y sacudido por la derrota en la provincia de Buenos Aires, su tradicional bastión electoral.

La tragedia también une a las familias de los candidatos sobre las que pesa el fantasma de los secuestros sufridos por el hermano menor de Scioli en 1975, de Macri en 1991, y de su hermana Florencia, en 2003.

No son intelectuales ni grandes oradores, reconocen que no tienen gustos sofisticados, pero sí hablan varios idiomas, comparten la pasión por las vacaciones a Miami y Europa y la farándula.

Los dardos entre ambos candidatos se multiplicaron en la recta final de la campaña, salpicada por la polémica provocada por un comentario del asesor de cabecera de Macri y estratega político, Jaime Durán Barba, que afirmó que el papa Francisco “no mueve ni diez votos” en la elección.

Comentario que Scioli aprovechó en su cierre de campaña y del que Macri se ha tenido que desmarcar públicamente.

El ganador de la elección de hoy recibirá una pesada herencia del kirchnerismo, con una economía estancada, tasas de inflación superiores a 25%, según organismos independientes, una cuarta parte de la población por debajo del umbral de la pobreza y un rosario de causas pendientes por corrupción que involucran incluso al vicepresidente saliente, Amado Boudou.

Si Macri gana afrontará el reto de asegurar la gobernabilidad con el antecedente de que ningún gabinete no peronista ha logrado terminar su mandato durante los últimos 70 años.

Si el vencedor es Scioli, tendrá que enfrentar los desafíos del nuevo gobierno y tratar de liderar y aglutinar a un peronismo dividido.

Alta seguridad

Unos 32 millones de argentinos están convocados a las urnas en las más de 90 mil mesas de votación repartidas por todo el país, en donde más de cien mil miembros de la policía y las Fuerzas Armadas brindarán seguridad en los comicios.

Decenas de miles de fiscales velarán por la transparencia de una jornada que, según las autoridades electorales, arrojará los primeros resultados provisionales alrededor de dos horas después el cierre de las urnas.

El ganador de las presidenciales asumirá el cargo el próximo 10 de diciembre, aunque, a partir de hoy, Argentina dejará atrás la “era K” que inició el fallecido expresidente Néstor Kirchner en 2003 y que continuó su esposa, Cristina Fernández, con sus triunfos en las elecciones de 2007 y 2011.

Mauricio Macri, El ingeniero

Mauricio Macri, El ingeniero, como se le conoce en círculos políticos, es un empresario mimado por la oposición que cambió los negocios por el futbol antes de saltar a la política y que, ahora, ante una inédita segunda vuelta en Argentina, toca las puertas de la Casa Rosada.

Favorito en las encuestas para la segunda vuelta presidencial de hoy, Macri ha roto con la tradición política argentina.

Huye de las etiquetas que le encuadran en la derecha y se define como el candidato del “desarrollismo del siglo XXI”
con la bandera del “cambio” y de la “revolución de la alegría”. Su color, el amarillo. Y su sueño, dice, una Argentina unida.

Nacido en la ciudad bonaerense de Tandil el 8 de febrero de 1959, estudió ingeniería en la Universidad Católica Argentina antes de hacer carrera en el imperio fundado por su padre, el italiano Franco Macri.

En 1991 sufrió una experiencia que cambió su vida. Fue secuestrado durante dos semanas por un grupo de expolicías.

“Si yo no hubiese sido secuestrado, tal vez mi vida pública no hubiese existido”, reconoció públicamente.

Cuatro años después saltó al mundo del deporte como presidente del popular Boca Juniors. Durante su gestión, hasta 2008, el club vivió una época dorada: 17 títulos internacionales, todo un récord.

Aprovechó su fortuna en los negocios y el deporte para entrar en la política y en 2003 fundó Compromiso para el Cambio con un grupo de jóvenes profesionales —algunos ligados al peronismo— que sería el germen de Propuesta Republicana (Pro).

De la mano de Pro logró, en 2005, una banca de diputado nacional y ganó la alcaldía de Buenos Aires en 2007.

Tras su primer mandato en la capital, coqueteó con la idea de competir por la Casa Rosada, en 2011. Pero, apenas hacía un año de la muerte del expresidente Néstor Kirchner y su esposa Cristina Fernández, tenía más apoyo popular.

Sorprendió a propios y extraños en la primera vuelta, el 25 de octubre, quedándose con 34% de los votos.

DANIEL SCIOLI, UN SOÑADOR

Con la moderación y una política de no confrontación como estandarte, Daniel Scioli ha logrado sobreponerse durante los últimos 25 años a los vaivenes de la turbulenta política argentina, siempre con un objetivo en la mira: el sueño de llegar a la Presidencia.

“Yo hablo con todos. Me gusta consultar a todos”, sostiene el candidato del oficialismo para la segunda vuelta del próximo 22 de noviembre.

Aunque proviene del mundo del deporte, Scioli encontró un lugar en las gestiones peronistas, que con sus matices y diferencias irreconciliables han gobernado Argentina durante 18 de los últimos 20 años.

Diputado entre 1997 y 2001, secretario de Deporte bajo la Presidencia de Eduardo Duhalde en 2002, vicepresidente con Néstor Kirchner en 2003 y dos veces gobernador de la populosa provincia de Buenos Aires con Cristina Fernández, desde 2007, son los cargos que Scioli presenta en su currículum.

En todos ellos ha evitado la confrontación abierta, aún cuando durante los últimos años fue objeto de duras críticas del oficialismo.

El saliente gobernador de Buenos Aires no acusó recibo del clima político marcado por la crispación en los años kirchneristas y su imagen neutral ha permitido explicar en parte sus niveles de aceptación tras ocho años al frente de una provincia que mantiene altos índices de violencia, pobreza y corrupción.

Fue esa alta imagen la que obligó al oficialismo a ceder en los ataques, guardar sus críticas y apoyar la postulación de Scioli bajo el eufemismo de que el candidato era “el proyecto” kirchnerista.

Scioli, de 58 años, es licenciado en Comercio. Granjeó su fama en el mundo del deporte, al que se ha mantenido ligado pese a la gestión política.

Hijo de una familia de empresarios de origen italiano, Scioli fue un famoso piloto de lanchas en los 80, una actividad que lo llevó a las portadas de varias revistas.

El gobernador tiene una hija, Lorena, a quien reconoció cuando la joven tenía 17 años, tras una demanda por paternidad.

Fuente: Excelsior

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