Caja Negra: Derrumbar las redes de corrupción

Por Antonio González Vázquez

Los ciudadanos en lo individual y la sociedad a través de sus organizaciones y colectivos sí pueden hacer algo contra la corrupción y los corruptos. Sí se puede hacer algo y ese algo puede ser mucho, basta con no guardar silencio, basta con alzar la voz y denunciar y luego, poner un hasta aquí tajante.

Tan se puede hacer algo, que sin la intervención de ciudadanos y organismos civiles, el pleno del Congreso seguramente habría aprobado el dictamen de Panavi pese a su tufo de corrupción.

Fueron ciudadanos los primeros que se movilizaron y exhibieron a los personajes que desde el Congreso, el sector privado y el ayuntamiento, se beneficiarían con la modificación de mil 300 a mil 512 millones de pesos del contrato.

Un importante grupo de ciudadanos se movilizó, exigió y protestó lo necesario para exhibir que con Panavi se estaba a las puertas del acto de corrupción más severo contra el erario de la capital.

El caso fue regresado a Comisiones donde se espera, se quede congelado en lo que concluye la legislatura.

Es decir, los ciudadanos y muchas organizaciones desvelaron el negocio que había detrás del tema del alumbrado público y con ello, logró inhibir un evidente acto de corrupción legislativa.

Una vez más, los ciudadanos y organismos del sector privado han salido a expresar su hartazgo ante la inagotable corrupción que mana de las instituciones públicas. Luego del bochornoso video en el que el diputado Enrique Flores recita el ABC de cómo se hace para que, siendo un alcalde corrupto, pase como el mejor del mundo. La ciudadanía ha vuelto a responder.

Desde la publicación de ese video, se han multiplicado los pronunciamientos en contra de los políticos involucrados.

Hoy se da a conocer en medios impresos y electrónicos un desplegado firmado por organismos civiles y muchos ciudadanos que reprueban lo que ha venido sucediendo en San Luis Potosí y exigen a las instituciones la imposición de sanciones ejemplares.

Ya no podemos ser indiferentes frente a lo que ocurre, ya no hay cabida para la pasividad, es tiempo de hacer ver a los servidores públicos que no se pueden burlar de la sociedad sin que se presenten consecuencias.

Hace unas semanas, estuvo en San Luis Potosí Mauricio Merino quien con justeza, dijo que la corrupción es un mal sistémico y cultural porque la gente lo tolera, es decir, hay impunidad, porque la gente lo permite. Hay impunidad en un primer momento porque la clase política no se ajusticia a sí misma, por lo general, se encubren como ha ocurrido en los casos de Panavi y los moches.

Pero decía Merino que es posible romper ese círculo vicioso desde que la sociedad deja de ver la corrupción de los políticos como algo normal, y actúa.

Es lo que en estos momentos sucede en San Luis Potosí: la gente está actuando y eso ya ha puesto a temblar a los políticos.

“Del 100 por ciento de los recursos públicos destinados a los indígenas del país, por la corrupción que se expande por las redes burócratas, a los grupos étnicos solo les llega el 3 por ciento”, dijo en su visita Merino.

Es que la corrupción está en todos lados y en todos los niveles, y resulta más ofensiva cuando se afecta a los más desposeídos.

Eso mismo ocurre en San Luis: un alcalde y sus funcionarios se roban el dinero, no les cuadran las cuentas, van con un grupo de diputados, se mochan con unos millones “dependiendo de la empinada” y éstos, ven a su gente en la Auditoría Superior del Estado y ¡Bingo! todo arreglado.

Eso ya no puede seguir ocurriendo en San Luis, es hora que veamos que sí hay gobernador, ¿o será que no se atreva y siga como hasta hoy, imperturbable e inmóvil?

 

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