Cabezas reducidas ¿Realidad o ficción?

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Probablemente las recuerdes mejor de un par de películas de Harry Potter, donde estas mini cabezas parlantes tuvieron una participación en la saga mágica de J.K Rowling. Y al ser una película de fantasía, te preguntarás si éstas en verdad existen o son parte de la imaginación y creatividad.

Cabezas pequeñas y ennegrecidas, rostros espantosos y miniaturizados suspendidos en una mueca de cera, cubiertos a su vez por una espesa mata de pelo. Sin duda, llaman la atención…

¿Pero son de verdad o parte de una leyenda urbana?

Los jíbaros.

Si en alguna ocasión realizas un viaje exótico cerca del Altiplano de Ecuador, y muy cerca de las fuentes del Amazonas, te hablarán del pueblo de los Shuar, especialmente de los Jíbaros, nombre que los españoles dieron a esta tribu feroz y temible. Y sí, ellos reducen cabezas.

Cuando un guerrero alcanza la victoria luchando contra su enemigo, no duda en cortarle la cabeza para obtener su trofeo, y no sólo eso… Realizar esta práctica les aseguro que el espíritu del fallecido -llamado muisak- no va a osar volver del mundo de los muertos para vengarse, pues su oscura alma quedará para siempre encerrada en su propia cabeza.

Así que, para lograr “encerrar” el muisak en su cabeza, la reducen mediante un proceso llamado “Tsanta”, que es una recete bastante compleja y extraña, con la que finalmente se obtienen esos rostros diminutos que la cultura popular y el cine nos ha traído.

¿Quieres conocer el proceso? Ahí te va (No apto para estómagos sensibles):

1.- Lo primero es lo primero: cortar la cabeza de su enemigo.

2.- Con un cuchillo bien afilado, realizan un corte en la nuca para después, extraer toda la piel, además del cerebro, los ojos, los huesos y cualquier tejido blando.

3.- Después viene el sumergir la cabeza en agua hirviendo, donde previamente introdujeron jugo de liana y otras hojas especiales de su tierra que provocan la caída del cabello. Lo dejan 20 minutos para evitar que se pudra.

4.- Al sacar la cabeza del agua, el proceso ya tuvo lugar: su tamaño se ha reducido a la mitad. Ahora retirar los restos de carne para evitar el mal olor. Además, lo frotan con aceite de carapa.

5.- De aquí viene el paso más “artesanal”: los Jíbaros cosen los ojos y la boca, introduciendo en su interior arena caliente. Luego la cuelgan sobre el fuego para desecarla, dejando que el humo se introduzca mientras le dan forma con una piedra caliente, provocando que la cabeza vaya redudiéndose cada vez más.

6.- Finalmente, añaden el pelo, siempre negro, igual que la piel, cosiendo toda apertura para evitar que el alma del fallecido no salga jamás para afilar su venganza, y así, la tribu de los Jíbaros descansa tranquila por las noches.

Si te llaman la atención como para decorar alguna parte de tu hogar, existe un comercio espectacular por conseguir estas extrañas “artesanías”. Tanto es así, que muchos coleccionistas occidentales pagan increíbles cantidades de dinero por esto objetos, provocando la creación de un comercio de los llamados “headhuntings”.

¿Te llamaría la atención coleccionar cabezas reducidas?

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