Bastón de “mandadero”

Por Victoriano Martínez

Cuando el protagonismo les gana, hasta la ridiculez les sabe.

El martes 30 de octubre a las 10 de la mañana en el Museo de la Máscara se presentaría, en rueda de prensa, el libro fotográfico Chalco. Entre lo etéreo y lo infinito, sobre la tradición de Día de Muertos en la Huasteca, de Juan José Gámez Leija.

El autor recibió el apoyo de la Coordinación Estatal para el Fortalecimiento Institucional de los Municipios, del ayuntamiento de Axtla de Terrazas y de la Secretaría de Cultura.

Eso bastó para que el gobernador Juan Manuel Carreras López se sintiera con el poder de atracción para cancelar de último momento la rueda de prensa y pedir que el libro se presentara el 1 de noviembre en Axtla, a donde iría de gira, con él como principal protagonista, por supuesto.

Carreras López encabezó el presídium, acompañado de funcionarios y hasta diputados. No hubo un lugar para Gámez Leija… ¡el autor del libro que presentarían!

Tal descortesía no pasó inadvertida para los asistentes al acto, quienes aplaudieron en cuando menos cuatro referencias que se hicieron al autor, quien había convivido con ellos al hacer las fotografías que componen el libro.

Edgar Mata Tomás, quien habló a nombre de la comunidad, consumó un acto más de desagravio para Gámez Leija: le entregó el Bastón de Mando de Fiscal Primero. Un bastón de 120 centímetros.

A Carreras López también le entregó un bastón, aunque más pequeño, de apenas 60 centímetros. El Bastón de los Tequihuas, o mensajeros de los fiscales.

Hay tres categorías de bastones de mando: el más grande al Fiscal Primero, uno intermedio al Fiscal Segundo y el más pequeño al Tequihua, que fue el que entregaron a Carreras López.

Cuando muere alguien de la comunidad, los fiscales se presentan ante los deudos y se encargan de todos los preparativos y rituales fúnebres; los Tequihuas son los encargados de avisar a la comunidad del fallecimiento y de organizar la faena para limpiar el cementerio y cavar la fosa.

Guardadas las proporciones, si se traslada esa cadena de mando de la cultura huasteca a la mestiza, se podría decir que a Carreras prácticamente le tocó el bastón de mandadero, sin menospreciar a los mandaderos.

A Carreras se le vio muy contento con su bastón de 60 centímetros, al lado de Gámez Leija con su bastón de 120 centímetros.

Seguramente la presentación que hizo Mata Tomás contribuyó a ese ánimo de Carreras López.

El gobernador parece no haberse percatado de la desatención a Gámez Leija, pero tampoco de la forma en que los protagonistas del libro le dieron su lugar al autor.

Entre los asistentes huastecos no faltó quien mostrara extrañeza de que al gobernador se le entregara un bastón de tercero en la jerarquía.

Se trata de una muestra más de que Carreras López y su séquito están tan preocupados por el culto a la personalidad, que no se percatan de cuando la población se da cuenta de lo ridículos que resultan.

Visto en sentido estricto, el representante de los huastecos ubicó a cada personaje en su lugar: Carreras como gobernador es el primer mandatario; el autor del libro, quien con su trabajo potenció la tradición del Xantolo, le dio voz al pueblo, que es el mandante.

¿Habrán entendido la lección Carreras López y su séquito?

Un dato adicional: se tiene previsto que el libro salga a la circulación el 30 de noviembre, con una edición de al menos dos mil ejemplares, que podrían ser distribuidos de manera gratuita, aunque también está en valoración si se pone a la venta para que los recursos que genere se destinen al ejido de Chalco y a la preservación del ritual de cambio de Fiscal.

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