Por Antonio González Vázquez
Las razones para alcanzar cierto desprecio hacia los diputados locales aumentan en la medida en que se les conoce más y mejor, sobre todo, tratándose de dinero. Tiran el dinero público como potentados porque hasta han de creer que se lo merecen.
Astrolabio presenta hoy un reporte acerca de la comprobación de gastos del presidente de la Directiva del Congreso del Estado, Manuel Barrera Guillén y es algo que indignaría a cualquiera.
Mientras la mayor parte de la población enfrenta una situación económica que obliga a vivir con estrechez y austeridad, los diputados gozan de la vida; gastan en lo que quieren y presentan facturas de lo que quieren. No hay nadie que les diga nada.
Tramposamente sino es que con dolo absoluto, entre las facturas que presentan se encuentran apoyos a algunas causas sociales como un intento de demostrar que son magnánimos.
Pero lo cierto es que no lo son, por el contrario, abusan a más no poder.
Barrera Guillén presentó comprobantes de gastos de los apoyos recibidos en los primeros siete meses de 2016, un monto de 221 mil pesos destinado al Banco de Alimentos.
Esto no tiene nada de malo, por el contrario, sería plausible que el apoyo fuese mayor dadas las necesidades de la institución para apoyar a tantos ciudadanos con hambre; el problema es que es muy probable que los recursos sean institucionales puesto que serían entregados por el Congreso y no por Barrera, quien sospechosamente presenta los datos para comprobar sus gastos.
Ese tipo de apoyos que el Banco de Alimentos solicitó al Congreso del Estado es justificable, lo que llama la atención es que Barrera los utilice para comprobar los apoyos legislativos recibidos.
Pero eso no es lo más grave y penoso, sino el hecho de que con toda seguridad el total de diputados hace lo mismo que Manuel Barrera: es prácticamente un asalto en despoblado del erario público.
Es además de suyo ofensivo, que en siete meses, Barrera Guillén haya gastado 107 mil pesos en combustible y que por encima recibiera más apoyos por ese concepto. Tal vez tiene una flotilla de taxis y no lo ha confesado.
Como escribe el periodista Victoriano Martínez Guzmán en su reportaje, con las facturas que presentó Barrera para justificar el gasto de esos más de 100 mil pesos, equivale a comprar 7 mil 483 litros de gasolina (y eso que dice que es ecologista), lo que le permitiría dar la vuelta al mundo en su auto 2.5 veces.
Es cierto, Barrera es el reflejo del resto de diputados, de ese tamaño es la podredumbre.
La imagen del legislativo se arrastra por el suelo con los escándalos de corrupción y todavía hay que agregarle que se comportan como verdaderos pelafustanes.
Apenas hace unos días la organización Congreso Calificado reprobó por séptima ocasión a los 27 diputados, a algunos no les gustó, se indignaron y hasta sintieron su reputación dañada. Como sea, todos están reprobados.
El trabajo que deberían hacer no lo hacen y por eso los rechaza la sociedad y les abuchean allá a dónde van.
