CAJA NEGRA

Los candidatos en su lengua (falsa).

Las campañas de proselitismo dejaron un saldo rojo que se puede medir en kilómetros de tinta gastada y materializada en toneladas de papel que de buen grado han ido a parar a la basura.

De los toneles de labia derramada por los candidatos quedan grabadas algunas genialidades que bien mirado, son una lápida de pesimismo que abona a las dudas razonables que se tienen respecto del intelecto de quienes pidieron en voto.

Van algunos ejemplos de frases o dichos de campaña que en algunos casos, son rotundas agresiones a la inteligencia de los potosinos. Es apenas pura hipocresía, comicidad.

 La primera de todas indiscutiblemente por su rotundidad y falsedad es de Cesar Camacho Quiroz, cuando en la ceremonia de ungimiento de Carreras como candidato a gobernador dijo: “En el PRI queremos que los mexicanos sean felices”.

Mientras el país se incendiaba y era abrazado por la violencia, Enrique Galindo Ceballos dijo en Mexquitic: “Este domingo le dije a mi familia, quiero ir con Juan Manuel porque quiero que sepan los potosinos que él será el próximo gobernador y aquí estaremos con él porque queremos que llegue y que llegue muy bien”.

Con la decrepitud de quien por treinta años ha vivido del presupuesto público, Juan Manuel Carreras dijo a un grupo de burócratas pensionados: “Ojala algún día vean llegar al gobernador a casa de gobernadores en bicicleta”.

“Ya ganamos la campaña ahora solo falta ganar la elección”, había dicho Carreras López desde un mes antes de las elecciones.

“Si gano y llego como gobernador, disminuiré mi salario en cincuenta por ciento”, ofreció Fernando Pérez Espinosa, sabedor de que no ganará ni su casilla.

Carreras, ya fue secretario de Educación y no dejó dicho a donde fueron a parar 400 millones de pesos de las pensiones de maestros, pero en reunión con el (¿ debe decirse noble o corrupto?) magisterio ofreció (con el corazón en la mano) ser el “gobernador de la educación”. Sublime.

 De nuevo el candidato Carreras en toda su sabiduría: “sin educación no existe todo lo demás; sin maestros no hay educación”.

Otra del prolífico candidato Carreras: “la zona media tendrá su propio parque Tangamanga, les doy mi palabra”. Okey, palabra de güero.

Y luego el Calolo contraataca: “vamos a lograr que los potosinos traigan más dinero en la bolsa y nuestra gente dejará de vivir al día”.

El candidato Govea nunca quiso quedarse atrás y ofreció en tono mesiánico: “Seré un gobernador que le tienda la mano a los más desvalidos. Quiero ser el gobernador que rompa las cadenas que impiden el avance de la entidad”.

“Iniciará una nueva era para San Luis Potosí; dijo el inconmensurable Carreras parafraseando el histórico “hoy se empieza a escribir la nueva historia de San Luis Potosí”, ésta, frase acuñada hace seis años y nunca cumplida por Fernando Toranzo. Son iguales hasta en lo que dicen. Juan Antonio Hernández les escribió los discursos.

“Ustedes nos dan el voto y nosotros nos fajamos los pantalones”, delirante e hilarante declaración conjunta de Carreras y el Meme Lozano.

“Que bueno que no me encontró, sino lo hubiera puesto parejo”, mandó decir Ricardo Gallardo en un mitin al periodista Ciro Gómez Leyva, quien a su vez tras buscar una y otra vez una entrevista con el pollo sin lograrla, dijo que será el domingo “cuando los potosinos pongan parejo a otro”.

Ysabel Gómez Galán a Sonia Mendoza: ¿quién de estas dos está aquí con nosotros? Ésta (mostró el poster pothoshop de la panista) o la que está parada junto a nosotros.

 “El dinero no gana elecciones”, afirmó con la mano derecha sobre la biblia y los estatutos del PRI, la candidata a diputada, Beatriz Benavente.

“No me va a temblar la mano y si es necesario revisaremos la actuación de la administración de Mario García”, juró y perjuró desde el tercer lugar en las preferencias electorales el priísta Manuel Lozano.

“Se requiere de un gobernador que se vea, que demuestre que está trabajando, voy a construir un gobierno honesto, transparente y eficaz”, ilustro Carreras como para que todos entiendan que no estaba hablando de él.

Por supuesto, el discurso de los candidatos fue toda una vera de demagogia barata, una retahíla inagotable de frases y dichos a veces incoherentes, a veces incongruentes, a veces monumentales mentiras. Más adelante recordaremos otras.

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