Buscando a Horacio

Fotografía: Nahúm Delgado

Por Antonio González Vázquez

La obra pública siempre es escasa, el dinero del erario se gasta en mayor medida en la obesa burocracia que cada año se traga hasta el 35 por ciento del presupuesto total, lo cual no deja de ser ofensivo y grosero, pero así es. Este año son más de siete mil millones de pesos en nómina y salarios en el gobierno.

De hecho, la obra pública es tan poca que cuando se inicia alguna, causa sorpresa permanente el hecho de que nunca la hagan bien y que no la empiecen y la concluyan en tiempo.

Siempre es así, la burocracia potosina es especialmente cuidadosa en eso de echar a perder las cosas; no hay obra que se aplace constantemente y que cueste más de lo que debería costar.

Son tan pocas las obras de trascendencia que se ejecutan en la actual administración que se pueden contar con las manos, pero da el caso que incluso las no trascendentes también dan mucho de qué hablar.

El colmo de los colmos ha estado en las obras que durante varios años se han realizado en el centro histórico de la ciudad, mismas que se han llevado a cabo de manera tan desafortunada que en cada tramo, se retrasan tanto que hasta pastel y fiesta de cumpleaños se han hecho.

Pero todo sale peor cuando alguien que ya ha sido gobernador se mete de hacedor de lo que siendo gobernador no hizo. Y ahí lo tienen, Horacio Sánchez Unzueta convertido en Presidente del Fideicomiso para la Rehabilitación del Centro Histórico de San Luis Potosí no da una.

Todas las falla y en todos los casos tiene las excusas más infantiles que se puedan ocurrir, lo cual no deja de ser lamentable pues el priísta fue gobernador. Como maestro de obra no la hace.

Resulta que se les ocurrió hacer obras de rehabilitación en la avenida Carranza, por cierto, la única que no tenía baches en toda la ciudad y pretenden “modernizarla” y “embellecerla” como si no hubiera otras calles que lo necesitasen más.

La “magnífica” y “espléndida” obra debió iniciar en diciembre de 2016 y no sucedió así sino que se arrancó hasta enero, y esa vez dijeron que estaría terminada el 31 de marzo y tampoco fue así. “Encarecidamente” se solicitó a los constructores que hicieran lo posible de terminar antes de Semana Santa, lo cual no dejó de ser algo así como una mala broma.

Las obras de Carranza iniciaron con un retraso de 42 días y es obvio que al día de hoy están lejos de concluirse.

Es tan lamentable el actuar de la burocracia que ni siquiera saben cuando van a terminar “porque como es la primera etapa, todo puede pasar”, de ahí que los vecinos de la zona están sumamente molestos, aunque no todos.

En la imagen, un padre de familia juega a las escondidas con sus hijos. Entre tubos del drenaje, se divierten, tal vez están buscando a Leopoldo y Horacio, cuya eficiencia está más que pérdida.

Ya se están agotando los 40 millones de pesos previstos para la obra, esperemos la sorpresa que nos tengan preparada Leopoldo y Horacio porque ya se gastaron el 70 por ciento y no se ve para cuando acabar.

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