Caja Negra: Cinco preguntas al gobernador sobre Manuel Barrera

Por Antonio González Vázquez

¿Le conviene al gobernador Carreras tener como aliado político a un miembro de la Ecuación de Corrupción?

¿Le es útil al gobernador Carreras tener como aliado a un diputado que fue señalado de ser parte del engranaje de la mafiosa dupla de legisladores y auditores?

¿Le complace al gobernador Carreras tener como socio político a Manuel Barrera Guillén?

¿En verdad le llena al gobernador Carreras el vínculo político con el dueño de la franquicia del PVEM y cuasi dueño de la Secretaría de Ecología?

¿En verdad, le interesa al gobernador Carreras tener como camarada al diputado más desprestigiado de la actual legislatura?

Ayer, de nueva cuenta, el Frente Ciudadano Anticorrupción puso el dedo en la llaga que aun supura pus de corrupción en el Congreso del Estado. De nuevo, demandaron que Manuel Barrera Guillén se separe voluntariamente del cargo que más que engrandecer, ha venido deshonrando.

Barrera Guillén había sido señalado por Enrique Flores como parte de la Ecuación de Corrupción, según la cual, permitía que los alcaldes limpiaran sus cuentas públicas a cambio de dinero a repartirse entre cuatro diputados y funcionarios de la Auditoría Superior del Estado.

Desde entonces, han sobrado las muestras de rechazo (tanto en la capital como en Ciudad Valles) contra Barrera a quien le han exigido que tenga un mínimo de vergüenza y pida licencia.

Incluso, Barrera se ha escondido o en su caso, ha huido de los reporteros y ha intentado aparecer lo menos posible en público. No obstante, esa estrategia de “bajar la exposición ante los medios” ha sido del todo inútil y el rechazo hacia él crece.

De hecho, las organizaciones que integran el Frente Ciudadano Anticorrupción no lo quieren en la sesión extraordinaria del próximo viernes. Si Barrera Guillén se atreve a ir lo más probable es que lo pase muy mal.

No puede mayor ignominia para un político que por escrito, un grupo de ciudadanos le pida que se vaya y deje el cargo público que ostenta. Pero también es probable que a Barrera Guillén eso le importe tanto un garbanzo, lo cual no puede extrañar a nadie dado que con cinismo catedralicio hace unas semanas dijo que no se va.

Por eso, ante la necedad de alguien que no se va aunque se lo digan reiteradamente en público por ser un mal ejemplo y una mancha negra inamovible, es porque resulta necesaria la intervención del jefe político de Barrera (en este caso no nos referimos a Cándido Ochoa) para que le pida o incluso, le exija, que ya deje de contaminar el ambiente político en el legislativo.

Si el gobernador Carreras tiene en su gabinete a la esposa de Manuel Barrera, luego entonces hay formas para presionar al diputado para que deje la curul antes de convertirse en un problema mayor.

Es una lástima que la clase política a la que pertenece Barrera Guillén en vez de tener piel tenga una armadura de acero y se vuelva tan puntualmente cínico, como lo demuestran los últimos comunicados de prensa distribuidos por el Congreso, en los que se postula en contra de la corrupción e incluso, tiene el descaro de opinar de los problemas de inseguridad que asolan a la entidad.

“Les solicitamos enérgicamente que eviten un agravio más a la ciudadanía no aceptando que Barrera Guillén se presente en el recinto legislativo y lo exhorten a presentar su solicitud de licencia para separarse del cargo, para que deje de denigrar a la institución”, demandó el Frente Ciudadano Anticorrupción.

Va siendo tiempo de que ya haga algo el gobernador y si no, mínimo que medite sobre las cinco preguntas que le deja esta caja negra al inicio del texto.

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