Por Antonio González Vázquez
Ana Karina apenas tenía catorce años de edad. Era menudita, medía un metro treinta centímetros y pesaba 50 kilogramos. Tenía su cabello largo y era muy negro. Sus ojos eran de color café y desapareció el día 24 de noviembre en la colonia Torres Bodet de la capital del estado.
Por la mañana del 25 de noviembre fue localizado un cuerpo incinerado casi en su totalidad en un camino de Valle de la Palma en Soledad de Graciano Sánchez. La madre de Ana Karina ya había denunciado la desaparición. La Alerta Amber se activó una vez que el cuerpo quemado ya había sido localizado e identificado.
Su muerte, representa el número 31 en lo que va del año. 31 mujeres asesinadas en actos canallescos, de una bestialidad absoluta.
El Estado, con todo y Alerta de Género no tiene respuesta ante acciones criminales que van formando un cuadro de impunidad.
Hace apenas unos días, la diputada Josefina Salazar Báez presentó un punto de acuerdo que fue aprobado para existir al Estado, un informe detallado sobre lo que se ha hecho luego de cinco meses en que se hizo la Declaratoria de Alerta de Género.
No haría falta pedir información a las instituciones públicas y ayuntamientos involucrados, la realidad es más que elocuente, los hechos hablan por si mismos: el promedio este año es de tres mujeres asesinadas cada mes.
Ana Karina era apenas una niña y la asesinaron de modo cruel. El mensaje de los agresores de mujeres, es que pueden atacar a una niña o a una anciana, a quien sea, saben que las posibilidades de ser detenidos y sancionados son mínimas.
El lamentable caso de Ana Karina debe alertar a todos los potosinos en el sentido de que las mujeres de todas las edades están en constante riesgo y que frente a ello, ni la autoridad municipal de la capital ni desde Gobierno del Estado, hay estrategia alguna para protegerlas.
El crimen fue brutal. Todas están expuestas, si las autoridades no hacen lo que les toca, entonces corresponde a la sociedad cuidarlas.
Ni una más clamaron las mujeres el sábado en las calles, pero pese al elevado grito, ni Gallardo ni Carreras parecieron escucharlas. Andan más ocupados en el 2018, uno como candidato y el otro, como operador del PRI.
