Subsecretario de Operación Policíaca de la Secretaría de Seguridad Pública de Tamaulipas, Pablo Castellanos García y actual director de Seguridad Pública del Estado en San Luis Potosí reveló algo que podría cimbrar los anales de la historia del crimen: “las pandillas están bien organizadas”, dijo con laconismo filosofal.
No satisfecho con esa muestra de su genialidad, documentó para quienes creen que la policía no investiga ni estudia, que en San Luis Potosí “hay al menos 280 pandillas”.
Hace apenas unos días, el director de los policías estatales, es decir, el responsable de lo que hacen bien o mal los elementos de azul, dijo en tono de estridentes ocho columnas que en San Luis Potosí hay “súper pandillas”.
Y por cierto, añadió con pleno conocimiento de causa que los pandilleros aunque no andan armados, pues la verdad es que son muy, pero muy peligrosos.
Eso fue lo que dijo; no abundó más, lo que indica que algo de información se venía reservando, tal vez para no atemorizar a la ya de por si temerosa población capitalina por tantos hechos violentos que se han venido presentando.
Pero ya salió el peine como luego dicen por ahí y todo hace indicar que entre las súper bandas más peligrosas por no decir letales, están ni más ni menos que los elementos del jefe Castellanos.
Sexo servidoras del centro histórico de la ciudad se plantaron ante palacio de gobierno y desde la plaza de Armas acusaron a los policías que Castellanos de amenazarlas, extorsionarlas. Para acabar pronto, de cobrarles módicas cantidades para dejarlas trabajar en santa paz.
Es decir, les venden protección y con ello les dan derecho de pido o en otras palabras, el área de trabajo de las sexoservidoras, al parecer la policía es jefe de plaza.
De lo que se acusa a los policías es ni más ni menos de algunos de los delitos de alto impacto que más duelen a la sociedad: la venta de piso y la extorsión.
Quizá el jefe de la policía se debería andar menos con declaraciones sensacionalistas y mejor darse a la tarea de vigilar lo que hacen sus agentes. Que les acuse públicamente, en la plaza y sin temor, es seguramente porque andan ya en plan más que abusivo.
Por cierto, el gobernador Carreras ha dicho que a la sociedad no le gustan los malos servidores públicos y menos los corruptos y que por tanto, a él tampoco le gusta; veamos que va a hacer con el Cártel de Castellanos.